Acceso e innovación
España. El copago reduce el cumplimiento del tratamiento de los jubilados
Emilio de Benito
El País, 12 de marzo de 2017
El copago de los medicamentos que impuso el Gobierno a los jubilados en 2012 para recortar el gasto farmacéutico ha tenido, entre otros, el efecto de que hasta un 7% de ellos ha dejado de tomar alguna de las medicaciones que les recetaban. En concreto, se ha centrado en los fármacos que se prescriben a personas que han tenido algún problema cardiovascular (anticoagulantes, para bajar la tensión arterial) y el principal resultado es que entre los pensionistas el cambio de sistema (pasaron de no pagar nada del precio a abonar el 10%) tuvo un “efecto inmediato” de una bajada del 6,8% del uso de los anticoagulantes de la familia de los IECA y un 8,3% de descenso en el consumo de estatinas.
Para hacer este cálculo, los investigadores han contado con los datos de más de 10.000 personas, que son las que estuvieron ingresadas en hospitales de la comunidad con un infarto entre 2009 y 2011. Luego se les siguió durante un par de años más. Para comparar el comportamiento, se contó con el grupo de los trabajadores en activo a los que no se les cambió el porcentaje del copago con el cambio (abonan el 40%). La adherencia, que es el término con el que se define el grado de cumplimiento de los pacientes crónicos con el tratamiento que les prescriben, se hizo comparando las recetas emitidas con las retiradas.
Como advierten los autores, en estas personas es muy importante para evitar recaídas que tomen la medicación según la pauta que se les marca, que suele ser diaria. Al no hacerlo, se corre el riesgo de que tengan otro episodio, lo que implicaría que tuvieran que ser ingresados otra vez.
En este caso, ese 10% (con límites de €8 o €18 al mes por paciente en función de su renta) es suficiente como para que algunos dejen la medicación o no la tomen con precisión. El efecto económico se ve también en que el descenso del consumo –hablando siempre de medicamentos que el médico ha prescrito– no se da en los medicamentos más baratos, como los antiagregantes o antiplaquetarios, que cuestan menos de €5 (con lo que al paciente le salen por menos de 50 céntimos). Los más caros cuestan por encima de los €20 euros (más de 2 de aportación del usuario).
El trabajo lo ha efectuado la Fundación de Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana, lo firma en primer lugar Beatriz González López.Santana, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y cuenta también con la participación de otros prestigiosos especialistas en economía de la salud como Jaume Puig-Junoy, de la Universidad Pompeu Fabra y Juan Oliva, de la Universidad de Castilla-La Mancha. Se ha publicado en Heart, del grupo del British Medical Journal.
Su principal conclusión es que “los cambios en el copago pueden conducir a una disminución de la adherencia a terapias probadas y efectivas, especialmente para aquellos agentes más caros y que tienen un copago mayor. Debe tenerse en cuenta esto para que los pacientes de alto riesgo queden exentos del copago”.
De hecho, la Comunidad Valenciana ha puesto en marcha un programa de ayudas a jubilados y personas con discapacidad en los que les exime del copago. Según los datos de la consejería de Salud, eso ha reducido en un 32% el abandono de los tratamientos.