La colaboración entre el regulador de medicamentos de EE UU y la Fundación Gates ha generado preocupación por su influencia indebida en la regulación de las medidas para combatir la pandemia.
En 2017, la FDA firmó un memorando de entendimiento (MDE) [1] con la Fundación Bill & Melinda Gates [1].
En este MDE, las entidades se comprometieron a compartir información que “facilite el desarrollo de productos innovadores, incluyendo contramedidas médicas”, como pruebas diagnósticas, vacunas y tratamientos para combatir la transmisión de enfermedades durante una pandemia.
La FDA ha firmado otros MDE [2] con muchas organizaciones académicas y con organizaciones sin fines de lucro, pero pocas tienen tanto que ganar como Bill Gates, que ha invertido miles de millones en medidas para combatir la pandemia.
Los expertos han expresado su preocupación por si la Fundación Gates podría tener una influencia indebida sobre las decisiones regulatorias de la FDA sobre estas medidas.
David Gortler, que fue asesor senior del comisionado de la FDA entre 2019 y 2021, afirmó que estos MDE “le llevan a sospechar”.
“Si la Fundación Gates firma un MDE con el regulador del producto que están desarrollando, parece que podría haber un conflicto de interés. ¿Qué pasaría si todas las demás farmacéuticas hicieran exactamente lo mismo que la Fundación Gates?”, afirmó.
Gortler, que ahora es miembro del Centro de Ética y Políticas Públicas (Ethics and Public Policy Center) de Washington DC, explica que, normalmente, las reuniones entre los desarrolladores y los reguladores deberían registrarse oficialmente y estar sujetas a solicitudes a través de la Ley de Libertad de Información.
“Sin embargo, con un MDE como este se pueden eludir los requisitos habituales de transparencia de las comunicaciones oficiales”, asegura Gortler. “Así pueden mantener sus comunicaciones en secreto”.
David Bell fue funcionario médico en la OMS y ahora trabaja como médico en salud pública y consultor en biotecnología. Él también opina que el MDE podría corromper el proceso regulatorio.
“La historia que se cuenta es que las fundaciones filantrópicas solo pueden hacer el bien porque están haciendo vacunas y salvando miles de vidas, y por eso hay que eliminar la burocracia y ayudar a la FDA a agilizar el proceso. “De otro modo, los niños morirán”, dice Bell. “Pero, en realidad, podría corromper todo el sistema”.
Y añade: “En general, las relaciones cercanas entre los reguladores y los desarrolladores generan riesgos inevitables de que surjan atajos y favores que corromperían la rigurosidad de la evaluación del producto, lo que pondría en riesgo al público”.
Puerta giratoria
La FDA ha sido criticada abiertamente por su “puerta giratoria”. De los 11 últimos comisionados de la FDA, 10 [3] han conseguido empleos en las farmacéuticas que antes regulaban.
De la misma manera, la Fundación Gates contrató a miembros de alto rango de la FDA, quienes contribuyen su conocimiento íntimo del proceso regulatorio.
Por ejemplo, Murray Lumpkin había trabajado 24 años en la FDA, donde se desempeñaba como asesor senior del comisionado de la FDA y representante de asuntos globales. Ahora, es subdirector de asuntos regulatorios [4] en la Fundación Gates, y también firmó el MDE.
Margaret Hamburg fue comisionada de la FDA entre 2009 y 2015. Ahora, forma parte del Comité Científico Asesor [5] de la Fundación Gates.
Bell no tiene dudas de que estos nombramientos son parte de la estrategia para “manipular el sistema”. Afirma: “Si yo trabajara en la Fundación Gates, seguramente contrataría a alguien como Murray Lumpkin”.
Para Bell, la única manera de resolver el problema de la puerta giratoria es incorporar una ‘cláusula de no competencia’ en sus contratos. “Se podría incluir una prohibición, durante al menos 10 años, de que los empleados de la FDA trabajen para las personas que regulaban.
La FDA no quiso responder a preguntas sobre los posibles conflictos de interés o la falta de transparencia en sus comunicaciones con la Fundación Gates. En un comunicado, afirmó:
“El proceso de toma de decisiones de la FDA se basa en la ciencia. Los exfuncionarios de la FDA no tienen influencia sobre las decisiones regulatorias. La FDA colabora con la Fundación Gates únicamente en los términos descritos en el MDE.”
