Industria y Mercado
Los tomates podridos y la fruta que madura, FierceBiotech 2017
(FierceBiotech’s rotten tomatoes and ripening fruit 2017)
Ben Adams
FierceBiotech, 6 de marzo de 2018
https://www.fiercebiotech.com/special-report/fiercebiotech-s-rotten-tomatoes-and-ripening-fruit-2017
Traducido por Salud y Fármacos
Hace un año, FierceBiotech comenzó un nuevo segmento llamado tomates podridos, una sección especial diseñada para analizar los últimos 12 meses y denunciar la fruta podrida en la industria biofarmacéutica. La idea era destacar a las empresas que no han cumplido con las duras exigencias éticas y científicas de esta industria.
Este año estamos de nuevo haciendo lo mismo, con un giro: también estamos informando sobre la fruta que se ha recuperado y va madurando de nuevo, es decir, las compañías que encabezaron la lista de tomates podridos en 2016, pero que en 2017 regresaron con olor a rosas. Estamos dispuestos a alabar, así como a denigrar, y eso es exactamente lo que hemos hecho con dos de los ganadores del año pasado.
De hecho, el año pasado hubo pocos tomates podridos, al menos con respecto a 2016. Tendremos que esperar un poco más para ver si 2016 fue simplemente un año particularmente malo, pero ya hemos identificado los primeros contendientes para 2018. (Nos vemos el próximo año, Axovant).
Podría aparentar que simplemente nos burlamos de las empresas que sufren, pero “innovar o morir” tiene un significado literal en esta industria: este año, en el lado podrido, tenemos una gran compañía farmacéutica que vendió una vacuna para niños que podría, según los informes, haber empeorado su enfermedad; un medicamento fallido contra el Alzheimer pero que no se da por vencido, a pesar de tener un mecanismo de acción muy extraño; una biotecnológica que tuvo muchos problema durante los ensayos clínicos, recortó personal, luego perdió al presidente de su comité de dirección y al presidente y CEO de la compañía; ejecutivos de empresas de biotecnología que mintieron sobre cuánto dinero ganaba su compañía; y al fundador de una importante firma de inversionistas de riesgo en ciencias de la vida que supuestamente acosaba sexualmente a las empleadas, particularmente a las asistentes ejecutivas.
Pero hemos visto una transformación importante en dos de los tomates podridos del año pasado: una que regresó desde el borde del precipicio sigue luchando, y otra que movilizó a su equipo de fusiones y adquisiciones y abrió sus arcas para llegar a un acuerdo que se había estado esperando desde hace mucho tiempo.
Todas estas cosas importan a los pacientes, al sistema de salud, a los inversionistas y al personal de estas empresas. Siendo alguien que perdió a dos familiares el año pasado, uno por cáncer y otro por Alzheimer, es un doloroso recordatorio de que necesitamos buenas compañías de biotecnología, honestas y trabajadoras que innoven, para que los pacientes no tengan que morir antes de tiempo.
Espero que disfrutes de la lista de este año; si tiene algún comentario, contendientes que olvidé (podridos o maduros) o entradas anticipadas para 2018, envíeme un mensaje. – Ben Adams badams@questex.com
Lista de FirceBiotech de tomates podridos y frutos que maduran de 2017: Accera Pharmaceuticals, Gilead (fruta que madura), Juno Therapeutics (fruta que madura), Oncomed, Osiris Therapeutics, Sanofi [Nota de los editores de Salud y Fármacos: el caso de Sanofi se presentara en el próximo número del Boletín Fármacos porque hay información adicional importante que se ha publicado después de esta noticia].
Accera
Accera Pharmaceuticals se define a sí misma como “una nueva esperanza para el Alzheimer”, refiriéndose a la urgente necesidad de utilizar estrategias que van más allá de los objetivos tradicionales para la enfermedad. Por lo tanto, en lugar de atacar las placas de amiloides o los ovillos tau en el cerebro, Accera apunta a la ralentización en el metabolismo de la glucosa en el cerebro que se relaciona con el Alzheimer.
¿Su arma? Aceite de coco.
Bueno, más precisamente, su candidato principal, AC-1204, es una forma de triglicérido caprilico, una grasa hecha de aceite de coco y glicéridos.
El aceite de coco es el último “súper alimento” que se dice que aporta beneficios para la salud, como la reducción del colesterol, pero hay una escasez de investigaciones revisadas por pares para respaldar estas afirmaciones, incluyendo, como dice Accera, su utilidad en el tratamiento del Alzheimer.
La tesis de la compañía es que debido a que el cerebro del Alzheimer va perdiendo la capacidad para derivar energía de la glucosa, proporcionar una fuente alternativa de energía debería estimularlo. El candidato, AC-1204, está diseñado para que el hígado lo convierta en cetonas y luego viaje al cerebro para proporcionar energía. Allí, “puede ayudar a restaurar” el metabolismo neuronal y así mejorar la cognición, dice la compañía.
