Políticas
Análisis de la reunión del Consejo de los ADPIC del 30 de julio de 2020
La pandemia por coronavirus está proyectando, lenta pero firmemente, a la Organización Mundial del Comercio (OMC) como una plataforma importante que podría propiciar esfuerzos multilaterales y sistemáticos para garantizar un mejor acceso a los productos para la salud. Esto se podría lograr a través de deliberaciones más formales entre sus miembros para encontrar formas de neutralizar las barreras de propiedad intelectual, no solo en lo que se refiere a las patentes sino también a otros tipos de restricciones que han afectado el acceso a los métodos diagnósticos y otras tecnologías para la salud. Esta pandemia ya ha puesto de manifiesto la incapacidad de proporcionar rápidamente productos médicos y pruebas diagnósticos esenciales, porque la capacidad de fabricación doméstica suele ser inadecuada y se depende de las cadenas de valor globales.
Durante una reunión reciente del Consejo de los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) de la OMC (30 de julio de 2020) hubo debates amplios sobre las barreras que enfrentan los países para responder a la pandemia. En dicha reunión también se analizaron algunos interrogantes relacionados con las flexibilidades disponibles en el comercio internacional y en las leyes nacionales para mejorar el acceso a los productos para la salud. Específicamente, la base para estos debates fue una importante propuesta presentada por Sudáfrica.
Este artículo analiza si las discusiones que se dieron en la OMC, incluyendo en el Consejo de los ADPIC, pueden contribuir a orientar las respuestas de los países al importante y urgente tema del acceso a los productos para la salud, en el contexto de la pandemia de COVID-19 que sigue acelerándose.
Los expertos creen que la OMC es la única organización que cuenta con una estructura capaz de asegurar la protección de los derechos de todos los actores interesados, incluso cuando “reconoce la legitimidad de las acciones gubernamentales para lograr el equilibrio que se requiere entre los bienes públicos y privados”. (Ver abajo: Preguntas y respuestas con el delegado de Sudáfrica, Mustaqeem De Gama, sobre una propuesta importante que se discutió en la reunión que, esencialmente, amplía el panorama para entender las diversas barreras que impiden abordar la pandemia de manera efectiva).
Temas discutidos en la reunión del Consejo de los ADPIC
En esta reunión, los países discutieron el importante papel que juega la OMC, y específicamente el Consejo de los ADPIC, en el combate a la pandemia de COVID-19.
En la reunión, según una fuente oficial, los miembros de la OMC discutieron el “mérito del sistema multilateral de propiedad intelectual (PI) para incentivar la innovación en investigación y tecnologías para la salud, y para mejorar la respuesta de la comunidad mundial al COVID-19”.
Parece que los países estaban algo divididos respecto a los éxitos y las limitaciones del sistema de propiedad intelectual imperante para superar la pandemia.
Algunos miembros de la OMC (los países en desarrollo y los menos adelantados) destacaron el desafío que el COVID-19 había representado para el acceso a los medicamentos, vacunas y las tecnologías asociadas. Pidieron que al aplicar los ADPIC se tuviera en cuenta el derecho a proteger la salud pública y a promover el acceso a los medicamentos para todos. Según un testigo, estas delegaciones dijeron que el Consejo de los ADPIC debe garantizar que las vacunas y las nuevas tecnologías médicas sean accesibles y estén disponibles en los países, independientemente del nivel de desarrollo económico, y que los derechos de propiedad intelectual (DPI) no sean una barrera.
Estos países creen que la crisis del COVID-19 permite el uso de las flexibilidades de los ADPIC incluidas en la declaración de Doha sobre los ADPIC y la salud pública (https://www.wto.org/spanish/thewto_s/minist_s/min01_s/mindecl_trips_s.htm), y solicitan la eliminación de las complejidades del Acuerdo sobre los ADPIC para mejorar la efectividad de la respuesta y garantizar beneficios a los miembros sin capacidad para fabricar medicamentos.
Según un testigo, durante la reunión del Consejo de los ADPIC, “Varios países en desarrollo se unieron a Sudáfrica y explicaron los desafíos legales, técnicos e institucionales que enfrentan cuando quieren utilizar las flexibilidades de los ADPIC, y la falta de capacidad de fabricación doméstica, que los obliga a depender de las importaciones para satisfacer sus necesidades médicas, especialmente en tiempos de crisis”. Se señaló que, en muchos países, los productos clave, incluyendo el equipo de protección, como las máscaras, protectores faciales y desinfectantes para las manos, siguen siendo críticamente escasos.
