El acceso a medicamentos asequibles es una de las máximas prioridades de política de EE UU y cuenta con un auténtico apoyo bipartidista, aunque parece ser un objetivo cada vez más inalcanzable, en parte, debido a políticas gubernamentales contrapuestas. Aunque en el plan de la Administración para bajar el precio de los medicamentos y reducir los gastos por cuenta propia se destaca la importancia de la competencia a fin de garantizar una bajada en el precio de los medicamentos, la política comercial estadounidense en general, y el informe Especial 301 anual en particular, hacen exactamente lo contrario: ampliar y alargar los monopolios concedidos a las empresas farmacéuticas, de este modo se retrasa o impide el lanzamiento de medicamentos genéricos y biosimilares y, con ello, la oportunidad de bajar el precio de los medicamentos. La industria farmacéutica ha cambiado mucho en los últimos 30 años, por ejemplo, al desarrollar complejos medicamentos biotecnológicos que, pese a ser fundamentales para el tratamiento de enfermedades como el cáncer, están fuera del alcance de numerosos pacientes. Aunque algunas partes del Gobierno están tratando de aumentar el acceso a los medicamentos a través de la competencia que ofrecen los medicamentos genéricos y biosimilares, sus esfuerzos están siendo socavados por una política comercial que se definió hace 30 años. Es el momento de adaptar la política comercial de los EE.UU. a la realidad de 2020 y dejar de actuar como si aún fuera 1989.