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GINEBRA, agosto 25, 2016 : Un análisis realizado por la cadena española SER asegura que los laboratorios entregaron en 2015 más de 30 millones de dólares en fondos, más 60 millones en donaciones de medicamentos y vacunas. Esto, afirman, condiciona el trabajo de la entidad. “Han privatizado la OMS, la financiación privada condiciona sus decisiones”, dijo un ex miembro de la OMS.
Desde hace años la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un esfuerzo por mejorar su transparencia, difunde cuál es su fuente de financiación. Esta información es accesible y pública, y esta semana se conoció un análisis de los datos aportados por la agencia de la ONU para la salud al respecto. Se allí se desprende que las farmacéuticas son grandes aportantes, lo que generó crítica de algunos especialistas. Glaxo, Novartis y Sanofi, las más “generosas al respecto”.
Desde su origen, los 194 estados que pertenecen a la OMS aportan una cuota fija – que se calcula en base al nivel de riqueza y su población-, el problema es que esa aportación obligatoria “se ha reducido desde hace varios años”, según admiten fuentes de la OMS. De hecho, esa vía representa ya “menos de una cuarta parte de la financiación total de la Organización Mundial de la Salud”. El resto de la financiación es voluntaria. En los últimos tres años, la Organización Mundial de la Salud ha recibido casi 6.000 millones de dólares a través de ‘contribuciones voluntarias’ – esa fuente de financiación representa más del 75 por ciento de todo el presupuesto de la OMS-.
Se trata de donaciones que han llegado, principalmente, a través de los diferentes países de todo el mundo. Pero no son los únicos donantes. Según los datos oficiales de la OMS, entre las donaciones voluntarias también se encuentran fundaciones filantrópicas y algunos de los gigantes de la industria farmacéutica.
En 2015, los laboratorios dieron, al menos, 30.966.248 de dólares a la OMS en concepto de “contribuciones voluntarias especificadas” (los donantes son quienes autorizan qué programas concretos pueden ser financiados con su dinero). El ranking de esas donaciones de las farmacéuticas lo encabeza Glaxo, dio 7.769.202 dólares, le siguen Novartis con 6.992.742 dólares y Sanofi, que aportó 6.158.152 dólares, pero no solo se cuelan las grandes multinacionales, también otras compañías más desconocidas como Labiofam, el laboratorio más importante de Cuba.
En este documento también se publican las contribuciones “en especie” que la OMS ha recibido a manos de la industria farmacéutica, principalmente, medicamentos. Durante 2015, la Organización Mundial de la Salud recibió de estas compañías material valorado en 60.701.307 dólares. Los laboratorios que más aportaron fueron, una vez más Glaxo con más de 22 millones y Merck con 15 millones.
Por encima de todos los donantes privados destaca uno, prácticamente nadie le supera, sus cifras son inalcanzables, es la fundación Bill & Melinda Gates, la organización del creador de Microsoft fue la entidad privada que más aportó a la OMS en 2015, desembolsó 185 millones de dólares. Para que nos hagamos una idea de la magnitud de esa contribución, esta fundación donó 95 veces más que España.
Estas aportaciones no están exentas de polémica. Hay voces que consideran que “la financiación privada condiciona las decisiones de la OMS”, según denuncia a la cadena española SER el ex director del Programa Mundial de Medicamentos de la Organización Mundial de la Salud, Germán Velásquez. En una entrevista, este doctor que trabajó más de 20 años en esta agencia de la ONU, lamenta que la Organización Mundial de la Salud “funciona en favor de intereses privados” porque “ha sufrido un proceso de privatización”.
Desde la Organización Mundial de la Salud niegan a la SER que esto sea así, “las prioridades y los objetivos de la salud de la OMS los fijan los Estados Miembros (a través del Consejo de Administración y la Asamblea Mundial), ellos son quienes tienen la última palabra sobre los programas de salud, y no los donantes privados”, desde la OMS también aseguran que la escasa financiación obligatoria de los países “ayudan a reducir la dependencia de un grupo exiguo de donantes”.