PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN
Prescripción
Los fármacos utilizados en el deterioro cognitivo leve no son eficaces y tienen riesgos
Rincón de Sisifo, 25 de septiembre de 2013
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Este blog es sobre el artículo de Tricco AC et al. Efficacy and safety of cognitive enhancers for patients with mild cognitive impairment: a systematic review and meta-analysis CMAJ November 5, 2013 185:1393-1401doi:10.1503/cmaj.130451
Debido al envejecimiento progresivo de la población, es habitual que los médicos de familia vean en sus consultas pacientes que experimentan síntomas de un deterioro cognitivo precoz (desorientación, pérdida de memoria…) sin que exista una limitación importante en las actividades cotidianas. Muchos de estos pacientes son derivados a distintos especialistas hospitalarios (neurólogos, psiquiatras, internistas…) quienes disponen de un variado arsenal terapéutico con el que intentan evitar que esta patología evolucione, desde un estado leve a una demencia, lo cual ocurre entre un 11-33% de los pacientes a los 2 años del diagnóstico. En dicho arsenal destacan los fármacos anticolinesterásicos (donepezilo, galantamina, rivastigmina) cuya seguridad y eficacia ha sido escudriñada en varias ocasiones por la Cochrane, como grupo o de forma aislada (ver revisiones de donepezilo, rivastigmina y galantamina) no habiendo mucha información sobre memantina.
En este contexto, se ha publicado un estudio en el Canadian Medical Association Journal cuyo objetivo ha sido evaluar la seguridad y eficacia de los potenciadores cognitivos en el tratamiento del deterioro cognitivo leve. ¿Habrá revolucionado este estudio las recomendaciones actuales o todo seguirá igual? Pasa y averígualo con nosotros…
Metodología: revisión sistemática de estudios experimentales realizados con donepezilo, rivastigmina, galantamina o memantina vs placebo, otros potenciadores cognitivos o cuidados, en pacientes con un deterioro cognitivo leve que incluyeron resultados sobre función cognitiva, funcionalidad, comportamiento, estado general y mortalidad o riesgos asociados al tratamiento. Se describen la estrategia de búsqueda, los criterios de exclusión, la extracción de datos, la evaluación de la calidad de los estudios incluidos y sus características principales.
Resultados: se incluyeron 10 artículos de los cuales siete eran publicaciones primarias y tres informes internos de laboratorios sobre ocho estudios. Todos los estudios fueron ensayos clínicos aleatorizados realizados entre 1999 y 2007 en los que se comparó el fármaco en cuestión (cuatro con donepezilo, uno con rivastigmina, dos con galantamina y uno con memantina) vs placebo. No se encontraron efectos significativos sobre la función cognitiva ni la funcionalidad de los pacientes, medidas con la Mini-Mental State Examination, la escala para evaluar la enfermedad de Alzheimer y la variación del inventario de actividades cotidianas del Estudio Cooperativo de la Enfermedad de Alzheimer. El uso de estos fármacos se asoció a un incremento del riesgo de sufrir náuseas, diarreas y vómitos. Los resultados completos están en la figura 2.
Conclusión de los autores: en pacientes con un deterioro cognitivo leve, los fármacos investigados no mejoraron las funciones cognitivas y su uso se asoció con un mayor riesgo de sufrir reacciones adversas gastrointestinales. Nuestros resultados no respaldan el uso de fármacos para mejorar las funciones cognitivas en este tipo de pacientes.
Fuente de financiación: Drug Safety and Effectiveness Network y Canadian Institutes of Health Research.
Comentario: como muchos sabéis, en España los fármacos anticolinesterásicos y la memantina están calificados como de diagnóstico hospitalario y su única indicación autorizada es el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer en estado leve a moderado (anticolinesterásicos) o moderado a grave (memantina). Es decir, haciendo una lectura negativa, no deberían utilizarse en el tratamiento del deterioro cognitivo leve (ninguno) ni en Alzheimer grave (excepto memantina) ya que no han demostrado ser eficaces y, por el contrario, pueden desencadenar reacciones adversas graves. Estas recomendaciones vienen avaladas por guías de práctica clínica de demencia como la del NICE, cuyo contenido nos da una idea de la complejidad que tiene el abordaje de pacientes que presentan síntomas cognitivos y no cognitivos susceptibles de ser tratados con o sin fármacos.
Si los fármacos al uso no son recomendables ¿qué opciones existen ante el paciente que presenta los primeros síntomas de demencia, cuya familia quiere una solución tan eficaz como rápida? La respuesta a esta cuestión no es fácil. Pero, como podemos leer en esta magnífica web (http://www.patient.co.uk/doctor/mild-cognitive-impairment) dirigida a pacientes, hay un abordaje posible más allá de una farmacoterapia ineficaz, cuya principal fortaleza -y debilidad- es que necesita la dedicación y apoyo de familiares y cuidadores.
Allí donde no llegan los medicamentos, llegan el cariño y los cuidados de quienes conviven con personas que sufren un deterioro cognitivo evidente. Los demás podemos prevenir dicho deterioro con unos hábitos de vida saludables y manteniéndonos activos intelectualmente. Actividades como ordenar nuestros pensamientos, hacer cuentas de cabeza o ejercitar la memoria, pueden ser útiles para ello. Demasiado quizás, embebidos como estamos por una Sociedad -la de la información- que favorece el pensamiento superficial y la memoria de pez…