Una persona que estuvo presente en la reunión dijo que los países miembros más avanzados han dicho que el sistema de propiedad intelectual ha demostrado su utilidad para impulsar la ciencia y la cooperación internacional contra la pandemia, y también para promover e incentivar la innovación y la investigación en tecnologías médicas. Los países desarrollados opinan que la producción de medicamentos y tratamientos COVID-19 de alta calidad ha sido posible gracias a un sistema que promueve la colaboración y el intercambio voluntario de conocimientos y la concesión de licencias, a la vez que garantiza que se respeten los derechos de propiedad intelectual (DPI).
Se entiende que los países desarrollados instaron a otros miembros a “actuar con cautela y a ser cuidadosos en las deliberaciones sobre las cuestiones relacionadas con la concesión de licencias obligatorias, ya que tienen implicaciones importantes que podrían afectar negativamente la inversión, la investigación y el desarrollo de tratamientos futuros y restringir la inversión en nuevos mercados, incluyendo la inversión en nuevas instalaciones de fabricación”, dijo una fuente a Geneva Health Files.
Uno de los miembros (https://www.keionline.org/33593) señaló que la propiedad intelectual no era una barrera para acceder a las tecnologías COVID-19. Sudáfrica citó el ejemplo de Gilead, que ha celebrado nueve acuerdos de licencia con fabricantes de genéricos de tres países para suministrar Remdesivir a 127 países. “Estas licencias exclusivas limitadas y no transparentes parecen ser un intento de contener la competencia creando un oligopolio. Se excluyó a los fabricantes de genéricos que pueden contribuir a ampliar el suministro global. La falta de transparencia y rendición de cuentas en estos tiempos difíciles que estamos atravesando es extremadamente preocupante y peligrosa. Es un indicador de los desafíos de acceso y propiedad intelectual que tenemos por delante, que los miembros de la OMC deben abordar de manera eficaz y rápida”, dijo Sudáfrica.
Si bien los miembros coincidieron en la relevancia del Consejo de los ADPIC, como foro multilateral para intercambiar información y coordinar estrategias en torno a la pandemia, no se pusieron de acuerdo en incluir el tema de la respuesta al COVID-19 como un tema permanente en la agenda de futuras reuniones del Consejo de los ADPIC. Algunos miembros expresaron su preferencia por incluirlo “ad-hoc”, según fuera evolucionando la situación, dijeron las fuentes a Geneva Health Files. (Los miembros también discutieron las medidas de propiedad intelectual implementadas como resultado de la pandemia. Vea una publicación anterior sobre el tema en este enlace [en inglés] https://genevahealthfiles.wordpress.com/2020/06/24/wto-covid19-measures-regarding-trade-related-intellectual-property-rights).
En la reunión también se discutió una nueva propuesta liderada por los países en desarrollo para diseñar una nueva plantilla para la presentación de los informes anuales sobre la transferencia de tecnología a sus países, según el párrafo 2 del artículo 66 del Acuerdo sobre los ADPIC ( https://www.wto.org/spanish/tratop_s/trips_s/t_agm0_s.htm). El artículo establece: “Los países desarrollados que son miembros ofrecerán a las empresas e instituciones de su territorio incentivos destinados a fomentar y propiciar la transferencia de tecnología a los países menos adelantados que son miembros, con el fin de que éstos puedan establecer una base tecnológica sólida y viable”.
Además, Sudáfrica pidió que se hiciera un esfuerzo “para revitalizar el Programa de Trabajo de 1998 sobre Comercio Electrónico (https://www.wto.org/english/thewto_e/minist_e/mc11_e/briefing_notes_e/bfecom_e.htm)” en consonancia con la Decisión del Consejo General de diciembre de 2019. Sugirió que este debería ser un tema permanente en la agenda del Consejo de los ADPIC.
La propuesta Sudáfrica: propiedad intelectual e interés público
En la reunión se debatió un documento titulado “Propiedad intelectual y el interés público: más allá del acceso a medicamentos y tecnologías médicas y hacia un enfoque más holístico a las flexibilidades de los ADPIC” (https://www.keionline.org/wp-content/uploads/W666.pdf), presentado por Sudáfrica.
