La evaluación de las intervenciones de atención en salud se debería basar en los criterios de valoración clínicos (objetivo), es decir de interés directo para los participantes en el ensayo, los investigadores, los pacientes, los médicos u otras partes interesadas. Sin embargo, estos estudios a menudo requieren muestras de gran tamaño y largos períodos de seguimiento, por lo que a veces se utilizan criterios de valoración indirectos o sustitutos. Los criterios de valoración indirectos suelen consistir en análisis de laboratorio o en imágenes, y sus niveles de correlación con las variables de interés clínico varían.
Este artículo describe las nuevas pautas para reportar los resultados de estudios que utilizan criterios de valoración indirectos
En 2018, la FDA [1] publicó una tabla en línea con más de 100 criterios de valoración indirectos “que ya se han utilizado en programas de desarrollo de medicamentos que han sido aprobados, o criterios de valoración indirectos que la FDA ha indicado que son aceptables”.
A pesar de sus beneficios en términos de mejorar la eficiencia de los ensayos, el uso de criterios de valoración indirectos en la evaluación y la aprobación reglamentaria de intervenciones sanitarias sigue siendo muy controvertido. Algunos medicamentos aprobados sobre la base de criterios de valoración indirectos no han logrado mejorar los resultados clínicos de interés para los pacientes y, en algunos casos, han causado más daños que beneficios [2,3]. Además, se ha demostrado que los ensayos que utilizan un resultado primario indirecto sobreestiman la eficacia de las intervenciones en más del 40%, en comparación con los ensayos que utilizan un resultado clínico relevante [4], lo que puede tener un impacto negativo en las políticas públicas.
Es importante validar los criterios de valoración indirectos, ya sea a través de su plausibilidad biológica, su valor pronóstico y, lo más importante, con evidencia estadística que demuestre una fuerte asociación entre el efecto del tratamiento medido a través del criterio de valoración indirecto y los resultados clínicos [2,3]. Sin embargo, un análisis reciente mostró que casi el 60% de los criterios de valoración indirectos que la FDA acepta como elegibles para estudiar nuevos medicamentos para tratar enfermedades crónicas no oncológicas carecen de evidencia solida de su asociación con los indicadores clínicos, según los metaanálisis publicados de ensayos aleatorios [5].
Una revisión [6] de ensayos aleatorizados que se habían publicado en 2005 y 2006 en Annals of Internal Medicine, BMJ, JAMA, Lancet, New England Journal of Medicine y PLoS Medicine encontró que el 17% (109 de 626) utilizó un criterio de valoración principal indirecto. De estos, solo la mitad informó claramente que el resultado principal era un criterio de valoración indirecto y solo un tercio mencionó si el criterio de valoración indirecto o sustituto estaba validado.
Recomendaciones para la presentación de informes de estudios con puntos finales sustitutos
Recientemente, se publicaron las ampliaciones de SPIRIT (Standard Protocol Items: Recommendations for Interventional Trials)–Surrogate y CONSORT (Consolidated Standards of Reporting Trials)–Surrogate con el objetivo de mejorar los reportes de ensayos que utilicen criterios de valoración indirectos [7,8].
La ampliación SPIRIT-Surrogate modifica 9 elementos de la lista de verificación SPIRIT, y la ampliación CONSORT-Surrogate modifica 9 elementos de la lista de verificación CONSORT y añade 2 elementos nuevos. Las características clave de ambas listas incluyen:
Para maximizar su potencial de mejorar la integridad, la transparencia, la interpretación y la utilidad de los hallazgos del ensayo, se debe alentar la adopción de las ampliaciones de SPIRIT y CONSORT.
Referencias