Los conflictos de intereses, los casos de fraude científico y las limitaciones a la investigación por las leyes de propiedad intelectual han llevado a cuestionar la idoneidad epistémica y de justicia social de la investigación financiada por la industria. El ideal de Ciencia Abierta –que promueve la transparencia, la colaboración y la rendición de cuentas– parece abordar las limitaciones de la investigación impulsada comercialmente. Sin embargo, el movimiento de Ciencia Abierta se centra en la investigación financiada con fondos públicos, alienta los lazos con el sector privado y crea nuevas estrategias para comercializar la ciencia. Así, la Ciencia Abierta termina contribuyendo a la comercialización de la ciencia y no a superar sus limitaciones; y la asimetría entre ciencia privada y pública, presente en la actual apelación a la ciencia abierta, termina comprometiendo los valores que promueve el ideal.
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