El primer ministro australiano ¿priorizará la seguridad de las personas al acuerdo multimillonario de su gobierno con Moderna?
Se insta al primer ministro Anthony Albanese a “suspender inmediatamente el uso de los productos Pfizer y Moderna contra la covid-19” debido a que hay evidencia de que las vacunas están contaminadas con ADN sintético [1].
Russell Broadbent, miembro de Monash, junto con 52 médicos, abogados, académicos y políticos, dicen que el primer ministro debe utilizar una “estrategia de precaución” y realizar más pruebas de seguridad.
Esto se produce después de que un análisis descubriera que los niveles de contaminación de los viales australianos con ADN sintético excedían con creces los límites reglamentarios aceptables y se confirmaran hallazgos previos de grupos independientes en EE UU [2], Canadá [3] y Alemania [4].
Un resumen científico adjunto afirmaba: “El exceso de ADN sintético extraño encapsulado en nanopartículas lipídicas puede integrarse en las células humanas, lo que podría provocar inestabilidad genómica, cánceres, alteración del sistema inmunitario y efectos hereditarios adversos”.
Integración de ADN
En febrero de 2024, Kevin McKernan y sus colegas demostraron que era posible que los fragmentos de ADN de la vacuna de Pfizer se integraran en el genoma de las células de cáncer de ovario cultivadas en el laboratorio [5].
Y un estudio publicado en la revista Nature Scientific Reports descubrió que cuando se mezclan las células con una solución de transfección que contiene fragmentos lineales de ADN alrededor del 7% de ellas han integrado el ADN en cuestión de horas [6].
Actualmente, se están realizando estudios para ver si la integración del ADN ocurre en los genomas de las personas que han sido vacunadas con las vacunas contra la covid-19 de Pfizer o Moderna [7].
La FDA de EE UU es consciente de los riesgos del ADN residual en las vacunas. Su propia guía para la industria reconoce el potencial “oncogénico” [8].
Afirma: “Existen varios mecanismos por los cuales el ADN residual podría ser oncogénico, incluyendo la integración y expresión de oncogenes codificados o la mutagénesis insercional después de la integración del ADN”.
Pero hasta ahora, las solicitudes de que se realicen más pruebas de seguridad han caído en saco roto.
En enero de este año, el director general de sanidad de Florida, Joseph Ladapo, fue el primer funcionario de salud pública de EE UU en pedir que se detuviera el uso de vacunas de ARNm después de que la FDA no abordara adecuadamente sus preocupaciones sobre la contaminación de los productos con ADN residual [9].
Ladapo exigió a la FDA que le proporcionara pruebas de que la presencia de ADN residual era segura, pero dijo que la agencia no respondió a sus preguntas, lo que interpretó como que “esos estudios no se habían realizado”.
Ladapo acusó a la FDA de jugar “de manera irresponsable” con la seguridad de la vacuna contra la covid-19, y dijo que su decisión de no estudiar si los fragmentos de ADN de la vacuna podían integrarse en el genoma de una persona era “intolerable”.
Retrasos de la Therapeutics Goods Administration (TGA)
Científicos destacados han hecho múltiples intentos de advertir a los reguladores sobre los riesgos potenciales, pero sin éxito.
Una solicitud de libertad de información (FOI) que describe los protocolos de la TGA para probar el ADN residual en las vacunas lleva la fecha de 17 de octubre de 2023 [10], seis meses después de que McKernan diera la alarma sobre los problemas de contaminación.
La TGA no respondió a la pregunta de si se habían realizado pruebas previamente.
Además, la TGA redactó más del 80% del informe, lo que imposibilita cualquier interpretación de los datos.
Y la información publicada en el informe describía métodos que no se pueden considerar lo suficientemente sensibles como para detectar todo el ADN plasmídico residual en los viales.
El dilema del Primer Ministro
Esto presenta un gran dilema para el gobierno australiano.
En agosto de 2022, el Primer Ministro Albanese anunció que el gobierno federal había firmado una colaboración de 10 años con Moderna para construir una fábrica de vacunas de ARNm en la Universidad de Monash en Victoria.
El acuerdo significa que Victoria albergará la única instalación de fabricación de ARNm de Moderna en el hemisferio sur y, una vez que esté operativa, podrá producir hasta 100 millones de dosis de vacunas cada año.
Está previsto que la instalación se complete este año.
Albanese estaba orgulloso de su inversión multimillonaria y afirmó: “La pandemia nos ha mostrado la importancia de tener capacidad de fabricación local para nuestra seguridad y nuestra salud. Este importante acuerdo protegerá a los australianos y a la soberanía australiana”.
Pero ahora, frente a la evidencia convincente de que la fabricación de vacunas de ARNm da como resultado niveles inaceptablemente altos de contaminación del ADN, ¿pondrá el Primer Ministro la seguridad de su pueblo por encima de las ganancias?
La oficina del Primer Ministro no respondió a las consultas.
Referencias