OMS Como desarrollar e implementar una política nacional de medicamentos, segunda edición (How to develop and implement a national drug policy, second edition). Ginebra; 2001
$23.40 (30% para los países en vías de desarrollo). Se pueden solicitar copias a: WHO Department of Marketing and Dissemination Fax 41-22-7914857 e-mail bookorders@who.int Se puede obtener una copia gratis para expertos de países en vías de desarrollo en: Documentation Centre of the WHO Department of Essential Drugs and Medicines Policy Fax 41-22-7914167 e-mail edmdoccentre@who.int Está disponible en inglés en:
www.who.int/medicines/library/par/ndpenglish.pdf
Di Tella R y Savedoff W, com. Prescripciones peligrosas. El robo en los hospitales públicos de América Latina (Dangerous prescriptions. Fraud in Latin America’s Public Hospitals)
Washington, D.C.: InterAmerican Development Bank; 2001. Edición inglesa 226 págs. ISBN: 1-931003-11-4 $24.95
Mintzes B, Barer ML, Kazanjian A, Bassett K, Evans RG, Morgan S. Una evaluación del impacto en el sistema de salud de los anuncios directos al consumidor de los medicamentos que requieren receta (An Assessment of the health system impacts of Direct-to-Consumer Advertising of Prescription Medicines [DTCA]).
Centre for Health Services and Policy Research, Health Policy Research Unit, University of British Columbia; 15 de febrero de 2002.
Henry J. Kaiser Family Foundation. Como entender los efectos de los anuncios dirigidos a los usuarios de medicamentos de receta (Understanding the effects of direct-to-consumer prescription drug advertising).
Publication 3197. Menlo Park: CA; 2001. Págs. 12+apéndices y fotos de anuncios televisivos. Se puede obtener gratuitamente en www.kff.org/marketplace
National Institute for Health Care Management Foundation. Medicamentos de receta y publicidad a través de medios de comunicación de masas, 2000. (Prescription drugs and mass media advertising, 2000).
Washington D.C.: noviembre 2001. Pág. 17. Accesible gratuitamente en www.nihcm.org
Lisa Hayes (comp.) ¿Hay alguna razón para promocionar medicamentos de receta directamente al consumidor? Informe de un simposio. (Providing prescription medicine information to consumers: is there a role for direct-to-consumer promotion? Symposium report).
Amsterdam: Health Action International; 10 de enero 2002. Págs. 62. ISBN no 90-74006-14-0. Se puede conseguir gratuitamente en www.haiweb.org
OMS Como desarrollar e implementar una política nacional de medicamentos, segunda edición (How to develop and implement a national drug policy, second edition). Ginebra; 2001 $23.40 ( 30% para los países en vías de desarrollo). Se pueden solicitar copias a: WHO Department of Marketing and Dissemination Fax 41-22-7914857 e-mail bookorders@who.int Se puede obtener una copia gratis para expertos de países en vías de desarrollo en: Documentation Centre of the WHO Department of Essential Drugs and Medicines Policy Fax 41-22-7914167 e-mail edmdoccentre@who.int Está disponible en inglés en:
www.who.int/medicines/library/par/ndpenglish.pdf
Es un tratado práctico y muy comprehensivo para facilitar una política de medicamentos esenciales, y ayudar a aquellos gobiernos, que tengan la voluntad política, a implementarla. Muchos países tienen políticas de medicamentos esenciales, pero muy pocos, tanto entre los países industrializados como los que están en vías de desarrollo, han hecho un esfuerzo para implementarlas. Los autores nos recuerdan que el gasto en medicamentos es una parte importante de los gastos de salud, y que existe un extendido uso irracional de los mismos en todas partes, lo cual crea peligros para la salud y un gasto inútil.
La primera parte del volumen tiene tres capítulos, en el primero se define el concepto de medicamentos esenciales y en que consiste un política nacional, en el segundo se describe el proceso que debe seguir el desarrollo de una política nacional para que tenga éxito y la posibilidad de ser implementada, y en el último la necesidad de un marco adecuado legislativo y regulatorio, sin los cuales sería inútil la política de medicamentos esenciales.
En los nueve capítulos de la segunda parte se discuten una serie de aspectos prácticos incluyendo los problemas que se pueden encontrar en la selección de los medicamentos esenciales y plantas medicinales, la necesidad de hacer los medicamentos accesibles económicamente a los usuarios, diferentes modelos de financiación y aspectos de equidad, sistemas de suministros en donde se discute el dilema de producir o importar, la necesidad de crear una entidad reguladora que sea transparente y que asegure la calidad, seguridad y eficacia de los medicamentos, así como que controle la información y el marketing de los mismos. Un capítulo está dedicado al uso racional de medicamentos, algo complejo que incluye tanto a los productores como a los prescriptores, dispensadores y usuarios y la necesidad de educar a todos y regular la promoción de medicamentos. Finalmente se discute la necesidad de mantener una línea de investigación para comprender la naturaleza de los problemas y poder modificar las intervenciones, y una vigilancia continua a través del monitoreo y la evaluación.