En su propuesta, Sudáfrica esencialmente intentó que se trabajara en que fuera más claro entender las barreras que hay para poder enfrentarse de una forma eficaz con la pandemia.
“El uso de las flexibilidades de los ADPIC para abordar un problema de salud pública generalmente se considera un asunto relacionado con las patentes. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 requiere un enfoque más integral a las flexibilidades de los ADPIC, e incluye otros tipos de derechos de propiedad intelectual (PI), como los derechos de autor, los diseños industriales y los secretos comerciales. El uso de las flexibilidades de los ADPIC en otras áreas de propiedad intelectual, más allá de las patentes, se entiende menos a nivel nacional. De hecho, en otros campos de la propiedad intelectual, es posible que las leyes nacionales de propiedad intelectual ni siquiera ofrezcan la flexibilidad suficiente para abordar los problemas de acceso. Hay varios derechos de propiedad intelectual que son relevantes en la lucha contra COVID-19”: Propuesta de Sudáfrica al Consejo de los ADPIC, OMC
Dadas las dificultades para encontrar rápidamente una vacuna para enfrentar la pandemia (https://www.gavi.org/vaccineswork/could-covid-19-ever-be-eradicated), la propuesta enfatiza la necesidad de utilizar otras estrategias “no médicas” para combatirla. “En ausencia de profilaxis a través de una vacuna y de tratamientos efectivos, las medidas no médicas se han convertido en una prioridad importante para hacer frente a los devastadores impactos de COVID-19”.
“Otros bienes y servicios que se necesitan para enfrentar la epidemia incluyen los equipos de protección como mascarillas, protectores faciales y desinfectantes para las manos. Hay niveles críticos de escasez de estos equipos y materiales en muchos países del mundo. Muchos miembros de la OMC carecen de capacidad doméstica para su fabricación y para satisfacer sus necesidades médicas dependen de las importaciones”, señaló la propuesta. (Lea más sobre la situación del comercio de productos médicos en una publicación reciente en inglés https://genevahealthfiles.wordpress.com/2020/08/01/trade-in-the-time-of-the-pandemic/)
En su propuesta, Sudáfrica también destaca los límites del artículo 31bis, una disposición del Acuerdo sobre los ADPIC (que es resultado de una enmienda). Si bien la disposición permite que los países utilicen una licencia obligatoria para exportar – una de las flexibilidades del Acuerdo sobre los ADPIC – Sudáfrica señala que “la implementación a nivel nacional de ese mecanismo es muy limitada y podría no lograr los objetivos previstos”. Además, al usar las flexibilidades de los ADPIC, muchos países miembros en vías de desarrollo pueden enfrentar desafíos legales, técnicos e institucionales, especialmente los países que nunca han utilizado flexibilidades como las licencias obligatorias, según dice la propuesta. (Este mecanismo, en principio, pretendía facilitar que los países más pobres sin capacidad para producir medicamentos pudieran importar genéricos más baratos fabricados bajo licencias obligatorias. Fue el resultado de una decisión [30 de agosto de 2003 https://www.wto.org/english/news_e/pres03_e/pr350_e.htm] que luego se tradujo en una enmienda [https://www.wto.org/english/docs_e/legal_e/31bis_trips_01_e.htm] al Acuerdo sobre los ADPIC en el Artículo 31bis. El mecanismo eliminó la condición que figuraba en el Artículo 31 (f) de que una licencia obligatoria debe ser predominantemente para el suministro del mercado interno.)
En la propuesta, Sudáfrica cita algunos ejemplos de las crisis actuales que muestran cómo las barreras comerciales están afectando el acceso a productos de salud cruciales para combatir la pandemia.
La propuesta advierte: “Si bien estos enfoques ayudan en el esfuerzo por contener la propagación del virus, pueden plantear problemas por el derecho a la privacidad y las libertades personales. También pueden surgir preocupaciones de seguridad nacional en el contexto del artículo 73 del Acuerdo sobre los ADPIC”.
La propuesta concluye: “Este caso demuestra claramente la relación entre la propiedad intelectual y las nuevas tecnologías, como la impresión 3D, y podría requerir una mejor compresión sobre cómo se puede lograr un equilibrio entre los titulares de derechos y terceros. Para el acceso a los medicamentos se han logrado acercamientos más colaborativos a través de mecanismos de la creación de bancos de patentes, esto también es cierto para acuerdos de propiedad intelectual más genéricos que cubren una amplia gama de equipos, software, redes y aplicaciones de dispositivos útiles en atención médica, contención, rastreo, diagnóstico, respuesta a emergencias y distanciamiento social. No obstante, esos enfoques son limitados y cuando no se puedan obtener promesas o licencias voluntarias en términos comercialmente razonables” podrían requerir la intervención de las autoridades nacionales para garantizar el acceso a dichas tecnologías.
