Un artículo publicado por Fátima Hassan, abogada en derechos humanos y activista en favor de la justicia social, en Daily Maverick [1], relata como Sudáfrica debería aplicar las lecciones aprendidas durante la epidemia del VIH/SIDA a la crisis de salud pública relacionada con el Covid 19.
Como algunos de nuestros lectores recordarán, la tardía respuesta de Sudáfrica a la crisis del VIH/Sida causó miles de muertes prematuras y evitables. Los líderes del país dieron la espalda a la ciencia y negaron el origen del problema, se negaron a utilizar herramientas legítimas que hubieran reducido el costo de los antirretovirales (licencias obligatorias), y su marco regulatorio inadecuado impidió que muchos accedieran a los medicamentos que les habrían podido salvar la vida. Por eso Fátima Hassan considera que la pandemia por Covid-19 ofrece a Sudáfrica la oportunidad de redimir su historia. Está claro que como país no pueden volver a equivocarse y confiar en la buena voluntad de la industria farmacéutica, y nos explica cómo podrían hacerlo en el artículo que resumimos a continuación [1].
Sudáfrica es un de los países más inequitativos, y muchos no están de acuerdo en que el acceso a la salud sea un derecho. Pero Covid -19 no respeta las clases sociales, y solo lo podremos controlar si establecemos sistemas solidarios que garanticen el acceso universal a las pruebas diagnósticas, vacunas y tratamientos efectivos, y eso exige regular a las compañías que los producen, es un tema de vida o muerte. Hay que priorizar soluciones de salud pública sobre el ánimo de lucro de las empresas, y eso exige reformar la ley de patentes, promover la investigación y el desarrollo de medicamentos, y quizás incluso impulsar la producción pública.
Las organizaciones dedicadas a promover los derechos de los pacientes y el derecho a la salud empezaron a proponer ajustes a las leyes de patentes de Sudáfrica, que se caracterizan por ser muy proteccionistas, a finales de la década de 1990; y en 2011 se lanzó la iniciativa Fix the Patent Law qué busca equilibrar los derechos de los titulares de propiedad intelectual y los de las personas que requieren medicamentos, lo que sería coherente con la Constitución Sudafricana. Más concretamente, pretende incorporar en la normativa sudafricana las salvaguardas para proteger la salud pública contenidas en los ADPIC, y lograr que el proceso de registro de medicamentos sea eficiente y transparente. Sudáfrica nunca ha ejercido su derecho de otorgar licencias obligatorias, ni siquiera en los momentos más críticos de infecciones por VIH, tuberculosis, o para enfermedades de alto costo como cáncer.
Hace unos días que, como se ha hecho en otros países que han querido disminuir el contagio por Covid 19, se nos solicitó que nos quedáramos en casa, y mientras miembros de la sociedad civil vigilan como el gobierno gestiona su poder, otros observan el comportamiento de la industria alimentaria, los taxis, las tabacaleras, las iglesias, las instituciones financieras y los hospitales, entre otros. Fátima recuerda que nadie está vigilando lo que hace la industria farmacéutica y deberíamos hacerlo. Hay quienes confían en que la magnitud del problema lleve a la industria a priorizar la salud de la gente por encima de su ánimo de lucro, pero hasta ahora ninguna lo ha confirmado (Nota de Salud y Fármacos: de hecho, ninguna ha apoyado el banco voluntario de patentes que ha establecido la OMS)
Hay varios proyectos de investigación para desarrollar pruebas rápidas de diagnóstico, tratamientos y vacunas, por lo que Fátima considera que es un momento crítico para que la entidad responsable de la respuesta al Covid-19 (National Command Council) utilice todos los mecanismos disponibles para prevenir la generación de monopolios farmacéuticos, fortaleciendo la transparencia en:
Es un momento ideal para que el Gobierno de Sudáfrica lidere la reforma de propiedad intelectual que tanto necesita, porque sin ella, si la industria no trata a los productos Covid-19 como bienes públicos globales, Sudáfrica no tendrá las herramientas necesarias para luchar contra la pandemia. Además, no estará sola, ya hay otros países que están reformando su marco legal por si tienen que defenderse de los altos precios de las nuevas tecnologías.
En este momento Sudáfrica cuenta con algunas fortalezas que facilitan la reforma: hay un ministerio de salud interesado en tomar decisiones basadas en la evidencia y en la ciencia; una movilización social importante, un esfuerzo solidario y humanitario sin precedentes, libertad de prensa y un sistema judicial independiente. También hay elementos del entorno global que favorecen este enfoque:
En el contexto actual será importante monitorear a las multinacionales que están trabajando en productos Covid para ver sí se comprometen a no proteger sus derechos de propiedad intelectual a nivel global, si optan por generar licencias voluntarias y bajo que términos; o si siguen con su habitual modelo de negocios y fijan precios que generan lucro desproporcionado a expensas de que muchos se queden sin los remedios que necesitan y algunos pierdan su vida. Ante esto último Fátima hace un llamado al Gobierno sudafricano a utilizar los mecanismos legales a su disposición para garantizar un acceso universal a las tecnologías útiles para el Covid-19.
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