Los cuadros en los que se sintetizan las sugerencias ofrecidas, basadas en la valiosa experiencia de la OMS, son muy didácticos y facilitan la enseñanza de los principales puntos. El tema debe ser un curso obligatorio y el libro debe ser un texto obligatorio en todas las escuelas de medicina, farmacia y enfermería. Si se complementa con una selección de artículos y otros materiales que ya están disponibles en revistas, sería un gran avance para que los futuros profesionales y administradores de la salud a promovieran el uso adecuado de medicamentos.
Di Tella R y Savedoff W, com. Prescripciones peligrosas. El robo en los hospitales públicos de América Latina (Dangerous prescriptions. Fraud in Latin America’s Public Hospitals)
Washington, D.C.: InterAmerican Development Bank; 2001. Edición inglesa 226 págs. ISBN: 1-931003-11-4 $24.95
Esta colección de artículos examina sobornos, robos, abusos, ausentismo, sobrecargos de precios para las compras en los hospitales públicos en Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Perú y Venezuela. Los autores intentan identificar los factores que permiten o facilitan el expolio de la riqueza del pueblo. El objetivo es enseñar a los políticos y los administradores del sector público (el problema es que estos dos grupos generalmente están tan involucrados en la corrupción como los trabajadores y proveedores y en realidad son los que roban más) algunos métodos y medios para reducir la corrupción. Seguramente, los trabajadores de salud conocen, porque lo han observado directamente, todos los detalles que se presentan en este volumen. Ninguna de las modalidades de corrupción es un secreto. Por ejemplo, es totalmente conocido que los médicos que trabajan para el sector público en muchos países no cumplen con sus horarios. Es también conocido como los trabajadores se llevan a sus hogares, a sus laboratorios privados insumos de los hospitales. Las medicinas son uno de los insumos que más fácilmente desaparecen, pero también desaparecen sábanas, teléfonos, oxígeno, gasolina, parte de vehículos, es decir todo objeto portátil. Además, muchos trabajadores comen gratis en el hospital incluso cuando no es su turno. El problema de un estudio del sector público como este es que los ideólogos neoliberales de los bancos internacionales y otras agencias de desarrollo lo utilicen para seguir reduciendo el sector público. Sería igualmente importante que se estudie la corrupción en el sector privado. No hace falta indagar mucho para enterarse que la corrupción en los hospitales privados de EE.UU. está también muy extendida. De todas forma, es importante que se documenten los robos y los abusos en todos los sectores. Ojalá el BID investigue también la corrupción en el sector privado.
Mintzes B, Barer ML, Kazanjian A, Bassett K, Evans RG, Morgan S. Una evaluación del impacto en el sistema de salud de los anuncios directos al consumidor de los medicamentos que requieren receta (An Assessment of the health system impacts of Direct-to-Consumer Advertising of Prescription Medicines [DTCA]).
Centre for Health Services and Policy Research, Health Policy Research Unit, University of British Columbia; 15 de febrero de 2002.
Este reporte es el resultado un estudio financiado por Health Canada’s Trust Fund y consta de cuatro partes. En la primera se hace una revisión de los estudios publicados entre 1990 y 2000. En la segunda parte presenta los resultados de una encuesta con 40 médicos de familia y 748 pacientes en Vancouver y 38 médicos de familia y 683 pacientes en Sacramento (California). El objeto de la encuesta era obtener información sobre la frecuencia con que los pacientes piden medicamentos a los médicos.
La tercera parte informa sobre los resultados de una encuesta a 150 expertos en anuncios de medicamentos de receta dirigidos a los usuarios en EE.UU., Canadá y Nueva Zelanda y que incluía organizaciones de profesionales de salud, grupos de consumidores y de pacientes, agencias de gobierno, seguros privados, organizaciones de administración de salud (HMOs), y la industria farmacéutica y compañías publicitarias. El objeto de la encuesta era saber su opinión sobre los anuncios de medicamentos de receta a consumidores. La última parte es un análisis de la aplicación de la teoría de la publicidad a los medicamentos.
La revisión de la literatura resume datos muy interesantes. Entre ellos: un 25% de los pacientes hablan a sus médicos sobre medicamentos o enfermedades como resultado de haber visto un anuncio. Entre un 6 y 9% pidieron un medicamento como resultado del anuncio, y entre un 80 y 84% de los que lo pidieron lo recibieron. Es corriente que los consumidores estén mal informados sobre el contexto de los anuncios: una encuesta encontró que el 43% creía que solamente se anuncian medicamentos totalmente seguros; otra encuesta descubrió que el 53% no entendía el concepto de medicamento de receta. El 89% de médicos pensaba que los anuncios no ayudan a mejorar las relaciones entre médicos y pacientes.
