ÉTICA Y DERECHO
Conflictos de Intereses
¿Sociedades científicas o sociedades anónimas?
José Luis de la Serna
El Mundo (Madrid), 25 de octubre de 2013
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/10/24/codigosalud/1382617536.html
La Revista Médica, un mensual dirigido a los profesionales sanitarios, en su último número publica un artículo interesante que lleva un título bastante provocador: Sociedades Científicas, S.A. En él se pone en evidencia la existencia de un número importante de sociedades médicas con lazos comerciales no sólo con la industria farmacéutica (algo que ha venido ocurriendo a lo largo de décadas) si no con otro tipo de compañías, la mayoría de ellas del sector de la alimentación.
A las sociedades científicas les pasa como a otras muchas organizaciones que no pueden tener una actividad importante si su financiación proviene únicamente de la cuota que pagan sus afiliados. Incluso las más numerosas y, por tanto, las que más dinero recaudan de sus socios, necesitan recursos externos para afrontar los gastos que tienen muchos de sus proyectos.
Desde hace algunos años, las sociedades médicas se han profesionalizado tanto que entre sus altos directivos se encuentran ejecutivos expertos en gestión, en marketing y en ventas. Son profesionales encargados de sanear las cifras y tratar de tener a fin de año una cuenta de resultados en negro, lo más abultada que se pueda.
También desde hace tiempo a estas sociedades se acercan sectores empresariales que casi nunca han estado vinculados al área de salud. Proliferan en revistas y webs las fotos de directivos de un sector y de otro firmando acuerdos en los que comparten sus logos y alianzas.
Ahora lo frecuente es que, independientemente de los cursos para profesionales avalados por una sociedad médica que patrocina un laboratorio farmacéutico, algunos médicos estén cerca de galletas, yogures, margarinas, leches, bebidas azucaradas, frutos secos, carnes magras, grandes superficies y hasta compañías petrolíferas.
De acuerdo con la información que publica Revista Médica hubo una sociedad que ingresó €1.587.000 en 2011 en concepto de prestación de servicios en forma de patrocinios de congresos y otras subvenciones.
El problema que tienen las sociedades médicas, también extrapolable al que suele tener cualquier institución relacionada con salud y sanidad, es que son mucho más vulnerables ante la opinión pública que la mayoría de las otras industrias. La salud es un bien tan preciado, y tan caro el tratar de recuperarla cuando se ha perdido, que cualquier cosa en la que se atisbe un posible conflicto de interés entre sectores involucrados en aliviar el dolor y la enfermedad de los pacientes se magnifica mucho.
La polémica sobre los conflictos que puedan ocurrir en el mundo biomédico no es algo limitado únicamente a España. Está presente en casi todo el mundo.
Independientemente de escándalos mayúsculos como los que han existido en China con algunas farmacéuticas como GSK, en el Reino Unido también se está cuestionando si una sociedad médica tiene, por ejemplo, que avalar el papel de los estanoles añadidos a productos alimenticios para combatir un colesterol alto.
Es cierto que para sacar adelante estructuras complejas y proyectos con algo de calado hacen falta recursos, que en el caso de las sociedades médicas se quedan en poca cosa si se depende únicamente de cuotas de afiliados. Se entiende por lo tanto que estas instituciones traten de conseguir financiación externa que sufrague los costes elevados que deben soportar.
Lo que se entiende mal es que algunas se hayan aproximado tanto al mundo comercial que empiecen a aparecer entre sus afiliados voces que piden cierto distanciamiento con las marcas comerciales que se anuncian un día sí y otro también en la televisión.
El titular de Revista Médica -‘Sociedades Científicas, S.A’-, siendo un buen titular, es preocupante para aquellos que creen que cuando se habla de salud y medicina cualquier cosa que roce un posible conflicto de interés debe evitarse siempre.