Han pasado cinco años desde que se aprobó Zarxio (filgrastim) de Sandoz, el primer biosimilar comercializado en EE UU. La nueva evidencia sugiere que algunos biológicos innovadores están comenzando a sentir la competencia de sus imitadores [1].
Según el último informe sobre el “Estado del Gasto en Especialidades y Tendencias” publicado por el Grupo de Estrategias Farmacéuticas (PSG), entre 2019 y 2020, el porcentaje de facturas por la dispensación de tratamientos especiales que cuentan con un biosimilar disponible se desplomó a un ritmo mayor que en años anteriores [2].
Eso incluye facturas de productos como Remicade (infliximab) de Johnson & Johnson y Neulasta (pegfilgrastim) de Amgen, así como Avastin (bevacizumab), Herceptin (trastuzumab) y Rituxan (rituximab), tres pesos pesados de Roche en oncología.
En su informe, que analizó 62,1 millones de facturas médicas y 50,4 millones de facturas de farmacia, PSG comparó varios biosimilares con sus correspondientes biológicos originales, muchos de los cuales se ubicaron entre los medicamentos más caros del mundo, según los precios del año pasado. Para que se apruebe un biosimilar se tiene que demostrar que es muy similar a un producto biológico ya aprobado, que deriva de un organismo vivo y puede provenir de muchas fuentes, incluyendo humanos, animales o microorganismos.
En el caso del inmunológico de grandes ventas Remicade (infliximab), en 2018 los biosimilares no representaron un porcentaje significativo de la facturación, pero el año pasado alcanzaron aproximadamente el 18%, según sugiere el informe. La lista de imitadores de Remicade incluye Inflectra de Pfizer, Renflexis de Organon y Avsola de Amgen.
Ese grupo de biosimilares presionó a la baja el precio promedio de venta de Remicade, que pasó de US$75 a principios de 2019 a US$45 a fines de 2020, según pudo averiguar PSG. El informe también destaca que Avsola, comercializado en julio del año pasado, probablemente añadirá presión para reducir el precio de Remicade.
Una situación similar ocurrió con Neulasta (pegfilgrastim) el inyectable de Amgen, que ahora compite con Nyvepria de Pfizer, Ziextenzo de Novartis Sandoz, Udenyca de Coherus BioSciences y Fulphila de Mylan y Biocon.
Según el informe de PSG, los biosimilares representan hoy en día un 34% de las facturas, indicando su “rápida” aceptación por los pacientes. Esto ha hecho que el precio de venta promedio de Neulasta baje de US$4.500 a principios de 2019, cuando compartía el mercado solo con Fulphila, a menos de US$3.500 por unidad para fines de 2020, tras la comercialización de todos los biosimilares mencionados.
El informe también subraya que, aunque Roche pudo defenderse de las fuertes caídas de precios de Neulasta y Remicade, los precios de venta de su cartera de productos biológicos oncológicos experimentaron una disminución gradual.
Según los gráficos que se muestran en el informe, el precio de venta promedio de Avastin cayó de aproximadamente US$88 por unidad a poco más de US$70, el de Herceptin pasó de aproximadamente US$100 a poco más de US$90, y Rituxan bajó de US$90 a aproximadamente US$87.
“Los biosimilares están ejerciendo presión sobre los precios de las marcas innovadoras y generando ahorros para los pacientes y los financiadores”, dijo en un comunicado Renee Rayburg, farmacéutica registrada, vicepresidenta de consultoría clínica especializada en PSG.
A fines de julio, el Comité Judicial del Senado votó por unanimidad promover cuatro proyectos de ley para controlar el precio de los medicamentos de venta con receta [3]. Esas leyes apuntarían a controlar algunos de los comportamientos anticompetitivos que emprenden las empresas farmacéuticas para sofocar la competencia de los genéricos y los biosimilares.
Referencias