Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.
Salud y Fármacos is an international non-profit organization that promotes access and the appropriate use of pharmaceuticals among the Spanish-speaking population.
En marzo, se llevó a cabo en Pekín el Foro de Desarrollo de China, donde se reunieron consejeros delegados de importantes empresas farmacéuticas y ejecutivos internacionales. Este evento, respaldado por el Estado, busca facilitar el contacto entre líderes empresariales y funcionarios chinos, al tiempo que permite al gobierno chino comunicar su mensaje a la comunidad global. El tema central de la conferencia fue el desarrollo continuo de China, con el objetivo de atraer más inversión extranjera en un contexto de desaceleración económica y preocupaciones sobre la desvinculación de Occidente.
La reunión se llevó a cabo en un momento crítico para las farmacéuticas, ya que en EE UU se había presentado una ley bipartidista, conocida como Ley de Bioseguridad (Biosecure Act), que prohibiría a las empresas farmacéuticas que colaboran con ciertas biotecnológicas chinas obtener contratos federales. Esta ley, que establece un plazo hasta 2032 para que las empresas terminen sus relaciones con las entidades consideradas “preocupantes”, que incluye a varias empresas chinas destacadas en el sector biotecnológico, tales como: BGI Group, MGI, Complete Genomics, WuXi Apptec, WuXi Bio y sus filiales.
El proyecto de ley es parte de una estrategia más amplia del gobierno estadounidense para limitar la influencia de los que considera adversarios extranjeros, es decir países como China, Rusia, Irán y Corea del Norte, especialmente en el ámbito de la biotecnología. Los legisladores han expresado su preocupación por el acceso del gobierno chino a datos sanitarios y propiedad intelectual de EE UU, así como por la dependencia del país norteamericano de las empresas chinas para el suministro de medicamentos. Además, mediante la ley se busca asegurar el liderazgo biotecnológico de EE UU frente a la creciente competencia de China.
Además, el proyecto de ley prohibiría al gobierno de EE UU contratar con una «empresa biotecnológica preocupante», e impediría que las empresas (en EE.UU. o en el extranjero) que contraten o reciban financiación del gobierno federal tengan contratos con estas empresas. Esto incluiría, por ejemplo, los acuerdos con Medicare, el programa federal de seguro médico para personas mayores de 65 años y jóvenes con discapacidad, que cubre a unos 66 millones de personas.
El proyecto de ley, que aún debe ser aprobado por ambas cámaras del Congreso, podría afectar significativamente a las asociaciones entre las farmacéuticas globales y las biotecnológicas chinas, que han crecido en la última década gracias a reformas en China. Las empresas farmacéuticas extranjeras han comenzado a integrar a las biotecnológicas chinas en sus procesos de desarrollo de fármacos, así como a depender de ellas para la fabricación y la investigación. La directora de Basel Area Business and Innovation ha señalado que las empresas suizas están interesadas en colaborar con las chinas no solo para acceder al mercado, sino también para co-innovar e invertir.
Biotecnológicas Chinas en crecimiento
La industria biotecnológica en China está experimentando un notable crecimiento, impulsado por reformas y políticas regulatorias que han facilitado la aprobación de medicamentos y mejorado los estándares de calidad. Esto ha permitido a las empresas internacionales ingresar al mercado chino, que se posiciona como el segundo más grande en el sector sanitario, solo detrás de EE UU.
El atractivo del sector ha aumentado tanto para inversores nacionales como extranjeros, con un informe que indica que 11 de las 15 principales empresas farmacéuticas globales han establecido centros de investigación significativos en China. Un ejemplo destacado es Roche, que en 2019 realizó una inversión considerable en su centro de investigación en Shanghái y en un programa para apoyar start-ups locales.
El gobierno chino ha fomentado el desarrollo de agrupaciones de ciudades biomédicas, como el parque industrial BioBAY en Suzhou, que alberga a numerosas empresas farmacéuticas, incluidas varias que cotizan en bolsa. Estas iniciativas han comenzado a mostrar resultados, con un aumento significativo en el número de candidatos a fármacos innovadores en desarrollo clínico, que se triplicó entre 2017 y 2022, destacando que una cuarta parte de estos fueron descubiertos por empresas chinas.
Expertos en inversión, como Thomas Heimann de HBM Partners, subrayan el alto nivel de innovación en la industria biofarmacéutica china y el potencial de crecimiento que aún existe, incluso para las empresas ya establecidas. Un hito importante fue la aprobación acelerada por parte de la FDA de un medicamento contra el linfoma desarrollado por BeiGene, lo que representa un avance significativo para la biotecnología china en el ámbito internacional.
Fusiones de empresas
Las empresas chinas están ganando protagonismo en el ámbito farmacéutico global, lo que ha llevado a grandes farmacéuticas a establecer asociaciones estratégicas para acceder a nuevos fármacos prometedores. Este fenómeno no solo beneficia a las multinacionales, que buscan diversificar su cartera de productos, sino también a las empresas chinas, que requieren financiamiento y redes de apoyo para desarrollar y comercializar sus medicamentos en mercados internacionales.
En 2023, se registraron más de 70 transacciones significativas en este sector, de las cuales más de 15 superaron los US$1.000 millones, marcando un récord en términos de volumen y tamaño. Un ejemplo destacado es el acuerdo entre Roche y MediLink Therapeutics, que implicó una inversión de más de US$1.000 millones para el desarrollo de un tratamiento para tumores sólidos. Asimismo, AstraZeneca adquirió Gracell Biotechnologies por USD $1.200 millones, lo que subraya el interés en las innovaciones chinas en terapias celulares CAR-T.
Además, varias empresas chinas han establecido filiales en centros farmacéuticos en el extranjero, como es el caso de Hengrui Medicine, Luye Pharma, BGG y BeiGene, que han abierto oficinas en Basilea en los últimos cinco años. Este movimiento refleja una estrategia de internacionalización que busca fortalecer su presencia en el mercado global.
Ambiente de incertidumbre
El proyecto de ley genera incertidumbre en las relaciones entre la industria farmacéutica global y la biotecnología china, ya que aún no se comprende completamente su impacto. La falta de transparencia en las listas de proveedores de las empresas dificulta la evaluación de cuántas de ellas colaboran con las compañías chinas mencionadas en la legislación. Wuxi AppTec, un importante proveedor de servicios de fabricación y desarrollo de fármacos ha indicado que trabaja con las principales empresas farmacéuticas, participando en el desarrollo de una significativa proporción de medicamentos utilizados en EE UU.
Novartis ha reconocido sus vínculos con empresas chinas en fabricación e investigación, y está considerando ajustar sus relaciones contractuales para alinearse con la normativa estadounidense. Además, legisladores en EE UU han solicitado investigaciones sobre otras biotecnológicas chinas, mientras que algunas empresas internacionales están buscando alternativas a sus socios en China debido a las preocupaciones sobre el impacto de la ley.
AstraZeneca y Merck están tomando medidas para establecer cadenas de suministro independientes para sus operaciones en EE UU y China, lo que refleja una tendencia hacia la diversificación en la producción. La incertidumbre sobre la Ley de Bioseguridad se considera una amenaza, aunque su alcance y consecuencias aún son difíciles de determinar.
Fuente Original