En 2022, un estudio examinó el riesgo de reacciones cutáneas graves, como necrólisis epidérmica tóxica y síndrome de Stevens-Johnson, en pacientes que acababan de empezar el tratamiento con alopurinol. Se basó en datos de hospitales y de prescripciones emitidas en la provincia de Ontario, Canadá, durante el período de 2008-2019 [1]. Se incluyó a alrededor de 47.000 pacientes que habían recibido una primera prescripción de alopurinol: todos eran mayores de 65 años y tenían una nefropatía crónica (tasa de filtrado glomerular estimada menor a 60 ml/min por 1,73 m2), pero no se dializaban ni se habían sometido a un trasplante.
Durante los 180 días después de la primera prescripción del alopurinol, el riesgo de una visita hospitalaria debido a una reacción cutánea grave fue mayor en los pacientes que habían empezado el tratamiento con alopurinol con una dosis diaria superior a los 100 mg (4 por cada 1000 pacientes) que entre los que habían empezado con una dosis diaria de 100 mg o menos (1,8 por cada 1000 pacientes), es decir, un cociente de riesgo ponderado de 2,3 con un intervalo de confianza de 95% de 1,5 a 3,4. También hubo un aumento estadísticamente significativo en el riesgo de hospitalización por todas las causas [2].
Los autores no informaron específicamente los resultados de los pacientes que empezaron el tratamiento con alopurinol en una dosis diaria de 50 mg o menos [2].
En la práctica, el alopurinol es la primera elección cuando se toma la decisión de usar un hipouricemiante [2]. Debido al riesgo de reacciones de hipersensibilidad graves, es recomendable iniciar el tratamiento con alopurinol en dosis bajas y aumentarlas gradualmente, sobre todo en los pacientes con insuficiencia renal [2]. Además, se debe monitorear la tasa de filtrado glomerular y las interacciones farmacológicas que podrían afectar la función renal.
Referencias