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VENTANA ABIERTA

La conducta de la industria vista desde dentro
Núria Homedes y Antonio Ugalde

La carta que uno de los editored del Boletín Fármacos ha recibido ilustra la conducta de la industria farmacéutica. Para salvaguardar la confidencialidad del autor no transcribimos nombres propios ni otros identificadores:

“… Quizás si le "refresco" un poco sobre nuestro corto intercambio al final de una de sus charlas en dicha reunión, usted recuerde quien soy yo. Yo me le acerqué y le comenté algunas cosas sobre la charla que usted dio, en el sentido de expresarle cuánto concordaba con lo expuesto por usted (sobre todo en sus acertadas críticas a la industria farmacéutica) así como algo sobre mi inconformidad y, por qué no decirlo, la vergüenza que me embargaba en esa reunión al saber que yo, en aquel preciso momento, era parte, o ‘cómplice’, de esos esquemas corporativos que ustedes abierta y magistralmente desenmascaran en su trabajo profesional diario. Le comenté mi descontento con las prácticas antiéticas, y a-morales en las que incurría [nombre de la empresa]… la compañía para la que yo trabajaba, y hasta le mencioné mi deseo de renunciar al puesto que tenía.

Usted me dijo, a manera de consejo, que no renunciara, que continuara y diera la lucha ‘desde adentro’ y que tratara de servir como un agente que ‘equilibrara’, al menos con mi trabajo honesto y correcto, esas prácticas engañosas y fraudulentas en las que, contra mi voluntad me veía (aunque tangencialmente, debo decirlo) involucrado. Incluso, usted me expresó su interés de conversar conmigo, a manera de "entrevista" para conocer un poco más en detalle las razones de mi descontento y algo sobre esas prácticas corporativas engañosas de las que yo me quejaba. Traté de seguir su consejo y casi cumplí un año más en la empresa, pero llegué a un punto en el que era muy evidente que por más que yo tratara de contrarrestar algunas prácticas abiertamente deshonestas, la gente de Mercadeo y Ventas (Unidades de Negocio) siempre se salían con la suya. Prácticamente no encontré “resonancia” en ningún otro colega de ciencias de la salud (y conste, que en esta empresa hay bastantes médicos y farmacéuticos trabajando en distintos puestos). Todos están muy “identificados” con lo que hacen y, sobre todo, con los beneficios personales-individuales que reciben por hacer sus trabajos y “no hacer olas” (como dirían los mexicanos).

Debo admitir que, ingenuamente, cuando yo acepté ese puesto lo hice porque creí que en [nombre de la división]…no iba a tener que verme inmiscuido en actividades de ventas y mercadeo. Craso error de juicio; no me imaginé que iba a caer, precisamente, en [la división]… que es la que se encarga de los estudios Fase IV. Claro, esto no lo supe hasta que estaba dentro de la corporación.
Estos ‘estudios’, como usted bien sabe, simple y sencillamente no tienen razón de ser, y como no son muchos, se me recargó la función de… [nombra otra actividad] la cual, por supuesto, era a su vez una charada burda y ficticia… Ambas funciones no pasan de ser, según la óptica de los altos ejecutivos de esa empresa, actividades de apoyo para las funciones de marketing…”

A continuación nos describe la forma en que la empresa convence a los especialistas para prescribir medicamentos para un tratamiento para el cual no han sido aprobados. Sencillamente, se le paga al especialista una cantidad al mes que depende del país y la importancia del médico, es decir, de la capacidad que tiene por su prestigio, lo que en inglés se llama ‘key opinion leaders’ (KOLs), de influir en otros especialistas.

La carta que hemos recibido continúa: “El gancho mediante el cual se le ofrece el pago al médico, para que no le vea abiertamente como un simple ‘push money’, es el llenado de un documento (supuestamente un sistema de recolección de datos que será utilizado con fines de análisis sobre la seguridad de los medicamentos y la incidencia de eventos adversos producidos por los productos de la compañía). Por llenar ese corto formulario, con datos escuetos e irrelevantes, se le dice al médico que se la pagará una suma de acuerdo con el ‘valioso tiempo’ que destinó o invirtió (buena palabra) para el llenado del mismo. La mayoría de las veces, no son siquiera los propios médicos quienes llenan los formularios, sino que ellos delegan esta tarea en una asistente, su secretaria, o incluso en los mismos representantes de ventas (visitadores médicos) de la propia compañía.”

