Resumen
Opinión de los editores de Prescrire
Suplementos alimenticios: ¿qué papel pueden desempeñar los profesionales sanitarios?
En 2006, Prescrire pidió cautela tras la adopción de la Directiva Europea de 2002 sobre suplementos alimenticios en Francia: “los procedimientos para la “autorización” de estos ingredientes son, como mínimo, desconcertantes (…). La Directiva sobre suplementos alimenticios ha sido diseñada sobre todo para no obstaculizar la libre circulación de mercancías dentro de la Unión Europea (…). El resultado es un sistema normativo con fugas” [1].
Los profesionales de la salud en particular los médicos, farmacéuticos, enfermeras, matronas, dietistas, fisioterapeutas, así como los profesionales de los sectores del “bienestar” y el deporte, desempeñan un papel central a la hora de informar y advertir a la población. En general, una dieta equilibrada y variada es suficiente para aportar los ingredientes necesarios para la salud. Cuando se considere la posibilidad de consumir un suplemento, es mejor pedir consejo a un profesional sanitario, especialmente en situaciones delicadas como un embarazo planificado o en curso.
Los suplementos alimenticios suelen estar mal evaluados, sujetos a pocos controles, especialmente en términos de calidad, y se autorizan con excesiva facilidad. El seguimiento de sus efectos adversos por parte de los entes reguladores es inferior al de los medicamentos. En ocasiones son objeto de diferencias sin resolver entre los estados miembros de la Unión Europea. No son “productos naturales”, sino fuentes concentradas de ingredientes producidos industrialmente que no siempre son inofensivos. En particular, los suplementos alimenticios a base de plantas nunca deben trivializarse: contienen ingredientes cuyo seguimiento es complejo. Su valor terapéutico potencial se basa a menudo en evidencia de poca solidez. Muchos suplementos alimenticios conllevan el riesgo de efectos adversos, que a veces son dosis-dependientes, así como el riesgo de interacciones farmacológicas.
Ayudar a distinguir entre suplementos alimenticios y fármacos. Cuando un suplemento alimenticio parece una opción razonable, lo más seguro es dirigir al paciente a una farmacia comunitaria. El farmacéutico puede ayudar al paciente a distinguir entre un fármaco y un suplemento alimenticio y puede ofrecer, si es posible, un producto clasificado como medicamento, que por lo tanto, ofrece más garantías de calidad. Se deben desalentar las compras online debido al riesgo de información errónea y fraude.
En Francia, a falta de una alternativa mejor, la página web de la Dirección General de Competencia, Consumo y Represión de Fraudes (DGCCRF) proporciona cierta información al respecto.
Para no aumentar la confusión entre suplementos alimenticios y fármacos, es importante diferenciarlos en la prescripción, mencionando el estado de suplemento alimenticio, y en la dispensación, concienciando al paciente de las menores garantías de calidad.
Al igual que cuando se prescribe un medicamento fuera de las indicaciones autorizadas, antes de proponer un suplemento alimenticio, se debe cuestionar si es “indispensable, basado en el conocimiento científico establecido (…), para mejorar o estabilizar el estado clínico del paciente” (artículo L. 5121-12-1 del Código de Salud Pública francés).
El uso de suplementos alimenticios es una posible causa a tener en cuenta cuando se presentan problemas de salud. Su uso a menudo se obvia durante la interacción entre pacientes y profesionales de la salud. Preguntar directamente a los pacientes sobre el uso de suplementos alimenticios les ayuda a reconocer que pueden surgir problemas relacionados con su uso. También deben notificarse los posibles efectos adversos para ayudar a aumentar el conocimiento de estos riesgos.