Publicidad y Promoción
La publicidad televisiva de medicamentos dirigida a la población está aumentando
David Woods
Newsworks, 27 de octubre de 2016
http://www.newsworks.org/index.php/speak-easy/item/98358-direct-to-consumer-drug-advertising-on-tv-a-growth-industry
Traducido por Salud y Fármacos
La industria farmacéutica gasta más de US$2.000 millones al año en publicidad de medicamentos en TV. En los dos últimos años ha aumentado un 30%. Solo EE UU y Nueva Zelanda permiten estos anuncios.
La Dra. Marcia Angell, ex editora jefe del New England Journal of Medicine y autora del libro The Truth about Drug Companies cree que si la industria farmacéutica logra convencer a la gente que esencialmente es normal de que las pequeñas dolencias requieren un uso crónico de medicamentos, su mercado crecerá.
Y el doctor Arthur Caplan, profesor de bioética en la Universidad de Nueva York (NYU) dice que una condición humana como el trastorno por déficit de atención, algo que afecta a los niños y que eventualmente superan, se promueve cada vez más como una condición de los adultos. Caplan sostiene que condiciones humanas habituales como la infelicidad, el debilitamiento óseo y las molestias estomacales cada vez se redefinen más como depresión, osteoporosis y gastritis. En inglés se usa el término mongering para referirse a esa conversión de un estado anímico a enfermedad. Otras afecciones citadas como ejemplos de mongering incluyen el síndrome de piernas inquietas, deficiencia de testosterona y disfunción eréctil.
Por supuesto, no es saludable exponer a adultos y niños a un promedio de nueve anuncios de medicamentos por día en la televisión, diciendo a personas sanas que están enfermas. Pero si, al igual que con los anuncios políticos durante las campañas electorales acabamos tan habituados a su mensaje, y también respondemos a los que anuncian medicamentos para el insomnio. Pero tenga cuidado: Los posibles efectos secundarios, advierte el fabricante, incluyen pérdida de memoria, ansiedad, reacciones alérgicas graves, hinchazón de la lengua o garganta, dificultad para respirar, náuseas y vómitos, confusión, agitación, alucinaciones, somnolencia, mareos, síntomas del resfriado común y sabor desagradable en la boca. Oh, y pensamientos o acciones suicidas. ¿No preferirías mejor pasar alguna noche sin dormir?
Entre las empresas que más anuncian se encuentra Pfizer, que gasta unos US$230 millones solo en Viagra.
Entonces, no hace mucho tiempo uno tenía dificultades para identificar a más de un puñado de hombres que confesara tener disfunción eréctil (DE). Ahora, es una industria en crecimiento. El Manual de Merck afirma que alrededor de 20 millones de hombres estadounidenses sufren de DE y que el 50% de los hombres entre 40 y 70 años experimentan ocasionalmente DE. Y los tratamientos no están libres de efectos secundarios. Un estudio que duró varios años de Viagra en ratas mostró cierta disminución en su fertilidad sin opinar sobre si los roedores pensaron que valía la pena el experimento. Y entre las advertencias de efectos secundarios al uso de DE figuran posibles problemas visuales o auditivos. (¿Y quién quiere tener relaciones sexuales sin escuchar o ver realmente lo que está pasando?)
A menudo los canales de televisión pasan estos anuncios durante la hora de noticias – las personas de más de 60 todavía miran las noticias. Así, intercaladas entre las historias de muerte y destrucción en todo el mundo, están atractivas invitaciones de “vente a la cama” como la viñeta de Cialis mostrando a una pareja, si no exactamente en flagrante delito, muy cerca de cometerlo, mientras se dirigen sin aliento a la felicidad de la habitación del hotel.
¿Y qué decir de la advertencia del anuncio: “dile a tu médico si la erección dura más de cuatro horas”. Tal priapismo extraordinario seguramente merecería que un médico hiciera un serio trabajo de investigación, por no hablar de la incredulidad y preocupación de su dueño. Y de todos modos, los médicos simplemente no tienen tiempo para tratar con todas estas consultas “fuera del consultorio”. Y estos medicamentos no son ciertamente baratos, una píldora cuesta más de US$40.
Pero se están monitoreando los anuncios de cerca. Una legisladora de Connecticut, Rosa DeLauro, está tratando de poner freno a la publicidad de las compañías farmacéuticas dirigida al consumidor, una práctica que fue criticada durante la campaña presidencial y también por la Asociación Médica Americana, cuyo consejo directiva la condenó en 2014. El hecho de que los anuncios todavía existan es un testamento de la influencia de las compañías farmacéuticas en Washington, donde gastan la friolera de US$229 millones al año en cabildeo. Hillary Clinton ha dicho que no permitiría a las compañías farmacéuticas desgravar de sus impuestos los costos de la publicidad directa al consumidor.
¿Con Big Pharma gastando más en publicidad que en investigación, es hora de prohibir estos anuncios por completo? Cuando se prohibieron los anuncios de tabaco, el consumo disminuyó; tal vez una proscripción similar de los fármacos para la DE podría llevar, si no a su desaparición, al menos a una disminución de ventas.