“Un especialista puede, reclutando pacientes y llenando estos formularios, incrementar sus ingresos al mes hasta en 2.000 dólares lo cual es nuestros países, y dado el particular nivel de codicia de nuestros médicos, ya les ‘suena bonito’ como para ‘matricularse’ en el programa… Si a esto le aunamos que todos los años, estos mismos líderes de opinión’ son llevados, vía first class, con todo pago y en hoteles 5 estrellas para que asistan a los congresos mundiales y/o regionales mas importantes de [su] especialidad, y que muchos de ellos mismos son speakers consuetudinarios que la compañía utiliza para llevarlos… o para dar las capacitaciones a su fuerza de ventas, es fácil comprender porqué estos médicos favorecen con sus preferencias de prescripción a esta compañía. Lo que no es fácil conocer es cuánto dinero terminan recibiendo estos médicos…a quienes incluso los propios ejecutivos de esta compañía tienen ya clasificados y denominados como “médicos Pro-[nombre de la compañía]”

“Bueno esto es sólo un ejemplo de las prácticas… Creo que nada de esto es nuevo para usted, pero para mí fue muy diferente (y hasta iluminador) haber visto esto ‘desde dentro’. Yo conocía que este tipo de prácticas se daban en otros países; incluso había leído sobre prácticas idénticas, precisamente en esta misma compañía… pero en los Estados Unidos… en los años 80s… y cómo [nombre de la compañía] se había visto en problemas porque esto fue interpretado por las autoridades sanitarias como una forma de ‘bribing the doctors’ (así fue reportado, porque eso es lo que en realidad son, sobornos, dejémonos de eufemismos). Veinte años después me di cuenta ‘en carne propia’ cómo [estas prácticas] no habían sido, por supuesto, ‘invención criolla’ de mis compañeros de marketing, sino que simplemente estaban siendo revividas o resucitadas… como programas o iniciativas nuevas, con otros nombres, y no solo con [nombre de medicamento] sino con casi todos los productos!!!!…”

La carta termina expresando la liberación que ha sentido después de presentar su renuncia con la cita de un ex-Director Médico de Squibb&Sons, cuando este laboratorio todavía existía: “Hoy, por lo menos, puedo verme la cara al espejo y afeitarme con tranquilidad sin sentir vergüenza por el trabajo que hacía día tras día.”

Efectivamente, estas y otras prácticas no éticas las hemos reportado consistentemente en el Boletín Fármacos en Estados Unidos, en la Unión Europea y en otros países. En dos ocasiones el Boletín Fármacos ha sido amenazado por los abogados de dos compañías simplemente por reportar información que estaba publicada en otras fuentes públicas confiables. Mientras en otros países se empieza a tomar medidas para controlar los abusos de la industria farmacéutica y por presiones del Congreso de EE.UU. las empresas farmacéuticas han empezado a publicar todos los regalos y pagos que hacen a los médicos.

¿Podrían los gobiernos progresistas latinoamericanos seguir este ejemplo? ¿Debiera el Programa de Bioética de la Organización Panamericana de Salud o la misma OPS tomar el liderazgo para reducir los abusos? ¿Cómo pueden justificar sus esfuerzos los programas de Atención Farmacéutica– que se están promoviendo en la región—con el objeto de incrementar la adherencia a las recomendaciones médicas, si las recomendaciones –conscientemente o sin saberlo– se hacen cada vez más teniendo en cuenta los beneficios de la industria farmacéutica y no la salud del paciente? ¿Las Asociaciones y Colegios Médicos desconocen esta realidad o por el contrario la conocen pero prefieren no actuar porque los ‘líderes de opinión’ son los que ocupan cargos directivos?

Dejamos a nuestros lectores pensando en estas preguntas y en otras que hayan podido formular después de leer esta Ventana Abierta.

modificado el 28 de noviembre de 2013