Algunos fármacos provocan, en mujeres embarazadas o en el feto, efectos adversos desproporcionados en relación con sus beneficios potenciales. No deben emplearse durante el embarazo.
Todos estos fármacos pertenecen a la familia de los neurolépticos, y exponen a la madre y al feto a los efectos adversos comunes a todos los fármacos de este tipo, en particular a los efectos adversos sedantes, extrapiramidales y cardíacos.
Domperidona: sin ensayos comparativos, teratogénico en ratas. La domperidona tiene un balance riesgo-beneficio desfavorable en mujeres no embarazadas.
Ningún ensayo comparativo ha evaluado la eficacia de la domperidona en el tratamiento de los vómitos graves relacionados con el embarazo.
En ratas, a dosis muy altas es teratogénico. En los neonatos expuestos a la domperidona al final del embarazo se ha observado hipotonía y síndrome de abstinencia. Se desconocen los efectos a largo plazo de la exposición intrauterina a domperidona [1].
Metopimazina: sin datos. La metopimazina presenta un balance riesgo-beneficio desfavorable en mujeres no embarazadas [2].
Faltan datos clínicos sobre los efectos de la exposición durante el embarazo [3-9]. Nuestra búsqueda bibliográfica no identificó estudios de su teratogenicidad en animales, ni datos sobre la exposición en el primer trimestre o a largo plazo [2].
Alizaprida: sin datos. A mediados de 2019 no hay datos publicados sobre mujeres expuestas a alizaprida durante el embarazo [3-6].
En nuestra búsqueda bibliográfica no identificamos estudios de teratogenicidad en animales, ni datos sobre los efectos de la exposición en el primer trimestre o a largo plazo [2].
Droperidol, haloperidol: demasiados riesgos. Se ha comprobado que el droperidol y el haloperidol son antieméticos eficaces en mujeres no embarazadas, pero conllevan el riesgo de efectos adversos graves para la madre, como la prolongación del intervalo QT [2, 10].
Nuestra búsqueda bibliográfica no identificó estudios con droperidol en animales que pudieran descartar un riesgo de teratogenicidad. Los estudios realizados en varias especies animales con haloperidol arrojaron resultados contradictorios. Varios estudios demostraron que a dosis altas se asocia con muertes embrionarias y fetales, y anomalías de las extremidades, del sistema nervioso central y esquelético. Se observaron trastornos del comportamiento en ratones expuestos, en útero, a dosis equivalentes a que se suelen emplear en forma terapéutica [3-6].
No se detectaron señales de seguridad destacables en los pocos estudios disponibles sobre la exposición en el primer trimestre, que incluyen a unas 200 mujeres embarazadas expuestas al haloperidol y a cerca de 100 al droperidol, pero no puede descartarse un riesgo de teratogenicidad [3-6].
Nuestro análisis de estos datos difiere de lo expresado en septiembre de 2018 por el Centro de Referencia Francés para Agentes Teratogénicos (CRAT): “los datos publicados sobre mujeres expuestas a haloperidol en el primer trimestre son abundantes y tranquilizadores” [11]. Los datos que identificamos a mediados de 2019 no son abundantes ni tranquilizadores.
Se han notificado casos de agitación, hipertonía, hipotonía, temblores, somnolencia, dificultad respiratoria y trastornos de la alimentación en lactantes expuestos a haloperidol hacia el final del embarazo [12].
Nuestra búsqueda bibliográfica no identificó datos a largo plazo [2].
Referencias