Objetivo. Evaluar las características de los ensayos oncológicos que utilizan redactores médicos y si su uso se asocia con el éxito del ensayo o el criterio primario de valoración.
Diseño, entorno y participantes Este estudio transversal incluyó ensayos oncológicos que probaban una intervención dirigida a tumores y que se publicaron en The Lancet, The Lancet Oncology, JAMA, JAMA Oncology, Journal of Clinical Oncology y The New England Journal of Medicine entre el 1 de mayo de 2021 y el 1 de mayo de 2022.
Exposiciones. Artículo publicado con la ayuda de redactores médicos o publicado sin ninguna ayuda.
Medidas y resultados principales.Los resultados principales fueron el porcentaje de estudios que se publicaron con la ayuda de redactores médicos, el porcentaje de éxito de los ensayos que se publicaron con la ayuda de redactores médicos, la asociación entre el éxito del ensayo y el uso de redactores médicos, y la asociación entre el criterio primario de valoración y el uso de redactores médicos.
Resultados. De los 270 estudios, 141 (52,2%) incluyeron un redactor médico y 129 (47,8%) no lo incluyeron. Entre los estudios que utilizaron un redactor médico, 83 (58,9%) fueron exitosos. Entre los estudios que no incluyeron a un redactor médico, 64 (49,6%) tuvieron éxito (p = 0,16 para la diferencia). Los estudios escritos con redactores médicos tuvieron menos probabilidades que los escritos sin redactores médicos de utilizar la supervivencia global como criterio de valoración (15 [10,6%] frente a 17 [13,2%]) y supervivencia libre de enfermedad o libre de eventos (16 [11,3%] frente a 29 [22,5%]), mientras que los estudios con un redactor médico tuvieron más probabilidades de utilizar como criterio de valoración la supervivencia libre de progresión (32 [22,7%] frente a 17 [13,2%]). El uso de un redactor médico se asoció con una presentación favorable de las conclusiones en todos los estudios (113 [80,1%] frente a 89 [69,0%]; odds ratio [OR], 1,81 [IC del 95%, 1,04-3,19]), pero cuando se ajustó por otras variables, no hubo asociación (OR, 1,84 [IC del 95%, 0,92-3,72]).
Conclusiones y relevancia. En este estudio transversal, los ensayos que utilizaron redactores médicos tuvieron más probabilidades de notificar variables de valoración indirectas, como la supervivencia libre de progresión, y conclusiones favorables, pero cuando se ajustaron por fase del ensayo, aleatorización y financiación del estudio, no hubo asociación con las conclusiones favorables. Estos hallazgos sugieren que las revistas deben hacer un mejor escrutinio de los estudios que utilizan redactores médicos y que la autoría se debe reconocer adecuadamente.
Nota de Salud y Fármacos. En este articulo también se dice que, en 2021, el mercado mundial de redactores médicos fue de US$3.600 millones y se prevé que siga aumentando hasta alcanzar los US$8.400 millones en 2030. Las empresas y los investigadores afirman que confían en los redactores médicos para ahorrar tiempo y mejorar la calidad de un manuscrito, con lo que tienen más posibilidades de que se publiquen artículos en comparación con quienes no recurren a un redactor médico. Sin embargo, al recurrir a redactores médicos surgen ciertas cuestiones éticas.
Los redactores médicos externos pueden no ser responsables de los resultados y de las conclusiones de las publicaciones, porque no reúnen los requisitos para ser autores y, cuando figuran como autores, es poco probable que informen sus posibles conflictos de interés, que podrían sesgar los resultados del estudio. Además, como su sustento depende de obtener el financiamiento de las empresas del sector, pueden estar incentivados económicamente para presentar los resultados de una forma favorable a la empresa que les paga, como se ha demostrado en otros ámbitos de la investigación.
El uso de redactores médicos puede generar problemas de autoría. El Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas considera como autor al que ha hecho una contribución sustancial al diseño del estudio; la recopilación de datos, su análisis, interpretación y redacción del manuscrito. Todos los autores aprueban la versión final del artículo y aceptan responsabilidad por todo su contenido.
El término “redactor médico” se puede considerar una evolución del término “escritor fantasma”, ya que el primero sugiere una contribución significativamente menor al manuscrito. Generalmente, cuando se utiliza un redactor médico, se pone una nota a pie de página, pero no se informan los detalles de cómo se elaboró el manuscrito.
En este estudio, los artículos oncológicos escritos por redactores médicos tuvieron más probabilidades de llegar a conclusiones favorables que aquellos que no los utilizaron; aunque tras ajustar por la entidad que había financiado el estudio, desapareció la asociación. Tanto el financiador de la investigación como el redactor del articulo puede introducir sesgos.
Los resultados de este estudio sugieren que se recluta a redactores médicos cuando los criterios de valoración son de menor importancia.