Gates tiene millones en juego
Gates se jactaba de haber recibido un retorno de 20 a 1 por su inversión de US$10.000 millones en el “financiamiento y suministro” de medicamentos y vacunas.
“Es la mejor inversión que haya hecho, escribió [6] en The Wall Street Journal. Hace algunas décadas, este tipo de inversiones no eran seguras, pero, hoy en día, casi siempre generan grandes rendimientos”.
En septiembre de 2019, justo antes de la pandemia, los registros de la SEC mostraron que la Fundación había comprado más de un millón de acciones a US$18,10. Para noviembre de 2021, la fundación se deshizo de la mayor parte a un promedio de US$300 por acción.
El periodista de investigación Jordan Schachtel informó [7] que la Fundación ganó aproximadamente US$260 millones, 15 veces más que su inversión original, y que no pagó impuestos por la mayoría, ya que la inversión se hizo a través de la Fundación.
En Cómo prevenir la próxima pandemia [8], el libro que presentó recientemente, Gates advierte que las pandemias futuras son la mayor amenaza para la humanidad y que la supervivencia depende de las estrategias de preparación, con lo que él mismo se posiciona en el centro de la preparación de la agenda.
En octubre de 2019, la Fundación Gates y el Foro Económico Mundial organizaron el Event 201 [9], que reunió a agencias de gobierno, empresas de redes sociales y organizaciones de seguridad nacional para simular una respuesta a una pandemia global “ficticia”.
Las principales recomendaciones [10] del evento fueron que una crisis de ese tipo requeriría desarrollar nuevas vacunas, vigilar y controlar la información y el comportamiento de las personas, y para ello habría que organizar la cooperación y la coordinación de las industrias más importantes, los gobiernos nacionales y las instituciones internacionales.
Varias semanas después, cuando comenzó la pandemia de la covid-19, muchos aspectos de este ‘escenario hipotético’ se convirtieron en una aterradora realidad.
La Fundación Gates, que posee acciones [11] en una variedad de empresas farmacéuticas, incluyendo Merck, Pfizer y Johnson & Johnson, ahora se adjudica [12] una influencia significativa sobre la dirección de la respuesta global a la pandemia: asegura que su meta es “vacunar al mundo entero” con una vacuna contra la covid-19.
Dominio global
La Fundación Gates ha aportado millones para financiar a ONG, medios de comunicación de masas y agencias internacionales, que le han dado a Gates una influencia política significativa.
Con las contribuciones financieras a los medios de comunicación, Gates ha obtenido una cobertura favorable en los medios. En el sitio web de la Fundación [13], se jacta de haber contribuido casi US$3,5 millones a The Guardian entre 2020 y 2023.
El regulador de medicamentos del Reino Unido (el MHRA) reveló [14] que había recibido aproximadamente US$3 millones en financiamiento proveniente de la Fundación Gates en 2022, que se distribuirían a lo largo de varios años financieros.
El candidato a presidente Robert F Kennedy Jr. llamó a Gates “el hombre más poderoso en salud pública” porque se las arregló para dirigir la estrategia de la OMS contra la pandemia y concentrarla principalmente a la vacunación.
En una entrevista [15], Kennedy afirmó que la OMS “ruega y sigue órdenes” para recibir el financiamiento de Gates, que ahora llega a más del 88% [16] del total de las donaciones que la OMS recibe de fundaciones filantrópicas.
“Creo que [Gates] piensa que tiene algún tipo de nombramiento divino para salvar al mundo mediante la tecnología”, agregó. “Piensa que la única forma de alcanzar un buena salud está dentro de una jeringa”.
El CEO de la Fundación Gates, Mark Suzman, respondió a las preocupaciones de que la fundación tiene una “influencia desproporcionada sobre las agendas nacionales y globales, sin ninguna responsabilidad formal frente a los votantes ni a los organismos internacionales”.
Suzman admitió en su carta anual de 2023 [17] que “es verdad que entre nuestros dólares, nuestra voz y nuestro poder de convocatoria, tenemos cierto nivel de acceso e influencia que muchos otros no tienen”.
Y agregó: “Pero no se equivoquen: cuando hay una solución que puede mejorar la subsistencia de las personas y también salvar vidas, la defenderemos con persistencia. No dejaremos de usar nuestra influencia ni nuestros compromisos monetarios hasta que hallemos una solución”.
Referencias