La experiencia regulatoria tanto en los EE.UU. como en Nueva Zelanda, los dos únicos países que permiten anuncios a los consumidores de medicamentos de receta sugiere que se violan frecuentemente las reglas establecidas para los anuncios: no se indica como se debiera los riesgos del consumo del medicamento (en un tercio de los anuncios impresos en revistas, periódicos, etc.) y se exageran los beneficios. El valor educativo de los anuncios es mínimo, la mayoría de los anuncios omiten información básica del producto y las condiciones para las cuales se debe usar, por ejemplo la posibilidad de cura o la existencia de otras terapias.
En EE.UU. el 40% de los gastos de anuncios se dedica a 10 productos que generalmente son nuevos, muy caros y para condiciones crónicas que padecen muchas personas. Los 25 medicamentos de receta más anunciados eran responsables de un 40,7% de los US$17,7 mil millones de incremento entre 1998 y 1999 de ventas minoristas en EE.UU. Los medicamentos que más se anuncian son los que experimentan un incremento mayor de ventas.
La encuesta de médicos y pacientes encontró que los médicos recetaban más los medicamentos pedidos por los pacientes. Controlando características demográficas y socio-económicas, se encontró que los pacientes que pedían una receta la recibían nueve veces más a menudo que los que no la pedían. Se pedían muchas más recetas en Sacramento que en Vancouver, y la diferencia era notoria para los medicamentos que se anunciaban.
La encuesta a los expertos descubrió que dos tercios de ellos consideraron que la calidad de la información sobre los beneficios y riesgos de los medicamentos anunciados era baja o muy baja, mientras el 28%, la mayoría representantes de la industria farmacéutica y compañías publicitarias, pensaban que la información era buena o excelente.
La mayoría de los expertos afirmaban que los efectos de los anuncios en el conocimiento de los medicamentos y enfermedades y en la calidad de la atención médica eran negativos o en el mejor de los casos inconsecuente. Los encuestados cualquiera que fuera su afiliación pensaban que los anuncios aumentaban el precio de los medicamentos y las visitas a los médicos. La mitad de los entrevistados sugerían que debería haber un tiempo de seis meses a cinco años desde que aparecía un producto en el mercado hasta que se permitiera su anuncio. Más del 60% afirmaba que ciertos grupos (ancianos, adolescentes, personas de escasos recursos, no debieran ser objeto de los anuncios). Un 59% indicaba que la TV no era un medio apropiado para anunciar estos medicamentos.
La última sección del reporte es un análisis de la aplicación de la teoría de la publicidad a los medicamentos. Para que se pueda apoyar un anuncio como medio de educación es necesario que los lectores/televidentes tengan suficiente conocimiento sobre el producto que les permita juzgar sobre la veracidad del anuncio. Este no es el caso de los usuarios de medicamentos.
Cuando se pide más flexibilidad para dejar a los productores de medicamentos que anuncien no se hace con el objetivo de educar a los usuarios, sino como una respuesta a la competición entre los productores, para aumentar sus ventas o porque sus precios son más altos que los de otros medicamentos que los médicos pueden considerar más costo-eficientes.
El reporte concluye indicando que no han encontrado evidencia de que los anuncios ha mejorado la relación entre médicos y pacientes, que ha mejorado la utilización de los medicamentos o que ha reducido las tasas de hospitalización, morbilidad o mortalidad.
Antonio Ugalde
Henry J. Kaiser Family Foundation. Como entender los efectos de los anuncios dirigidos a los usuarios de medicamentos de receta (Understanding the effects of direct-to-consumer prescription drug advertising).
Publication 3197. Menlo Park: CA; 2001. Págs. 12+apéndices y fotos de anuncios televisivos. Se puede obtener gratuitamente en www.kff.org/marketplace
En EE.UU. los anuncios de todo tipo de medicamentos de receta han incrementado desde que la FDA en 1997 autorizó esta práctica. En 2000 el gasto de anuncios de medicamentos de receta fue de US$2,5 mil millones. La publicación de la Fundación Káiser es el resultado de una encuesta que examina cómo los usuarios responden a los anuncios, que información retienen, que acciones toman, y su opinión sobre la publicidad de los medicamentos. En particular se estudió tres medicamentos: Lipitor (anticolesterol), Nexium (contra la acidez,) y Singulair (antiasmático).
El estudio reporta que el 30% de los adultos ha hablado con sus médicos sobre un medicamento que vio anunciado, un 44% de aquellos que hablaron recibieron el medicamento sobre el que habían hablado. Esto significa que uno de cada ocho norteamericanos ha recibido un medicamento específico por haber visto el anuncio.
