En la actualidad, solo un medicamento ha demostrado reducir las tasas de muerte de los pacientes con enfermedad grave por coronavirus 2019 (COVID-19). Ese fármaco es la dexametasona (Hemady), un corticosteroide sintético muy potente (también llamado glucocorticoide) que se ha utilizado durante mucho tiempo para tratar enfermedades inflamatorias y otras afecciones graves que pueden ser perjudiciales para casi todos los sistemas del cuerpo humano.
Descripción general de la dexametasona
La dexametasona, que está disponible tanto en forma oral como inyectable, inhibe el sistema inmunológico y tiene fuertes propiedades antiinflamatorias. Se utiliza para tratar las siguientes enfermedades, entre muchas otras: el shock acompañado de insuficiencia suprarrenal (producción insuficiente de hormonas de la glándula suprarrenal); las exacerbaciones agudas de la artritis reumatoide, la osteoartritis y la esclerosis múltiple; las reacciones cutáneas alérgicas graves; el asma severa; los problemas inflamatorios graves de los ojos; la colitis ulcerosa (inflamación del colon); la leucemia; y el edema cerebral (inflamación del cerebro) debido a una variedad de causas [1].
Como todos los corticosteroides, la dexametasona puede provocar muchos efectos adversos. Los más comunes incluyen supresión suprarrenal, presión arterial alta, hinchazón, osteoporosis (disminución de la densidad ósea que conlleva un mayor riesgo de fracturas), trastornos oculares (como cataratas y glaucoma), enfermedad cardíaca, aumento de los niveles de azúcar en sangre (diabetes), infección, debilidad muscular, efectos psiquiátricos (como agitación, ansiedad, delirios, depresión, alucinaciones, insomnio, euforia, manía y pensamientos suicidas), cicatrización lenta de heridas, fragilidad de la piel, úlcera en el estómago o duodeno y aumento de peso [2].
Al principio de la pandemia, muchos consideraron el uso de corticosteroides como posible tratamiento para el Covid 19, a pesar de las preocupaciones por su toxicidad y de que estudios previos mostraron resultados no concluyentes (y a veces dañinos) [3-4]. Se han iniciado al menos 55 ensayos clínicos en todo el mundo que testan varios corticosteroides para el tratamiento del COVID-19 [5]. Los resultados iniciales de uno de esos ensayos realizado en el Reino Unido llevaron al director médico de ese país y a los Institutos Nacionales de Salud de EE UU a recomendar el uso de dexametasona en ciertos pacientes hospitalizados con COVID-19 [6-7].
Ensayos aleatorizados
Hasta la fecha, se han realizado al menos siete ensayos aleatorizados de buena calidad que en conjunto apoyan el uso cauteloso de corticosteroides para tratar a ciertos pacientes con COVID-19 grave.
El ensayo aleatorizado más influyente hasta la fecha se publicó en el New England Journal of Medicine (NEJM) y demostró que la dexametasona redujo las muertes en un subconjunto de pacientes hospitalizados por COVID-19 muy específico [8]. Ese ensayo asignó al azar a 2.104 sujetos hospitalizados para recibir dexametasona oral o intravenosa y a 4.321 a recibir la atención habitual. Al ser reclutados, los sujetos se dividieron en tres grupos según la gravedad de la enfermedad: a) los que requerían ventilación mecánica invasiva (324 dexametasona y 683 sujetos de atención habitual), b) los que utilizaban oxígeno suplementario sin ventilación mecánica (1.279 y 2.604 sujetos, respectivamente) y c) los que respiraban sin ayuda y sin oxígeno suplementario (501 y 1034 sujetos, respectivamente).
En el análisis conjunto, el tratamiento con dexametasona produjo reducciones estadísticamente significativas en las tasas de mortalidad tras un seguimiento de 28 días, pero análisis adicionales mostraron que esas reducciones significativas solo fueron evidentes para los dos primeros subgrupos y que el tratamiento con dexametasona en realidad puede ser perjudicial para quienes no reciben ventilación mecánica u oxígeno.
Específicamente, las tasas de muerte en los grupos dexametasona y atención habitual fueron 29% y 41%, respectivamente, para aquellos en ventilación mecánica, 23% y 26% para el subgrupo que solo recibió oxígeno y 18% y 14% (efecto opuesto) para aquellos que no recibieron oxígeno. Estos resultados llevaron a concluir que la dexametasona redujo las muertes por COVID-19 en pacientes hospitalizados, pero solo en aquellos que requirieron asistencia respiratoria.
Recientemente se publicó en el Journal of the American Medical Association (JAMA) un metaanálisis de los ensayos los clínicos que han testado el tratamiento con corticosteroides en pacientes hospitalizados con COVID-19 [9]. El metaanálisis combinó los resultados de siete ensayos aleatorios bien diseñados para estimar el impacto del tratamiento de pacientes con COVID-19 en estado crítico con uno de los siguientes tres corticosteroides: dexametasona (tres ensayos), hidrocortisona (tres ensayos) o metilprednisolona (un ensayo). El ensayo publicado en el NEJM que hemos descrito anteriormente fue el origen de la mayoría (57%) de los sujetos incluidos en este metaanálisis. Para centrarse en los sujetos críticamente enfermos, el estudio publicado en JAMA incluyó solo a los 1.007 pacientes del ensayo NEJM que estaban en ventilación mecánica. En consecuencia, en los siete ensayos incluidos en el metaanálisis, “el estado crítico” correspondió a pacientes que requirieron intubación, ventilación mecánica, ingreso en la unidad de cuidados intermedios o intensivos o soporte de oxígeno de alto flujo.
En general, el estudio publicado en JAMA involucró a 678 sujetos con COVID-19 tratados con corticosteroides y a 1.025 tratados con atención habitual o con placebo, distribuidos en 10 países. A los 28 días de seguimiento, murieron el 33% de los sujetos en el grupo tratado con esteroides y en el grupo de atención habitual o placebo murieron el 41%. Esto se tradujo en una reducción absoluta estadísticamente significativa en las muertes por el tratamiento con esteroides del 8% (41% que murió sin tratamiento con corticosteroides menos 33% que murió con tratamiento con corticosteroides).
Lo que puede hacer
Si usted o un ser querido está hospitalizado con COVID-19 y necesita oxígeno suplementario o ventilación mecánica, hable con su médico sobre el tratamiento con corticosteroides (especialmente dexametasona), porque podría salvarle la vida. Tenga en cuenta que los corticosteroides tienen muchos riesgos, deben usarse en el momento adecuado y quizás con otros medicamentos, y están lejos de ser un remedio garantizado para el COVID-19 grave.
Referencias