Mediante una solicitud a la Defensoría de los Habitantes, especialistas pretenden que se investigue la obligatoriedad de la dosis.
Especialistas médicos han lanzado un cuestionamiento público contra la vacunación masiva obligatoria contra la gripe A H1N1, para lo cual recurrieron a la Defensoría de los Habitantes para que se investigue.
Lo anterior por considerar que no existen pruebas suficientes capaces de demostrar que la dosis es eficaz y segura.
Dicho argumento es sustentado en al menos tres puntos.
El primero de ellos es que el virus de la influenza A H1N1 sería más benigno, es decir menos dañino, que el de la gripe estacional.
El segundo es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó en la definición tradicional de pandemia el criterio de severidad, con el fin de que se declarara la situación que se vivía como tal.
Una vez declarada la pandemia, se inició la fabricación de las vacunas por parte de las casas farmacéuticas, y por la premura se dejaron de lado los estudios que demuestren su seguridad y eficacia.
Otro argumento es que la vacuna que se usa en Costa Rica, contiene una sustancia llamada Timerosal.
“Este es un producto de muy dudosa seguridad, particularmente cuando se usa en niños menores de seis años y en embarazadas”, indica el documento firmado por más de 90 especialistas, entre abogados y médicos de diferentes especialidades.
Estas dos poblaciones están obligadas a recibir la vacuna como señala el decreto.
Al respecto, la Defensoría de los Habitantes se encuentra trabajando en el caso. Específicamente ayer envió una serie de cuestionamientos al Ministerio de Salud dándole cinco días hábiles para responder.
El documento pide concretamente seis aspectos acerca de la vacuna. Entre ellos su composición y los efectos secundarios y adversos de la aplicación. Además solicita informar sobre la estrategia de información a la población respecto a las posibles consecuencias de la aplicación o no de la vacuna.
Por su parte las autoridades de Salud aseguran que la vacuna es segura y que todas las personas de los grupos de riesgo mencionados en el decreto tienen que aplicársela.
“Ha pasado por múltiples pruebas y ya se han vacunado 35 millones de personas en Europa y 200 millones en Estados Unidos, demostrando la protección y pocos efectos secundarios, la mayoría leves y pasajeros”, dijo María Luisa Avila, ministra de Salud.