“Los secretos comerciales abarcan grandes cantidades de información necesaria para descubrir, probar, crear y fabricar pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas. Los posibles secretos comerciales incluyen procesos de fabricación, datos de pruebas, fórmulas médicas y más. En el caso de las vacunas y otros productos biológicos, las líneas celulares, la información genómica y otro material biológico también se pueden considerar secretos comerciales. Los datos sobre la eficacia de los medicamentos y las vacunas son secretos comerciales. Incluso la llamada información negativa (información de resultados negativos) puede ser un secreto comercial”.
La propuesta señala que “el párrafo 2 del artículo 39 del Acuerdo sobre los ADPIC exige que los Miembros protejan la información no divulgada que es secreta, la que tiene valor comercial y ha sido sujeto de medidas razonables para guardarlas bajo secreto. Tanto las licencias voluntarias como las obligatorias, aunque son frecuentes en otras formas de propiedad intelectual, son inusuales cuando se trata de secretos comerciales”.
Por último, Sudáfrica sugirió una serie de preguntas para orientar los debates de la reunión, entre ellas:
¿En qué medida las flexibilidades de los ADPIC en áreas ajenas a la protección por patentes se entienden adecuadamente? Si este es el caso ¿cómo están los Estados implementado esos conceptos en sus leyes nacionales y regionales?
¿Cuáles son las posibles dificultades que los Miembros pueden enfrentar al abordar un panorama tecnológico cambiante, en donde los derechos de propiedad intelectual ya incorporados como derechos privados al mismo tiempo que está reconocido el interés público en el Acuerdo sobre los ADPIC?
¿Cuáles son los beneficios y las limitaciones de iniciativas como las licencias voluntarias y los compromisos de acceso a la tecnología que tanto se necesitan para hacer frente a la pandemia de COVID-19?
¿Hay circunstancias en que los secretos comerciales se podrían compartir de manera más amplia? Si es así ¿cuáles son esas circunstancias? ¿Caen dentro de esta categoría las pandemias de salud nacional o internacional?
Sobre el banco de acceso a la tecnología COVID-19 de la OMS
Sudáfrica, si bien destaca la reciente iniciativa de la OMS, el Banco de Acceso a la Tecnología COVID-19 (https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/global-research-on-novel-coronavirus-2019-ncov/covid-19-technology-access-pool), una plataforma para permitir el intercambio voluntario de información sobre productos de salud, opina que esto será insuficiente para abordar las necesidades de la actual pandemia.
Sudáfrica, en una declaración durante la reunión (https://www.keionline.org/33593) dijo: “Desde el brote de COVID-19, han surgido varias iniciativas voluntarias, incluyendo promesas y licencias voluntarias. Algunas de ellas son encomiables, pero son iniciativas ad hoc, simplemente inadecuadas para abordar de manera sistemática y completa las barreras de propiedad intelectual. Los titulares de la propiedad intelectual de las tecnologías esenciales podrían decidir no participar en tales iniciativas”.
La OMS ha pedido a los titulares de la propiedad intelectual (https://www.who.int/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/global-research-on-novel-coronavirus-2019-ncov/covid-19-technology-access-pool/solidarity-call-to-action) que otorguen voluntariamente las licencias de tales derechos a una “base no exclusiva y global, al Banco de Patentes de Medicamentos establecido y respaldado por UNITAID y / o a través de otros mecanismos, consorcios o iniciativas de investigación y desarrollo en salud pública que faciliten el acceso transparente; y / o voluntariamente hayan decidido compartir los derechos de propiedad intelectual, según corresponda, durante la pandemia de COVID-19, para facilitar la producción, distribución, venta y uso a gran escala de dichas tecnologías para la salud en todo el mundo”.
Poco después de su lanzamiento después de la Asamblea Mundial de la Salud, 40 países expresaron interés. Ahora hay más países están expresando interés, incluyendo un número alentador de países productores de medicamentos, dijo la OMS en una respuesta por correo electrónico a la consulta.