Los resultados del estudio indican que no se puede afirmar que los anuncios eduquen a los usuarios. En algunos de los medicamentos, los encuestados sabían tanto o más sobre los medicamentos que la información que se daba en los anuncios. En algunos casos un pequeño porcentaje de encuestados había aprendido algo sobre la enfermedad que curaba el medicamento, por ejemplo que acidez estomacal puede convertirse en un problema más serio. En algunos casos la información dada en el anuncio tenía efectos contraproducentes. Por ejemplo, el anuncio de Singulair hacía pensar a algunos encuestados que cuando se daba el ataque de asma, el paciente debía tomar la pastilla en vez de usar el inhalador.
Los medicamentos estudiados son medicamentos de receta, por lo tanto el médico es el que debe informarles sobre los efectos secundarios. Sin embargo, de acuerdo a las normas de la FDA, los anuncios en la televisión deben incluir información clara y prominente sobre los riesgos del fármaco. El estudio descubrió que aunque el anuncio siga estas normas no consigue que el televidente se entere de los riesgos. La mitad o más de los televidentes no pudieron identificar correctamente los efectos secundarios potenciales después de ver el anuncio. Además había mucha variabilidad en la identificación dependiendo del anuncio y del efecto secundario
La metodología del estudio es sofisticada. Es una encuesta aleatoria de hogares. Los encuestados estaban divididos en dos grupos: los que habían visto (1.872 personas) y los que no lo habían visto los anuncios (639). Los que iban a ver los anuncios recibieron el software de tres anuncios, uno de los cuales era sobre medicamentos y se divieron en tres grupos. Cada grupo veía solamente el anuncio de uno de los tres fármacos estudiados: Lipitor, Singulair y Nexium.
National Institute for Health Care Management Foundation. Medicamentos de receta y publicidad a través de medios de comunicación de masas, 2000. (Prescription drugs and mass media advertising, 2000).
Washington D.C.: noviembre 2001. Pág. 17. Accesible gratuitamente en www.nihcm.org
Un pequeño número de medicamentos de receta que se anunciaron directamente al público (ADP) en 2000 contribuyeron significativamente al aumento del gasto de medicamentos en los EE.UU. entre 1999 y 2000.
El aumento en la ventas de los 50 fármacos más anunciados (ADP) fueron responsables de casi la mitad (47,8%) de los US$20,8 mil millones de aumento de ventas al por menor entre 1999 y 2000. El aumento de ventas de todas las otras medicinas de receta (unas 9.850) eran responsables del resto del aumento en ese año.
El número de recetas de las 50 medicinas más anunciadas (ADP) aumentó un 24,6% en ese año, mientras que el total de todas las demás medicinas aumentó un 4,3%.
El gasto en los anuncios presentados en los medios de comunicación de masas (TV, radio, etc.) de los medicamentos de receta aumentó entre 1999 y 2000 de US$1,8 a 2,5 mil millones. El gasto se ha doblado desde 1997.
Los anuncios por televisión constituyen más de la mitad (57%) de los gastos de anuncios, y entre 1999 y 2000 aumentaron un 27%. Unas pocas compañías entre las que se encuentran las más grandes del mundo aumentaron fuertemente sus gastos en anuncios. Por ejemplo, Merck gasto 119% más en 2000 que en 1999, Pfizer casi dobló los gastos de US$126 a 250 millones.
El medicamento más anunciado fue Vioxx. Merck gastó US$168,8 millones en ADP, y sus ventas al por menor se cuadriplicaron de US$329,5 millones a US$1,5 mil millones en 2000.
Los gastos en anuncios directos al consumidor de medicamentos de receta representan un porcentaje pequeño del total del gasto promocional de medicamentos de receta, solo un 15,7%. Sin embargo, si se sustrae el valor comercial de las muestras que se regalan a los médicos del total del gasto promocional de medicamentos de receta, en 2000 los ADP suben a 32%.
Lisa Hayes (comp.) ¿Hay alguna razón para promocionar medicamentos de receta directamente al consumidor? Informe de un simposio. (Providing prescription medicine information to consumers: is there a role for direct-to-consumer promotion? Symposium report).
Amsterdam: Health Action International; 10 de enero 2002. Págs. 62. ISBN no 90-74006-14-0. Se puede conseguir gratuitamente en www.haiweb.org
El informa recoge 10 trabajos cortos preparados por expertos para el simposio. Los autores pertenecen a centros de investigación, ministerios de salud, industria farmacéutica, agrupaciones de consumidores, y OMS. Termina con unos comentarios de Anita Hardon, profesora del prestigioso programa de antropología de la medicina de la Universidad de Ámsterdam. La lectura de los materiales da una visión muy comprehensiva de los problemas relacionados con la promoción de medicamentos de recetas y las posiciones a veces contrastadas de los grupos representados.