Políticas
Esta carta fue una iniciativa del Grupo de Trabajo del Parlamento Europeo sobre Innovación, Acceso a Medicamentos y Enfermedades relacionadas con la Pobreza (European Parliament Working group on Innovation, Access to Medicines and Poverty – EPWG). EPWG es una plataforma multipartidista y una red de miembros del parlamento europeo (MEPS) que trabajan por el acceso a los medicamentos, con el apoyo de Médcios sin Fronteras (MSF) y Health Action International (HAI), quienes también participaron en la redacción de la carta. MEPs que no forman parte de EPWG apoyaron la iniciativa.
Estimada presidente von der Leyen,
Estimado comisionado Gabriel:
Estimado comisionado Kyriakides,
Europa se encuentra en el epicentro de la pandemia mundial por Coronavirus 2019 (Covid-19). En el momento de redactar esta carta, todavía se espera un rápido aumento en el número de casos y muertes. Además de garantizar la continuidad de las intervenciones de salud pública que son efectivas para contener la pandemia, tenemos la necesidad urgente de dar una respuesta médica estratégica, basada en el conocimiento científico que se va generando sobre la enfermedad. Esto incluye salvaguardar el desarrollo y la disponibilidad productos médicos efectivos y adaptados a las circunstancias.
Agradecemos la respuesta de la Comisión Europea a la crisis, y la movilización de fondos para investigación a través de los programas Horizonte 2020 e IMI. Programas que tienen como objetivo abordar el Covid-19, facilitar una mejor comprensión de la enfermedad y el desarrollo de herramientas de diagnóstico, vacunas y tratamientos para la misma [1].
A pesar de esto, seguimos profundamente preocupados por cómo los productos y tecnologías médicas contra Covid-19 (pruebas diagnósticas, vacunas y tratamientos) que ha financiado la UE estarán disponibles, accesibles y asequibles para los pacientes europeos y otros. Una respuesta efectiva a la pandemia exige que los productos médicos necesarios sean asequibles para los sistemas de salud y los pagadores, y estén disponibles de forma gratuita en donde se presten los servicios. No podemos permitir que, debido a las restricciones financieras o a la escasez derivada de las limitaciones de fabricación o suministro, se rechacen servicios para los pacientes. A partir de ahora, exigimos que los nuevos productos médicos, tras obtener el permiso de comercialización, estén disponibles de inmediato, a un precio asequible y en cantidades suficientes para satisfacer la demanda mundial. Este requisito es coherente con la ambición de la Comisión Europea de garantizar el suministro de medicamentos asequibles para satisfacer las necesidades de sus residentes [2].
Nos horroriza que algunos Estados miembro hayan antepuesto sus intereses nacionales a la solidaridad europea, como lo han demostrado sus esfuerzos por prohibir la exportación de productos médicos esenciales, y estamos alarmados y conmocionados por el esfuerzo del gobierno de EE UU para obtener una licencia exclusiva de un candidato a vacuna, supuestamente prometedor, desarrollado por la compañía alemana CureVac [3]. Supuestamente, en caso de obtenerla, dicha licencia proporcionaría a EE UU el acceso exclusivo a la vacuna. Nos mantenemos firmes en la postura opuesta, queremos que los esfuerzos de la Unión Europea se guíen por nuestros valores y principios fundacionales que defienden la dignidad humana y la solidaridad, dentro de la Unión y con el resto del mundo [4].
Observamos con gran preocupación que, si bien la Comisión Europea invierte más del doble que cualquier socio del sector privado en proyectos de investigación Covid-19 [5], no parece que se hayan establecido disposiciones o requisitos legales para garantizar que los resultados de la investigación serán de dominio público y que los productos finales estarán disponibles, accesibles y asequibles para los pacientes y los sistemas de salud que los requieran.