En su propuesta, Sudáfrica señala que “hasta la fecha ninguna empresa se ha comprometido a hacerlo. En cambio, las empresas farmacéuticas prefieren conceder licencias voluntarias limitadas, exclusivas y, a menudo, no transparentes, y será insuficiente para abordar las necesidades de la actual pandemia de COVID-19”.
En respuesta a una pregunta de Geneva Health Files, sobre el estado de C-TAP, un portavoz de la OMS dijo que la OMS ha estado trabajando con las partes interesadas más importantes en el diseño de un plan operativo. Esto incluye a expertos en propiedad intelectual e industrial. Se espera que este plan se lance pronto.
“Es importante tener en cuenta que C-TAP no es una solución rápida. Es un enfoque a mediano y largo plazo para lograr una mejora significativa en la forma en que realizamos la transferencia de tecnología. Es complementario a otras iniciativas COVID, por ejemplo, ACT-Accelerator. Y se basa en iniciativas existentes como el Banco Común de Patentes de Medicamentos”, dijo un portavoz de la OMS a Geneva Health Files.
¿Qué sigue?:
Fuentes que trabajan en asuntos comerciales, en estrecha colaboración con los países en desarrollo en Ginebra, dijeron a Geneva Health Files que Sudáfrica está “probando iniciativas y observando reacciones” y las respuestas a la propuesta que ha presentado en la OMC. El debate generado en la reunión del Consejo de los ADPIC como resultado de la propuesta puede servir de base para un debate adicional sobre las barreras generales a la propiedad intelectual en el contexto de la pandemia, dijo una fuente familiarizada con los acontecimientos. Cuando los países comparten sus experiencias y perspectivas sobre las barreras que enfrentan, se pueden ir acumulando como evidencia para informar las futuras discusiones en la OMC, posiblemente para una propuesta más concreta, agregó la fuente. La próxima reunión del Consejo de los ADPIC está programada para el 15 y 16 de octubre de 2020. (Nota de Salud y Fármacos, durante esa reunión de octubre los países ricos decidieron no apoyar la propuesta de Sudáfrica y seguir discutiendo el tema)
Estos esfuerzos a nivel de OMC, como los que encabeza Sudáfrica, están en consonancia con las prioridades de la OMS.
Recuerde lo que dice la Resolución de la Respuesta COVID-19 (https://apps.who.int/gb/ebwha/pdf_files/WHA73/A73_CONF1Rev1-en.pdf) adoptada a principios de año por la Asamblea Mundial de la Salud:
“OP9.8 Rápidamente, identificar y ofrecer–tomando nota de la OP2 de la RES / 74/274 y en consulta con los Miembros, y con las aportaciones de las organizaciones internacionales pertinentes, la sociedad civil y el sector privado, así como las organizaciones regionales de integración económica, según corresponda–opciones que respeten las disposiciones de los tratados internacionales pertinentes, incluyendo las disposiciones del Acuerdo sobre los ADPIC y las flexibilidades confirmadas por la Declaración de Doha sobre el Acuerdo sobre los ADPIC y la Salud Pública que se podrían utilizar para ampliar las capacidades para desarrollar, fabricar y distribuir, según se requiera, para lograr el acceso transparente, equitativo y oportuno a pruebas diagnósticas, terapias, medicamentos y vacunas de calidad, seguras, asequibles y eficaces para la respuesta al COVID-19, teniendo en cuenta los mecanismos, herramientas e iniciativas existentes, como el acelerador de acceso a las herramientas COVID-19 (ACT), y las promesas que se han hecho en respuesta a solicitudes, como la campaña donde se prometieron a contribuir a “La Respuesta Global al Coronavirus”, para poner en consideración de los equipos de Gobierno”.
Geneva Health Files habló con Mustaqeem De Gama, consejero de la Misión Permanente de Sudáfrica, para entender el contexto y los objetivos de la propuesta considerada en el Consejo de los ADPIC.
Preguntas y respuestas: Mustaqeem De Gama, consejero, Misión Permanente de Sudáfrica
Los temas debatidos en el Consejo de los ADPIC reflejan cuestiones más amplias de la OMC que afectan a muchos acuerdos diferentes. Parte del debate sobre la reforma de la OMC, especialmente para los países en desarrollo, ha sido cómo se puede utilizar el espacio político para que los países se industrialicen y se desarrollen a fin de alcanzar los objetivos de desarrollo social (ODS) 2030.
