La amigdalitis y la faringitis son afecciones frecuentes, generalmente de origen viral y no graves. El síntoma principal es el dolor de garganta, que dificulta la deglución y que puede aliviarse chupando caramelos duros con o sin azúcar y tomando bebidas calientes o heladas [1]. El paracetamol se emplea con frecuencia para aliviar el dolor de garganta, a menudo como automedicación [1, 2].
Realizamos una búsqueda bibliográfica de ensayos aleatorios de doble ciego que evaluaran la eficacia analgésica de una dosis única de paracetamol durante las horas posteriores a su administración, en adultos y niños con dolor de garganta por una infección faríngea no complicada.
Pocos datos comparativos de eficacia en el ámbito comunitario. Nuestra búsqueda bibliográfica identificó 10 ensayos aleatorios que evaluaban la eficacia de paracetamol en el ámbito comunitario. La mayoría de los ensayos que cumplían nuestros requisitos de búsqueda son antiguos, y la calidad de su metodología es incierta, en particular en lo relativo a la evaluación del dolor [3-12].
Los pacientes en estos ensayos presentaban dolor de garganta, a veces acompañado de fiebre, por una infección faríngea no tratada ni con antibióticos ni con otros analgésicos. El dolor al inicio del estudio se consideró de moderado a intenso, con la excepción de un ensayo en adultos con dolor leve a moderado [3-12].
Paracetamol frente a placebo: eficacia probada en la reducción del dolor moderado a intenso. En cuatro ensayos con un total de 566 adultos, una dosis única de 1.000 mg de paracetamol oral produjo una reducción estadísticamente significativa del dolor y de la dificultad de deglución en comparación con el placebo [3, 4, 9, 10]. En general, se observó una mejora de estos síntomas a partir de la primera hora tras la ingesta de paracetamol, que persistió durante cinco o seis horas. Por ejemplo, en un ensayo, la intensidad del dolor disminuyó aproximadamente 40 mm en una escala de 0 mm a 100 mm entre la segunda y la cuarta hora tras la administración de paracetamol, mientras que no se produjo una disminución tangible del dolor en el grupo placebo [9].
En dos ensayos con unos 165 adultos, 650 mg de paracetamol oral no fueron más efectivos que el placebo [11, 12]. En otro ensayo con 236 adultos con una infección faríngea, fiebre superior a 38,5°C y dolor de garganta de intensidad leve a moderada, el paracetamol redujo la temperatura y los síntomas relacionados con la fiebre, pero su efecto analgésico no fue diferente al del placebo [7].
En dos ensayos con un total de 141 niños de entre 2 y 12 años con dolor de garganta de intensidad moderada a severa, el paracetamol oral a una dosis de 12 mg / kg o 15 mg / kg, según el ensayo, fue más efectivo para aliviar el dolor que el placebo [6, 8]. Según un ensayo, los profesionales de la salud, generalmente los padres o los niños notificaban una reducción del dolor durante la primera hora posterior a la administración, que persistía hasta la cuarta o sexta hora tras su dosificación. Por ejemplo, en uno de estos ensayos, el paracetamol logró que la intensidad del dolor disminuyera en aproximadamente 30 mm en una escala de medición del dolor de 0 mm a 200 mm entre la segunda y la cuarta hora después de la administración [6].
No identificamos ningún ensayo aleatorizado que comparara, para esta indicación, el paracetamol oral con su presentación rectal. Los datos farmacocinéticos muestran que la absorción intestinal de paracetamol por vía rectal es variable y tardía, y sugieren como preferible la vía oral [1].
En adultos, el ibuprofeno es ligeramente más efectivo que el paracetamol. Dos ensayos con un total de 192 adultos compararon los efectos de una dosis oral única de 400 mg de ibuprofeno, un fármaco anti-inflamatorio no esteroideo (AINE), con una dosis de 1.000 mg de paracetamol [5, 9]. Se identificó una mayor reducción del dolor y de la dificultad de deglución durante las seis horas posteriores a la administración de ibuprofeno que con el uso de paracetamol, que fue estadísticamente significativa [5, 9]. Por ejemplo, en uno de los ensayos, la intensidad del dolor al tragar se redujo en aproximadamente 30 mm en una escala de medición del dolor de 0 mm a 100 mm en la tercera hora tras la ingesta de ibuprofeno, frente a 15 mm con paracetamol [5].
