En Bélgica, el Comité de Reembolso de Medicamentos (CRM-CTG) del Instituto Nacional para la Salud y el Seguro por Discapacidad (Riziv-Inami) decide el nivel de reembolso y el precio de los medicamentos. El comité está formado por un presidente y 22 miembros con derecho a voto que representan a universidades, proveedores de seguros médicos y organizaciones profesionales de médicos y farmacéuticos. Estos miembros, anualmente, deben presentar una declaración de intereses, que debe incluir sus actividades de investigación y consultoría, y sus acciones en empresas farmacéuticas. Antes de cada reunión del comité, los miembros también deben completar una declaración de intereses relevantes para los casos que se van a analizar, que es pública, y de ser necesario, se deben abstener de votar. Los representantes de las farmacéuticas, de los departamentos gubernamentales relevantes y de Riziv-Inami participan en las reuniones, pero no tienen derecho a voto [1].
A diferencia de la Agencia Federal de Medicamentos y Productos para la Salud (la agencia reguladora belga) y el Consejo Superior de la Salud (que asesora a los legisladores belgas y a los profesionales de la salud), el CMR-CTG no publica las declaraciones de conflictos de interés de sus miembros [1]. La revista belga para el consumidor Testachats Santé Testaankoop Gezond utilizó recientemente una solicitud de libertad de información para obtener los informes y las declaraciones de interés del CMR-CTG de 2020. Después comparó esta información con el registro de betransparent.be, la base de datos en la que las farmacéuticas publican cuánto dinero han pagado a médicos, hospitales y organizaciones de pacientes en Bélgica. La publicación descubrió que, a finales de 2022, nueve de los miembros votantes del CMR-CTG no habían presentado su declaración de 2020, y seis habían presentado una declaración incompleta. Cinco miembros habían declarado 46 conflictos de interés para 31 medicamentos diferentes; en cuatro ocasiones, un miembro se había recusado, pero finalmente votó; y tres miembros habían votado 23 veces a pesar de que tenían acciones de la empresa que comercializaba el medicamento en cuestión [1].
Se supone que la junta directiva del CRM-CTG debe analizar el tipo y magnitud de cada conflicto de interés, pero Testachats Santé Testaankoop Gezond descubrió que, en la práctica, Riziv-Inami permite que los miembros decidan si participarán en un debate y si votarán. La publicación también observó que la presencia de los representantes de las farmacéuticas en las reuniones del CRM-CTG resulta “intimidante” [1]. Las autoridades de la salud en Bélgica deben investigar lo que se ha descrito en este artículo, que provoca preocupaciones éticas y cuestiona el uso adecuado de los fondos públicos.
Referencias