Resumen
La creciente comercialización de la ciencia ha suscitado preocupación por los conflictos de interés de tipo financiero. La evidencia sugiere que tales conflictos amenazan la integridad de la investigación y el bienestar de los participantes en la misma. Tratando de minimizar estos efectos negativos, las agencias federales, las instituciones académicas y las editoriales han desarrollado políticas sobre conflictos de interés. Entre estas políticas, las recomendaciones o exigencias de revelar los conflictos de interés financiero a los posibles participantes en la investigación y a los pacientes se han convertido en algo habitual.
En este artículo sostengo que la revelación de los conflictos de interés a los posibles participantes en la investigación no logra alcanzar los importantes objetivos morales en los que presumiblemente se basan dichas políticas. Esto es así porque la revelación es simplemente un medio equivocado para alcanzar algunos de los objetivos en cuestión o porque, aunque su revelación podría ser un medio apropiado para alcanzar algunos de esos objetivos, la forma como se aplica impide alcanzar el objetivo moral deseable.