Creemos que debe haber una estructura que posibilite cuestiones como la localización, por ejemplo, que ha pasado a primer plano como resultado de la pandemia. No es que sólo los países desarrollados quieran reducir su dependencia de los proveedores en el extranjero, sino que todos los países en desarrollo deben tratar de reevaluar su capacidad de producción doméstica. Las crisis actuales han demostrado que la dependencia excesiva en los proveedores extranjeros está plagada de dificultades logísticas y de la cadena de suministro.
Las cadenas globales de producción distribución y ventas (GVC en inglés) no han beneficiado a los países en desarrollo de la misma manera que a los países desarrollados. Los primeros se encuentran en el peldaño más bajo de las cadenas de GVCvalor, y a menudo solo participan como una parte de la cadena, la de ensamblar, de dichos procesos de producción. COVID-19 nos presenta la oportunidad de reevaluar cómo abordar los desafíos que enfrentamos de una manera más fuerte e inclusiva.
Si bien la protección y el cumplimiento de los derechos de propiedad intelectual son importantes, no son fines en sí mismos, sino medios para lograr objetivos diferentes. Hay que encontrar el equilibrio entre los derechos de los dueños de la propiedad intelectual y los imperativos de interés público más amplios. El acceso y la difusión de la tecnología es fundamental para impulsar el desarrollo.
Deseamos profundizar los debates sobre varias cuestiones en el Consejo de los ADPIC y en el trabajo sobre el comercio electrónico. Como ilustra nuestra propuesta sobre la propiedad intelectual y comercio electrónico, existe un mayor margen para discutir la consecuencia del impacto de los derechos de propiedad intelectual para las tecnologías digitales, no solo en el contexto de la pandemia sino mucho más allá de ella.
Si bien puede que dentro de la OMC todavía no haya interés en tener discusiones más abiertas sobre ciertos temas, políticamente parece que muchos países podrían estar interesados en dialogar sobre estos temas. Cualquier discusión en este contexto debe preservar el consenso multilateral, respetar los mandatos ministeriales y evitar acciones unilaterales.
Este artículo refleja una corrección: “miembros” de la OMC y no “estados miembros”. Dado que, algunos miembros no son estados soberanos. Señalado por un lector útil.
Notas de Salud y Fármacos:
Si bien se informa que los miembros de la OMC se refieren a proteger la salud pública y a promover el acceso a los medicamentos para todos como derechos, resulta oportuno resaltar que, en el marco del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que forma parte de la Carta Internacional de los Derechos Humanos, se reconoce el derecho a la salud como un derecho humano. “Este reconocimiento impone a los Estados el cumplimiento de importantes obligaciones básicas, unas de orden interno y otras de alcance internacional”
[1] De manera que el derecho a la salud de las personas es una obligación de los Estados, no es facultativo.
[1] Holguín, G. La guerra contra los medicamentos genéricos. Un crimen silencioso. Aguilar. 2014. Bogotá, Colombia
Comentario de Misión Salud (Colombia)
El contexto de la gobernanza global actual plantea un gran desafío para facilitar la disponibilidad y el acceso, ente otros, a insumos de protección personal, suministros de reactivos y materiales útiles para el desarrollo de las pruebas diagnósticas, reactivos e hisopos, medicamentos y vacunas.
En las recientes reuniones del Consejo de los ADPIC ha quedado manifiesto que grandes potencias, tanto Estados como multinacionales, posicionan con cada vez más fuerza intereses comerciales. Como en teoría corresponde a este foro, se han abordado propuestas que pretenden exceptuar las barreras de la propiedad intelectual a propósito de la emergencia global, sin embargo, a la fecha aún no se cuenta con una deliberación unísona que las acoja.
La alusión a la gobernanza global obedece a que no solo en el foro de la Organización Mundial del Comercio se presenta este tipo de balance. Existen hoy dos iniciativas globales, COVAX y C-TAP, de las cuales la Organización de la Salud hace parte; si bien proponen escenarios para favorecer el acceso equitativo a posibles vacunas y tratamientos, las dudas sobre la transparencia y rendición de cuentas de grandes coaliciones como GAVI, no brindan respuestas concretas al desafío.
