En teoría la OMS es la agencia coordinadora de la salud mundial, y los grandes actores, privados y públicos, revindican la relevancia y el rol central de esta agencia de Naciones Unidas. En la práctica, paradójicamente, los dineros para la salud van en gran parte a otras instituciones y no a la OMS o incluso se crean nuevas instituciones o mecanismos donde se canalizan los nuevos fondos (GAVI, Fondo Mundial, Act-A, CEPI, COVAX, etc.) Estas instituciones o mecanismos son, en la mayoría de los casos, público-privados donde está presente la industria farmacéutica. La Ayuda Oficial para el Desarrollo es importante pero sólo representa el 1% de lo que invierten los países en desarrollo en salud. En qué se gasta para promover la salud global y a dónde va este dinero es el objeto de este documento. Una de las preguntas que debemos hacernos tras la experiencia con COVID-19 es cómo vamos a preservar el interés público global mediante la creación de bienes públicos comunes y la protección de los derechos humanos en las actividades de prevención, preparación y respuesta a las pandemias presentes y futuras.