En tres ensayos con un total aproximado de 550 adultos, la aspirina no fue más efectiva que paracetamol para aliviar el dolor de garganta [7, 10, 11].
En dos ensayos con un total de 142 niños menores de 12 años, no se hallaron diferencias en la eficacia entre una dosis única de un AINE, como ibuprofeno (10 mg / kg) o ketoprofeno (40 mg), en comparación con paracetamol (12 mg / kg o 15 mg / kg, según el ensayo) [6, 8].
Nuestra búsqueda bibliográfica no identificó ningún ensayo aleatorizado que comparara los efectos de paracetamol con los de naproxeno para esta indicación.
Menos efectos adversos con paracetamol. Cuando se emplea a una dosis adecuada, adaptada al peso y la edad del paciente, los efectos adversos del paracetamol son principalmente reacciones de hipersensibilidad poco frecuentes. La sobredosis puede provocar lesiones hepáticas graves y, en menor grado, lesiones renales.
El paracetamol es el analgésico de primera elección para las mujeres embarazadas o que podrían quedarse embarazadas. No se han detectado señales de seguridad significativas con el uso ocasional de paracetamol durante el embarazo. Siempre que sea posible, es aconsejable evitar ciclos prolongados de paracetamol durante el embarazo, debido a las incertidumbres sobre la posibilidad de efectos a largo plazo en el desarrollo neuropsicológico del feto [13, 14].
Los efectos adversos más frecuentes de los AINE, como el ibuprofeno, son los trastornos gastrointestinales no graves y, en ocasiones, las hemorragias gastrointestinales. En pacientes con infecciones, el uso de AINEs se asocia con complicaciones potencialmente fatales: fascitis necrosante, absceso periamigdalino y fascitis necrotizante cervical [13]. En pacientes que tratan la faringitis con un AINE, el riesgo de absceso periamigdalino es aproximadamente tres veces mayor que en ausencia de dicho tratamiento [15]. Aunque es muy poco frecuente, también existe un riesgo de insuficiencia renal aguda con los AINE, incluso a dosis estándar, particularmente en niños deshidratados. Los AINE también interactúan con muchos fármacos. Los AINE, incluido el ibuprofeno, deben evitarse durante el embarazo y en cualquier mujer que podría quedarse embarazada, debido al riesgo de efectos adversos graves en el feto [13, 16].
Dosis altas de aspirina pueden provocar dolor abdominal y trastornos gastrointestinales y no tienen un beneficio probado superior al de otros AINEs como el ibuprofeno. La aspirina presenta un efecto antiagregante plaquetario que dura varios días, lo que incrementa el riesgo de hemorragia, y debe evitarse en el tratamiento del dolor en niños por el riesgo de síndrome de Reye, un trastorno grave que causa daño cerebral y hepático [17].
En la práctica. Paracetamol, a la dosis adecuada, es el fármaco de primera opción para aliviar el dolor de garganta. En pacientes con dolor de garganta de intensidad leve, el paracetamol no tiene una eficacia tangible y los otros analgésicos conllevan un riesgo desproporcionado de efectos adversos. Las medidas no farmacológicas son preferibles para esta indicación.
Cuando la intensidad del dolor de garganta es suficiente como para justificar la analgesia, el paracetamol ha demostrado ser eficaz en pacientes con infección faríngea no complicada. Es el analgésico con la menor cantidad de efectos adversos en niños y adultos, incluyendo en las mujeres embarazadas, siempre que se eviten las dosis excesivas. Es importante informar a los pacientes que no excedan la dosis recomendada, incluso cuando consideren que no es suficientemente efectivo.
En adultos, el ibuprofeno parece ligeramente más efectivo que el paracetamol, acarrea un mayor riesgo de complicaciones infecciosas graves, como el absceso periamigdalino. Los AINEs nunca deben emplearse durante el embarazo.
Búsqueda bibliográfica hasta el 17 de mayo de 2019