Las reconocidas flexibilidades ADPIC, después de casi treinta años de acordadas, podrían ser evaluadas en cuanto a que podrían estar consideradas más como escenarios de negociación, que otros alcances como lo son aquellos relacionados con la salud pública. En este sentido propuestas como la de Suráfrica si bien insisten en la urgente necesidad de aplicar estos alcances, además buscan ampliar estas posibilidades a los derechos de autor, los diseños industriales y los secretos comerciales, entendiendo que existen otros insumos y dispositivos que podrían requerir de estas medidas.
Tal vez si tuviéramos un momento multilateral diferente, este tipo de propuestas tendría una mayor posibilidad de implementación; grandes retos son los que nos trae este momento global.
Comentario de Francisco Rossi (frossi@ifarma.org), Fundación Ifarma (Colombia)
La propiedad intelectual; instrumento de dominación del Norte sobre el Sur, aún en tiempos de pandemia.
Nadie discute que estamos en tiempos de una crisis profunda. Todos en todas partes hemos sido alcanzados por los efectos de este virus, impredecible en su comportamiento a pesar de que todo lo que está pasando había sido previsto. Pero no afecta a todos por igual.
Los países ricos han sufrido mucho. Pero dentro de su territorio, sufren más los menos ricos y sufren menos los más ricos. Y en los países del sur, tanta pobreza y tanta desigualdad se pagan, no solamente con mayores tasas de mortalidad, sino con mayores tasas de diseminación de la epidemia, pero sobre todo, con enormes cargas en desempleo, informalidad, incremento de la pobreza y de la miseria.
La comunidad internacional, el multilateralismo, los múltiples organismos de las naciones unidas hacen llamados cada vez más desesperados para que enfrentemos esta tragedia de la humanidad, como humanidad. Cada vez con menos esperanza. Esta institucionalidad global, nacida para evitar o resolver los conflictos y las catástrofes, ha jugado sin duda un importante papel para construir un cierto orden político, económico y jurídico internacional. Favorable, sin duda, a los países desarrollados pues son ellos quienes sostienen, nutren y dirigen estos organismos. Pero pareciera que, ante la pandemia, los más favorecidos estuvieran asumiendo la postura de olvidarse de la comunidad internacional, del multilateralismo que tanto les ha servido y estuvieran optando por la defensa furiosa de sus privilegios y por el sálvese quien pueda.
Esa triste conclusión se deriva del espectáculo de lo sucedido con el debate global a propósito de la propiedad intelectual y sus implicaciones en el desarrollo de vacunas, medicamentos, reactivos de diagnóstico y dispositivos médicos para enfrentar esta pandemia.
La situación no puede ser más clara. La retórica no exagera. Nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo. Cuidarme yo mismo es cuidar a todos. Todos estamos sacrificando aspiraciones, ambiciones y hasta libertades por el bien de todos. El Secretario General de las Naciones Unidas hizo, desde marzo, un angustioso llamado para que los recursos tecnológicos de que disponemos y aquellos (como una vacuna) que aún no tenemos y que debemos buscar, fueran desarrollados bajo esquemas de ciencia abierta y fueran repartidos como bienes públicos globales, para que lleguen a todos, a un mismo tiempo y sin dejar a nadie atrás.
Parece que la solidaridad es patrimonio de los pobres, no de los ricos.
¿Qué ha pasado con la Propiedad Intelectual en el caso de las vacunas, medicamentos, insumos y equipos médicos? La normativa y la retórica internacional expresa que las patentes, los derechos de autor y las demás medidas, existen para promover la innovación, el crecimiento económico y la inversión en investigación, eso sí, dejando unas válvulas de escape, de ajuste y de recuperación del equilibrio, en casos de epidemia, emergencia, urgencia, desastre o seguridad nacional.
¿Alguna duda de que estemos ante la peor emergencia o desastre o urgencia desde que la propiedad intelectual existe?
Los días 15 y 16 de octubre se llevó a cabo, en el seno de la Organización Mundial del Comercio, una reunión del Consejo del ADPIC. En ella, Sudáfrica y la India, presentaron una propuesta para “Suspender” temporalmente (mientras la pandemia siga siendo una amenaza) la aplicación de los derechos de propiedad intelectual relativos a patentes, protección de datos, circuitos integrados y derechos de autor. Los autores sostienen que, a pesar de los múltiples llamados a la solidaridad por parte de, especialmente, los gobernantes del mundo, la experiencia ha mostrado en los 10 meses que llevamos de pandemia, las medidas de protección de la propiedad intelectual ciertamente han limitado y serán un serio limitante a los esfuerzos de los países por enfrentar esta emergencia en salud pública. Exactamente lo que motivó la declaración de Doha, sobre PI y Salud Pública.
