Derecho
Rick Bright, después de su sorpresiva destitución como director de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (Biomedical Advanced Research and Development Authority BARDA), una agencia clave que trabaja con empresas farmacéuticas para promover el desarrollo de medicamentos, vacunas y pruebas diagnósticas para Covid-19, alega que los líderes del Departamento de Salud (HHS) tomaron represalias por sus denuncias.
En una denuncia de 89 páginas publicada por The New York Times, Bright dice que el 20 de abril fue “destituido involuntariamente” de su puesto en BARDA por el subsecretario de Preparación y Respuesta, Robert Kadlec, quien había recibido órdenes del secretario del HHS, Alex Azar.
Según la denuncia, al principio de la pandemia Covid-19, el exdirector de BARDA trató de “asegurarse de que el gobierno de EE UU dedicaría los recursos adecuados y personal experto para combatir este virus mortal”. Sin embargo, alega que “el liderazgo político (del HHS) lanzó críticas infundadas contra él”.
Por su parte, una vocera del HHS dijo que la agencia está “profundamente decepcionada” de que Bright “no se haya presentado a trabajar” en su nuevo cargo. El mes pasado, Bright fue transferido a una nueva asociación público-privada llamada ACTIV, que se formó como parte de “un audaz plan para acelerar el desarrollo y la implementación de nuevas plataformas de análisis en el lugar de atención”. Una portavoz dijo que allí, “se le había encomendado la tarea de gastar más de US$1.000 millones para avanzar en ese esfuerzo”.
Bright, por supuesto, ve las cosas de otra manera.
Respuesta inicial ante Covid-19
Cuando se evidenció la amenaza del Covid-19 en China, el exdirector de BARDA empezó a hacer sonar las alarmas entre sus colegas. Sin embargo, la denuncia dice que el liderazgo del HHS no escuchó sus advertencias. Sus repetidas alertas y llamadas a la acción eran contrarias a lo que decían los altos funcionarios del HHS, ya que en esos momentos el discurso de la agencia era “el riesgo inmediato para el pueblo estadounidense es bajo, por ahora”.
A partir de enero, Bright pasó semanas tratando de fortalecer la preparación de EE UU, incluso trató de aumentar el suministro de máscaras y otros equipos médicos. Según la denuncia, el 18 de enero presionó para que se realizaran reuniones del “Grupo de liderazgo en casos de desastre”, pero se enfrentó al escepticismo inicial de Kadlec sobre la necesidad de esa medida. Estos grupos se han reunido durante los brotes de ébola, zika y otros.
La denuncia dice que el 23 de enero Kadlec convocó al grupo y “manejó la reunión muy rápidamente, abordando los temas de forma superficial y prestando poca atención a las preocupaciones que planteó el Dr. Bright”.
Ese mismo día, en una reunión de altos funcionarios del HHS, Bright presionó para obtener fondos, personal y el inicio urgente del proceso de I + D de medicamentos y vacunas Covid-19. Según el documento, eso molestó a algunos de los asistentes.
En respuesta, la denuncia dice que Azar y Kadlec “se sorprendieron por las predicciones extremas y la urgencia del Dr. Bright, y afirmaron que EE UU podría contener el virus y mantenerlo fuera del país”. En la siguiente reunión de HHS para hablar de Covid-19 no incluyeron a Bright.
‘Una gran victoria inmediata’
Las cosas empeoraron tras una disputa sobre la cloroquina y la hidroxicloroquina, medicamentos que el presidente Donald Trump promocionó sin tener evidencia significativa de que funcionan contra en el Covid-19. La denuncia dice que Bright tenía “objeciones y ponía resistencia a la financiación de medicamentos potencialmente peligrosos que pudieran proponer personas con conexiones políticas y la propia administración”.
El presidente ha calificado a la hidroxicloroquina como un medicamento “revolucionario”, pero Bright tenía sus propias preocupaciones. En su opinión, el medicamento, así como la cloroquina, carecían de “mérito científico” y se “importaban de fábricas de Pakistán e India que no habían sido inspeccionadas por la FDA”.
En marzo, en medio de toda la publicidad, un funcionario del HHS instruyó que uno de los colegas de Bright en BARDA revisara los datos sobre los medicamentos, y agregó que podrían producir una “gran victoria inmediata”.
Cuando Bright sintió que “había agotado todas las vías para alertar a los funcionarios del gobierno” sobre los riesgos de los medicamentos, optó por seguir otra estrategia. Un periodista que informaba sobre el tema contactó al exjefe de BARDA y Bright decidió corroborar el informe por “obligación moral con el público estadounidense”.
La denuncia dice que “los líderes del HHS, incluyendo el Secretario Azar y el Dr. Kadlec, ya estaban planeando la destitución del Dr. Bright por otros problemas que se relacionaban con fraude, despilfarro y abuso, pero decidieron destituirlo como director de BARDA a los pocos días de la publicación del artículo sobre la cloroquina porque sospecharon que él era la fuente”.
Problemas previos a la pandemia
Según la denuncia, Bright tenía desacuerdos con el liderazgo del HHS incluso antes de la pandemia por Covid-19. A partir de 2017, observó que las consideraciones políticas y financieras interferían en el proceso de toma de decisiones sobre los contratos de BARDA, por encima de la evidencia científica.
La queja de Bright describe cuatro casos en que empresas o investigadores vinculados a un consultor farmacéutico, supuestamente, obtuvieron acceso indebido o influenciaron los procedimientos de revisión de la agencia.
Con su queja, Bright solicita a la Oficina de Asesores Especiales de EE UU que lo devuelva a su puesto de BARDA y realicen una “investigación completa”.