Resumen
La investigación médica de mala calidad causa graves daños, induce a que los profesionales de la salud y los que deciden las políticas de salud cometan errores, disminuyendo la confianza en la ciencia y la medicina y despilfarrando fondos públicos. En este artículo se describen los problemas subyacentes, como la falta de transparencia, los incentivos disfuncionales y los sesgos en la información.
Hacemos las siguientes recomendaciones para abordar estos problemas: las revistas y los financiadores deberían garantizar que los autores cumplan con su obligación de compartir los protocolos detallados de los estudios, el libro de códigos y (en la medida de lo posible) los datos de la investigación.
Los financiadores y las revistas deberían incentivar la utilización de los registros de informes y establecer vías de financiación que integren la evaluación de las propuestas de financiación con la revisión inicial por pares de los informes registrados. Se debería establecer un registro nacional obligatorio de los intereses académicos de todos los que participan en la investigación médica en el Reino Unido, en donde los investigadores declaren en detalle sus intereses y lo vayan actualizando.
Los financiadores y las instituciones deben dejar de utilizar parámetros como las citas y el factor de impacto de las revistas para evaluar la investigación y a los investigadores y, en su lugar, deben evaluarlos en función de la calidad, la reproducibilidad y el valor social de sus contribuciones. Los empleadores y los programas no académicos de entrenamiento de profesionales de la salud (médicos contratados para atender a los pacientes, no para investigar) no deberían seleccionar a los candidatos en función del número de publicaciones. Los ascensos basados en las publicaciones se deberían limitar a los contratados para investigar.