El mal control de las enfermedades cardiovasculares representa una proporción importante de la carga de enfermedades en los países en desarrollo, y a menudo los medicamentos anticoagulantes que son esenciales para prevenir los accidentes cerebrovasculares y las embolias no son fácilmente accesibles. En 2019, los anticoagulantes orales de acción directa se añadieron a la lista modelo de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud.
Los objetivos del presente artículo son resumir los beneficios de los anticoagulantes orales de acción directa para los pacientes con enfermedades cardiovasculares y discutir las formas de aumentar su uso a nivel internacional. Aunque el coste de los anticoagulantes orales de acción directa ha suscitado debate, la asequibilidad de introducir estos medicamentos en la práctica clínica podría mejorar: negociando precios; haciendo adquisiciones conjuntas; a través de licitaciones competitivas; utilizando consorcios de patentes; y ampliando el uso de genéricos.
En 2017, solo 14 de los 137 países que habían adoptado listas nacionales de medicamentos esenciales incluían un anticoagulante oral de acción directa en sus listas. Este número podría aumentar rápidamente si se pueden abordar los problemas de disponibilidad y asequibilidad.
Cuando los tipos de pacientes que se pueden beneficiar de los anticoagulantes orales de acción directa se hayan definido claramente en las guías de práctica clínica, la cobertura podrá determinarse con mayor precisión y los costes asociados podrán gestionarse mejor.
Es necesario que los gobiernos actúen para garantizar que los anticoagulantes orales de acción directa estén cubiertos por los presupuestos nacionales, ya que la ausencia de reembolso sigue siendo un impedimento para lograr la cobertura universal. La lucha contra las enfermedades cardiovasculares con la ayuda de los anticoagulantes orales de acción directa es un componente esencial de los esfuerzos por alcanzar el objetivo de la OMS de reducir las muertes prematuras debidas a enfermedades no transmisibles en un 25 % para 2025.
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