En un momento tan crítico, no debemos permitir que las corporaciones privadas que desarrollen productos médicos con fondos de la UE prioricen maximizar sus beneficios por encima de las consideraciones de salud pública. Otorgar el monopolio y otros derechos de exclusividad a las corporaciones privadas podría resultar no solo en medicamentos injustificadamente caros y largas negociaciones opacas de precios, sino que también es probable que las corporaciones no puedan satisfacer las demandas globales del medicamento que desarrollen. Los monopolios exclusivos harían que solo una o muy pocas empresas pudieran producir un medicamento extremadamente oportuno, y se requerirían grandes cantidades en todo el mundo. Esto se convertiría en una tarea imposible y pondría en riesgo la salud pública en Europa y más allá.
Al no haber incluido salvaguardas legales al otorgar las becas de investigación, la génesis de derechos privados y la concesión de licencias exclusivas supondrían una transferencia de los resultados esenciales de la investigación financiada con fondos públicos al sector privado, y podría significar que la información científica esencial permanecería secreta, y que los productos que salvan vidas serían inaccesibles a millones. De seguir con el modelo de ‘negocios como siempre’ se desperdiciarían recursos públicos y sería una negligencia grave por parte de las instituciones de la UE que son responsables de proteger la salud pública y solidarizarse con los Estados miembros y el resto del mundo. Esta responsabilidad es aún más crítica en tiempos de crisis, cuando las sociedades recurren a las instituciones de la UE en busca de orientación, apoyo y liderazgo.
La concesión de licencias no exclusivas permitiría que la Comisión Europea otorgara la licencia para producir insumos médicos a varios fabricantes, lo que aumentaría rápidamente la producción global y lograría satisfacer las demandas en Europa y en otros lugares. Una mayor competencia mejoraría la asequibilidad de los productos finales. Además, en los acuerdos de licencia de tecnologías desarrolladas con fondos públicos hay que incluir requisitos claros y exigibles de precios justos y asequibles.
Dado que las múltiples terapias y pruebas diagnósticas para el nuevo coronavirus aún no se han probado, para que las adquisiciones estén basadas en la evidencia y en las medidas de salud pública, es crucial que haya transparencia completa y rápida de los datos de los ensayos clínicos.
Instamos a la dirección de la Comisión Europea y del IMI a:
Confiamos en que la Comisión Europea entienda la necesidad urgente de proteger la salud pública durante esta crisis de salud sin precedentes. Continuaremos haciendo aportes, cuando sea necesario, para ayudar a la Comisión a garantizar que las pruebas diagnósticas, las terapias y las vacunas esenciales permanecen accesibles en Europa y en otras partes.
Sinceramente,
Margrete Auken MEP, Michèle Rivasi MEP, Petra de Sutter MEP, Tiemo Wölken MEP, Kathleen Van Brempt MEP, Marie Toussaint MEP, Miguel Urban Crespo MEP, Iuliu Winkler MEP, Sirpa Pietikäinen MEP, Piernicola Pedicini MEP, Udo Bullman MEP, Dr. Sergey Lagodinsky MEP, Niklas Nienaß MEP, Salima Yenbou MEP, Marc Botenga MEP, Dr. Pierrette Herzberger-Fofana MEP, Viola von Cramon-Taubadel MEP, Hannah Neumann MEP, Tilly Metz MEP, Alviina Alametsä MEP, Mounir Satouri MEP, Jakop Dalunde MEP, Ernest Urtasun MEP, Anna Cavazzini MEP, Alice Kuhnke MEP, Damien Carême MEP, Daniel Freund MEP, Mikuláš Peksa MEP, Reinhard Bütikofer MEP, Patrick Breyer MEP, Yannick Jadot MEP, Erik Marquardt, MEP, Cindy Franssen MEP
CC: Jean Eric Paquet, Director General – Directorate-General Research and Innovation
Anne Bucher,Director-General – Directorate-General Health and Food Safety
Pierre Meulien, Executive Director of Innovative Medicines Initiative (IMI)
Referencias