Por primera vez, la FDA aprobó una píldora digital, un medicamento incrustado con un sensor que les puede decir a los médicos, si los pacientes toman sus medicamentos y cuándo lo hacen.

La aprobación, anunciada el lunes pasado, marca un avance significativo en el campo creciente de los dispositivos digitales diseñados para monitorear la ingesta de medicamentos y para abordar el problema costoso y permanente que significa que millones de pacientes no tomen los medicamentos tal como se los prescriben.

Los expertos estiman que la denominada no adherencia o incumplimiento de la ingesta de la medicación cuesta aproximadamente US$100.000 millones al año, mucho de esto sucede porque los pacientes se enferman más y necesitan tratamiento o internación adicional.

“Cuando los pacientes no cumplen con el estilo de vida o los medicamentos que se les prescriben, existen consecuencias realmente sustantivas que son malas para el paciente y muy costosas”, dijo el doctor William Shrank, director médico ejecutivo de la división de planes de salud en el Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.

Ameet Sarpatwari, un instructor en medicina de la Escuela de Medicina de Harvard, dijo que la píldora digital “tiene el potencial de mejorar la salud pública”, especialmente para los pacientes que desean tomar su medicación pero se olvidan.

Aunque, agregó, “si se utiliza incorrectamente, podría fomentar más la desconfianza en lugar de la confianza”.

Los pacientes que deciden tomar la medicación digital, una versión del antipsicótico Abilify, pueden firmar consentimientos informados que permitan que sus médicos y hasta otras cuatro personas más, incluyendo sus familiares, reciban datos electrónicos que muestren la fecha y la hora en que se ingieren las píldoras.

Una aplicación para smartphone les permitirá bloquear a los receptores en cualquier momento que cambien de idea. Aunque voluntaria, es probable que la tecnología todavía detone preguntas acerca de la privacidad y sobre si los pacientes podrán sentir presión para tomar la mediación en una forma que sus médicos lo pueden monitorear.

El Dr. Peter Kramer, psiquiatra y autor de “Escuchando al Prozac”, planteó sus preocupaciones acerca de “envasar un medicamento con un delator”. Mientras que es ético para “un paciente totalmente competente que desea atarse al mástil”, afirmó, “’el fármaco digital’ suena a una herramienta potencialmente coercitiva”. Otras compañías están desarrollando tecnologías de medicamentos digitales, incluyendo un sensor que puede ser ingerido y tecnología de reconocimiento visual capaz de confirmar si un paciente ha colocado una píldora sobre la lengua y, acto seguido, la ha tragado.

No todos necesitarán una autorización reglamentaria, y algunos ya están en uso o a prueba en pacientes con problemas del corazón, accidente cerebrovascular, VIH, diabetes y otras enfermedades.

Ya que las herramientas digitales requieren esfuerzo, como el uso de una aplicación o el uso de un parche, algunos expertos dijeron que podría ser mejor recibido por las personas mayores que desean recordar tomar sus píldoras y por las personas que toman series finitas de medicamentos, especialmente para enfermedades como la tuberculosis, en las cuales los enfermeros a menudo observan que los pacientes toman la medicina.

La tecnología podría ser utilizada potencialmente para monitorear si los pacientes postquirúrgicos tomaron demasiada medicación opiácea o los participantes en los estudios clínicos tomaron correctamente los fármacos en estudio.

Las aseguradoras podrían eventualmente dar incentivos a los pacientes para utilizarlas, como descuentos en los copagos, afirmó el Dr. Eric Topol, director del Instituto de Ciencia Translacional Scripps, y agregó que los temas éticos podrían surgir si la tecnología fuera “tan incentivada que fuera casi una coerción”.

Otro uso controvertido podría requerir medicamentos digitales como una libertad condicional o dar de alta a pacientes asignados a instituciones psiquiátricas.