Damian Garde y Sarah Owermohle [1] explican las razones por las que la administración Biden quiere invertir en tratamientos a base de ARNm cuando ya hay muchas empresas que lo están haciendo con montos de financiamiento mucho más importantes. A continuación, resumimos su artículo.
La Casa Blanca anunció que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Salud (Advanced Research Projects Agency for Health) financiará un proyecto de US$24 millones para que la Universidad de Emory desarrollo plataformas de ARN mensajero dirigida al “cáncer y a otras enfermedades.
El nuevo proyecto, uno de los primeros financiados por esta agencia de apenas un año de existencia, no trata de replicar lo que hace la industria, insiste la directora de ARPA-H, Renee Wegrzyn. “Lo que es único aquí, es identificar algunas de las enfermedades que podrían no ser tan atractivas para la industria”, y nombró al lupus, otras enfermedades inflamatorias, el rechazo de órganos e incluso la covid persistente como posibles objetivos. “Se trata de una forma completamente distinta de abordar estas”.
La idea es utilizar el ARNm, que contiene un instructivo para la producción de proteínas corporales, como una especie de vacuna inversa. En lugar de producir proteínas para exponer el sistema inmunitario a un patógeno extraño, estos tratamientos impedirían que las defensas naturales del organismo atacaran erróneamente a las células sanas, como ocurre en el caso de las enfermedades autoinmunes.
Sin embargo, Emory y ARPA-H no son los únicos que están explorando tratamientos a base de ARNm para abordar los trastornos autoinmunes. BioNTech ya ha realizado sus primeras investigaciones en este campo, demostrando en un artículo de 2021 que los ratones creados para padecer una enfermedad similar a la esclerosis múltiple se beneficiaban de un tratamiento con ARNm diseñado para impedir que sus sistemas inmunitarios destruyeran neuronas sanas, un rasgo distintivo de la enfermedad.
Y en oncología, el programa ARPA-H lleva años de retraso con respecto a los que desarrollaron las vacunas de ARNm.
Moderna, que colaboró con los NIH en su vacuna covid-19, se encuentra en la fase final de desarrollo de una vacuna contra el cáncer que se administraría con Keytruda, la inmunoterapia de Merck. En un ensayo clínico en el que participaron pacientes con melanoma, la combinación de ambos medicamentos redujo el riesgo de recaída a los 18 meses en un 44% en comparación con Keytruda. La empresa tiene otras cuatro vacunas contra el cáncer en fases tempranas de desarrollo.
BioNTech, tiene planeadas 14 terapias de ARNm contra el cáncer, incluyendo vacunas en fase intermedia contra el melanoma, el cáncer de pulmón y el cáncer de cabeza y cuello causado por el VPH.
Los tratamientos contra el cáncer con ARNm están diseñados para producir proteínas específicas del cáncer que activen el sistema inmunitario y entrenen las defensas naturales del organismo contra tumores que, de otro modo, habrían escapado a la detección. Pero tratar el cáncer ha resultado ser más complicado que vacunar a personas sanas. Las células tumorales mutan de forma impredecible, lo que significa que sus proteínas pueden variar mucho de un paciente a otro. Los primeros intentos de tratamientos únicos con ARNm para el cáncer arrojaron resultados mediocres, por lo que los investigadores y las empresas farmacéuticas tuvieron que cambiar de rumbo.
En la actualidad, los tratamientos más avanzados con ARNm se basan en la secuenciación del genoma de los tumores de cada paciente para detectar mutaciones específicas y, a continuación, elaborar una vacuna que codifique proteínas concretas. Moderna y BioNTech están trabajando tanto en vacunas personalizadas contra el cáncer como en tratamientos que creen que pueden funcionar para una amplia franja de pacientes, pero ninguno está cerca de obtener la aprobación de la FDA.
Aun así, Wegrzyn argumentó que su agencia dispone de herramientas que otras agencias federales e incluso empresas privadas no pueden aprovechar. Una de ellas es su relación única con la FDA, a la que APRA-H está autorizada a reembolsar por apoyar sus prioridades.
“Queremos ser creativos con esta autoridad”, dijo Wegrzyn a la FDA. ARPA-H ha propuesto formas de incentivar a la industria para que colabore con el gobierno federal “no sólo económicamente. ¿Podemos mejorar la eficacia del sistema regulador? … ¿Podríamos estimular potencialmente el intercambio de datos precompetitivos?”.
Uno de los objetivos finales de estos debates es acelerar el proceso normativo en torno a las tecnologías de ARNm en general, partiendo de la base de que, en algún momento, cuando la plataforma esté probada, el proceso de aprobación “no tendrá que empezar de cero”, parecido a como se hizo con las actualizaciones del éxito original del ARNm, las vacunas covid-19.
“Aún no hemos llegado a ese punto, pero en ARPA-H creo que estamos en una posición única para poder utilizar algunas de estas tecnologías de plataforma y demostrarlas en varias indicaciones”, afirma. “Siempre que podamos agilizar el proceso normativo, conseguiremos que los productos lleguen antes al público estadounidense y de forma más rentable”.
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