La argumentación en defensa de esta suspensión temporal es muy clara, muy real y ciertamente, viene de la experiencia. El texto en español puede verse en el enlace que aparece en el pié de página. Es abrumadora[1].
La propuesta fue co-patrocinada por Eswatini (antiguamente conocido como Suazilandia) y por Kenia, y respaldada por la comunidad de países africanos representados por Tanzania, el grupo de los países menos adelantados representados por Chad, y por Argentina, Bangladesh, Egipto, Honduras, Indonesia, Mali, Mauricio, Mozambique, Nepal, Nicaragua, Pakistán, Sri Lanka y Venezuela. También recibió un respaldo “condicionado” a consultas con “la capital” por parte de Chile, China, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Jamaica, Nigeria, Filipinas, Tailandia y Turquía. Más de medio mundo y al menos 2/3 de la población global.
Y en un acto de prepotencia, de arrogancia y de total falta de solidaridad, los países ricos se negaron. Con la notable excepción de Brasil, que se apartó de los países en desarrollo y respaldó la negativa, en ese esfuerzo de privilegiar las solidaridades ideológicas y políticas sobre las necesidades de su propio país y su propia gente que ya ha hecho tristemente célebre a su gobierno, antiguamente tan combativo en estos temas. Hay que anotar que, en la OMC, las decisiones se toman por consenso, con lo que, una sola oposición actúa como veto.
El argumento esgrimido, que ya había sido presentado en otros escenarios, defiende a la propiedad intelectual como el mecanismo imprescindible para incentivar la investigación y el desarrollo de tecnologías. Al fin y al cabo, una parte no despreciable de la riqueza que va del sur al norte se debe al uso (y la imposición) de la protección a la propiedad intelectual, y en tiempos de crisis económica, hay que recurrir a todo aquello que pueda ayudar a recuperar el liderazgo. América first…
Antes de esta reunión, ya habíamos asistido a varios debates sobre el papel de los DPI en la búsqueda de respuestas a la pandemia, especialmente para una vacuna. El presidente de Costa Rica había propuesto un pool de patentes (y otros DPI) que permitieran mediante licencias voluntarias, avanzar hacia soluciones compartidas y solidarias. La propuesta recibió un tímido respaldo de la OMS pero no ha avanzado. El Secretario General de la ONU propuso el uso de mecanismos de ciencia abierta pero su propuesta se ha estrellado con la ambición de Pfizer, Astra Zeneca, Moderna, Jansen, Aventis y un puñado de empresas, apuntando a quedarse con un buen trozo del pastel (o con todo el pastel) a pesar de que, como ha sido reiterativamente denunciado, buena parte de los fondos con los que se ha financiado su investigación, son fondos públicos y muchos de sus éxitos provienen de Universidades Públicas.
El papel de la filantropía ha sido, y parece ser que seguirá siendo, determinante. Desde las épocas de la pandemia del VIH (que aún no se ha ido, que sigue generando una mortalidad importante y para la cual aún no hay vacuna) la gran filantropía global ha puesto su dinero en ayudar a los países pobres, manteniendo el statu quo que, justo es reconocerlo, los hizo ricos. Es el caso de COVAX.
En la OMC, una propuesta presentada a la Asamblea o al Consejo de ADPIC, puede ser debatida por un plazo máximo de 90 días al cabo de los cuales, debe adoptarse o desecharse. Después de la oposición de los países privilegiados, el presidente de la sesión dispuso dejar el tema abierto hasta el 31 de diciembre, instando a los países a realizar consultas y debates para retomar la discusión antes del fin del año.
Se dirá que se trata de una iniciativa inútil, que no tiene oportunidad de triunfo. Pero los activistas del acceso a medicamentos tenemos claro hace muchos años, que estos debates hay que hacerlos, hay que nutrirlos, porque ninguna ganancia ha sido el resultado de concesiones de parte de los beneficiarios de la propiedad intelectual. Ha sido por la presión de los pueblos, de algunos gobiernos y, ciertamente, de la sociedad civil.
En palabras de Martin Luther King: History is the long and tragic story of the fact that privileged groups seldom give up their privileges voluntarily.