La propuesta de Costa Rica de crear un banco voluntario de patentes para productos y tecnologías médicas para combatir el COVID-19 ha despertado gran interés y optimismo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Costa Rica le han dado seguimiento a través de una Llamada a la Solidaridad que enfatiza la necesidad de que se otorguen licencias voluntarias no exclusivas al Banco de Patentes de Medicamentos (MPP, por sus iniciales en inglés). El éxito de un banco voluntario de patentes depende de manera crítica de la disposición de los titulares de las patentes para unirse al grupo. En una crisis de salud pública, los titulares de las patentes no deben ser quienes determinen los límites de las políticas públicas. El MPP funcionará mucho mejor si se obliga o induce a los titulares de patentes a unirse al grupo. Para ello, la cooperación internacional es importante. El destacar las virtudes de las medidas voluntarias y promover el MPP sin hacer un énfasis adecuado en el uso de licencias obligatorias y otras salvaguardas de los ADPIC, en realidad debilita al MPP. A la luz de la experiencia con el MPP, el objetivo básico de este documento es analizar en qué medida se puede confiar en los mecanismos de bancos voluntarios de patentes para hacer que los productos médicos COVID-19 sean asequibles y accesibles. Es importante apreciar los logros del MPP. Sin embargo, también hay que tener en cuenta las limitaciones bajo las cuales opera, y sus propias limitaciones.
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