Precauciones

Los resultados del análisis de un registro nacional con más de 330.000 pacientes que se presentará en el congreso anual de la Sociedad Europea de Cardiología indican que los diabéticos que consumen antiinflamatorios no esteroideos (AINE), aunque solo sea a corto plazo, pueden tener un riesgo 50% superior de desarrollar insuficiencia cardíaca que los que no los toman.

“Según los datos de este estudio, los diabéticos tipo 2 que utilizan AINE, incluso a corto plazo, tienen un mayor riesgo de hospitalización por insuficiencia cardíaca de primera aparición”, dijo en una entrevista el autor principal, el doctor Anders Holt.

“Además, parece que los pacientes mayores de 79 años o con niveles elevados de hemoglobina A1c, así como los nuevos usuarios de AINE, son especialmente susceptibles”. Añadió que no se encontró tal asociación entre los pacientes menores de 65 años con niveles normales de A1c.

Holt tiene un doble nombramiento, es cardiólogo en la Universidad de Copenhague y el Hospital Herlev-Gentofte de Hellerup (Dinamarca), y trabaja en el departamento de epidemiología y bioestadística de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda). El Dr. Jarl Emmanuel Strange, becario de la Universidad de Copenhague, presentará el resumen del estudio el 26 de agosto.

“Se trata de una observación muy importante, ya que, por desgracia, los AINE se siguen recetando con bastante facilidad a los diabéticos, y estos fármacos acarrean riesgos”, afirma la doctora Rodica Busui, codirectora del Centro de Excelencia JDRF de la Universidad de Michigan, Ann Arbor, y presidenta electa de medicina y ciencia de la Asociación Americana de Diabetes. Busui es también la autora principal de un informe de consenso de la ADA y el Colegio Americano de Cardiología sobre la insuficiencia cardíaca en los diabéticos.

El estudio planteó la hipótesis de que la retención de líquidos “es un efecto secundario conocido pero infravalorado” de los AINE y el uso a corto plazo de AINE podría provocar insuficiencia cardíaca en pacientes con diabetes tipo 2, lo que se ha relacionado con la cardiomiopatía subclínica y la disfunción renal.

“Según este estudio y, en particular, los análisis de subgrupos, parece que la aparición de insuficiencia cardíaca asociada al uso de AINE a corto plazo podría no deberse a una ‘simple sobrecarga de líquidos'”, dijo Holt. “Se justifica hacer más investigación para entender los mecanismos específicos de estas asociaciones”.

El estudio identificó, en los registros nacionales daneses para el periodo de 1998 a 2018, a 331.189 pacientes con diabetes tipo 2. La mediana de edad fue de 62 años, y 23.308 (7%) fueron hospitalizados con insuficiencia cardíaca durante el seguimiento, dijo Holt. De ellos, el 16% afirmó haber recibido al menos una prescripción de AINE en un plazo de dos años, y el 3% afirmó haber recibido al menos tres prescripciones.

El seguimiento del estudio comenzó 120 días después del primer diagnóstico de diabetes tipo 2, y se centró en los pacientes que no tenían un diagnóstico previo de insuficiencia cardíaca o enfermedad reumatológica. Los investigadores informaron sobre los pacientes que recibieron una, dos, tres o cuatro recetas de AINE en el plazo de un año desde el inicio del seguimiento.

El estudio utilizó un diseño de casos cruzados, que, según el resumen, “utiliza a cada individuo como su propio control, lo que es adecuado para estudiar el efecto de la exposición a corto plazo sobre los acontecimientos inmediatos, a la vez que mitiga los factores de confusión que no se contabilizan”.

Holt observó que el uso de AINE a corto plazo se relacionaba con un mayor riesgo de hospitalización por insuficiencia cardíaca (razón de probabilidad u odds ratio -OR, 1,43; intervalo de confianza del 95%, 1,27-1,63). Los investigadores identificaron riesgos aún mayores en tres subgrupos: edad inferior a 80 años (OR, 1,78; IC del 95%, 1,39-2,28), niveles elevados de A1c tratados con uno o menos antidiabéticos (OR, 1,68; IC del 95%, 1-2,88), y pacientes sin uso previo de AINE (OR, 2,71; IC del 95%, 1,78-4,23).

En la cohorte, el celecoxib y el naproxeno se utilizaron raramente (0,4 y 0,9%, respectivamente), mientras que el 3,3% de los pacientes tomaron diclofenaco y el 12,2% ibuprofeno. Estos dos últimos AINE tuvieron ORs de 1,48 y 1,46, respectivamente, para la hospitalización por insuficiencia cardíaca de nueva aparición cuando se utilizaron ventanas de exposición de 28 días (IC del 95% para ambos, 1,1-2 y 1,26-1,69). No se observó un aumento del riesgo con el uso de celecoxib o naproxeno.

“La edad y los niveles elevados de A1c, así como el hecho de ser un nuevo usuario, se relacionaron con una asociación más fuerte, así como con el uso conocido de RASi [inhibidores del sistema renina-angiotensina] y diuréticos”, dijo Holt. “Por el contrario, parecía seguro -según nuestros datos- prescribir AINE a corto plazo a pacientes menores de 65 años y a pacientes con niveles normales de A1c”.

“Curiosamente”, añadió, “la cardiopatía estructural subclínica entre los pacientes con diabetes tipo 2 podría desempeñar un papel importante”.

Los resultados son dignos de mención, dijo Busui. “Aunque el diseño general del estudio tiene algunas limitaciones, estos hallazgos son muy relevantes si uno tiene en cuenta que son datos de los registros, el tamaño de la muestra es muy grande y el registro nacional danés recaba los datos de manera estandarizada, especialmente ahora que hemos confirmado que la insuficiencia cardíaca es la complicación cardiovascular más prevalente en los diabéticos, como se ha destacado en el consenso más reciente de la ADA/ACC sobre la insuficiencia cardíaca en la diabetes.”

El estudio fue financiado por la Fundación Danesa del Corazón y varias fundaciones privadas. Holt y sus colegas no han declarado tener conflictos de interés. Busui reveló relaciones con AstraZeneca, Boehringer Ingelheim-Lilly Alliance, Novo Nordisk, Averitas Pharma, Nevro, Regenacy Pharmaceuticals y Roche Diagnostics.