Resumen
Importancia. La gran superposición entre los síntomas de la sinusitis aguda y la infección viral del tracto respiratorio superior sugiere que la prescripción de antibióticos a ciertos subgrupos de niños diagnosticados con sinusitis aguda aporta pocos beneficios.
Objetivo. Evaluar si la terapia con antibióticos podría suspenderse adecuadamente en subgrupos preespecificados.
Diseño, entorno y participantes. Ensayo clínico aleatorizado que incluyó a 515 niños de 2 a 11 años diagnosticados con sinusitis aguda según criterios clínicos. El ensayo se realizó, entre febrero de 2016 y abril de 2022, en consultorios de atención primaria afiliados a seis instituciones de EE UU, y se diseñó para evaluar si la carga de síntomas difería entre los subgrupos que según el cultivo bacteriano nasofaríngeo presentaban Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae o Moraxella catarrhalis, y según la presencia de secreción nasal coloreada.
Intervenciones: Amoxicilina oral (90 mg/kg/d) y clavulanato (6,4 mg/kg/d) (n = 254) o placebo (n = 256) durante 10 días.
Principales resultados y medidas. El criterio primario de valoración fue la carga de síntomas medida según las puntuaciones diarias de los síntomas en una escala validada (rango, 0-40) durante los 10 días posteriores al diagnóstico. Los resultados secundarios incluyeron: fracaso del tratamiento, eventos adversos que incluyeron diarrea clínicamente significativa y uso de recursos por parte de las familias.
Resultados. La mayoría de los 510 niños tenían entre 2 y 5 años (64%), eran varones (54%), blancos (52%) y no hispanos (89%). Las puntuaciones medias de los síntomas fueron significativamente más bajas en los niños del grupo tratado con amoxicilina y clavulanato (9,04 [IC del 95 %: 8,71 a 9,37]) en comparación con los del grupo de placebo (10,60 [IC del 95 %: 10,27 a 10,93]) (diferencia entre los grupos, −1,69 [IC del 95 %, −2,07 a −1,31]). El tiempo transcurrido hasta la resolución de los síntomas fue significativamente menor en los niños del grupo tratado con antibióticos (7,0 días) que en el grupo de placebo (9,0 días) (P = 0,003).
Los niños sin patógenos nasofaríngeos no se beneficiaron tanto del tratamiento con antibióticos como aquellos en los que se detectaron patógenos; la diferencia entre grupos en las puntuaciones medias de los síntomas fue de −0,88 (IC del 95 %, −1,63 a −0,12) cuando no se detectaron patógenos, en comparación con −1,95 (IC del 95 %, −2,40 a −1,51) cuando se detectaron patógenos.
La eficacia no difirió significativamente según si había secreción nasal coloreada (la diferencia entre grupos fue −1,62 [IC del 95%, −2,09 a −1,16] para la secreción nasal coloreada versus −1,70 [IC del 95%, −2,38 a −1,03] para secreción nasal clara; P = .52 para la interacción entre el grupo de tratamiento y la presencia de secreción nasal coloreada).
Conclusiones. En niños con sinusitis aguda, el tratamiento con antibióticos aportó un beneficio mínimo para aquellos sin patógenos bacterianos nasofaríngeos en el momento del diagnóstico, y sus efectos no dependieron del color de la secreción nasal. El uso de pruebas para detectar bacterias específicas cuando se presentan los síntomas podría ser una estrategia para reducir el uso de antibióticos en esta afección.