En un ensayo de fase 2b de doble ciego controlado con placebo de 90 días, el tratamiento con AC-1204 mejoró los puntajes de las pruebas cognitivas en personas que no tenían el gen APoE4, que está relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar Alzheimer.
Animada por estos datos, Accera llevó al candidato a la fase 3, donde fracasó. Más de 400 pacientes fueron tratados diariamente con AC-1204 o placebo, pero a las 26 semanas el brazo de tratamiento no mostró diferencias.
La compañía se negó a abandonar su programa, atribuyendo el fracaso a un cambio en la formulación del fármaco entre la fase 2 y la fase 3, y anunció la noticia como algo positivo: “Estamos complacidos de que el análisis de los datos haya respaldado la hipótesis de tratamiento y aportado información valiosa para el futuro desarrollo del programa “, dijo Michael Gold, MD, asesor médico senior de Accera.
En ese momento, Accera dijo que confiaba en que la respuesta fuera una nueva formulación, y que está finalizando su estrategia de desarrollo clínico y el próximo paso sería ponerse en contacto con la FDA.
Sin embargo, esta no será la primera negociación de Accera con la FDA. La compañía surgió como una empresa de alimentos médicos, comercializando Axona, un licuado en polvo para personas con Alzheimer.
En 2013, la FDA golpeó a Accera con una carta de advertencia que decía que había etiquetado erróneamente a Axona como alimento médico en su sitio web y en otros lugares, ya que “las personas con enfermedad de Alzheimer leve a moderada no tienen requisitos nutricionales especiales o necesidades nutricionales únicas”. Axona debería ser regulado y comercializado como un medicamento, y ordenó una respuesta explicando en detalle cómo la compañía planeaba abordar sus violaciones.
Parece que Axona todavía está en el mercado, con algunos ajustes de lenguaje en su sitio web. Pero un año y medio después de la advertencia de la FDA, en 2015, Accera emitió un comunicado de prensa diciendo que “pasaría” de producir alimentos médicos a fabricar productos farmacéuticos con la esperanza de crear un medicamento de primera clase para tratar el Alzheimer.
Lo que pone a Accera en la lista de tomates podridos es anunciar el fracaso de su estudio de fase 3 como positivo, e insistir a pesar de tener evidencia de que su medicamento no funciona. La compañía ha recaudado más de US$150 millones de compañías como Nestlé, que podrían utilizarse mejor en otro tipo de investigación prometedora y de alto riesgo para el Alzheimer, pero que no hayan sido rotundamente desacreditados.
La compañía también está atrayendo a Theranos, que estuvo en esta lista el año pasado y trató de apuntalar su imagen cambiando por completo al consejo asesor científico. Dos meses después de que el estudio de fase 3 fracasara, Accera intentó rescatar su erosionada reputación al nombrar a una veterana de la neurociencia, Judith Walker, M.D., como su médico jefe oficial.
Walker, quien ha trabajado en QuintilesIMS, Teva y Merck Serono, tiene mucho trabajo: se le ha encomendado la tarea de guiar a AC-1204 a la etapa final de desarrollo. Aún no se sabe si tendrá éxito donde hasta ahora Accera no lo ha tenido, pero apostará su carrera en ello: “Accera tiene uno de los pocos medicamentos en desarrollo avanzado para la enfermedad de Alzheimer que aborda un objetivo diferenciado y bien validado. Estoy encantada de unirme a Accera en este momento tan emocionante del programa. “- Amirah Al Idrus
Fruta que madura: Gilead
¡Gilead llegó a un acuerdo! Gilead hizo un trato. Y después de muchos, muchos meses y años de inversores y analistas quejándose de que Gilead necesitaba movilizar a su equipo de fusiones y adquisiciones (M & A) y repetir la hazaña de su impresionante acuerdo con Pharmasset, finalmente abrió su chequera.
Y hubo bastantes ceros: casi US$12.000 millones para Kite Pharma, una importante biotecnologíca de CAR-T, que en ese momento estaba enfrentándose con el gigante Novartis para lanzar una nueva forma de abordar los cánceres hematológicos.
Este fue de alguna manera un acuerdo bastante “seguro”; US$12.000 millones es de tamaño mediano, y pocos meses después de que Gilead firmara los papeles, Kite (ahora Gilead) obtuvo la aprobación de la FDA para el medicamento CAR-T, el segundo en el mercado, en forma de Yescarta (axicabtagene ciloleucel). La terapia celular obtuvo la aprobación para tratar a los adultos con linfoma recidivante o refractario de células B grandes, incluyendo el linfoma no Hodgkin agresivo, que han fallado en dos o más tratamientos tradicionales.
Cuando Gilead fue clasificado como “ganador” entre los tomates podridos el año pasado, dijimos que debería llegar a un acuerdo no solo para apaciguar a los inversores / analistas, sino también para ayudar a apuntalar su línea de cáncer que era bastante débil; no había mejor manera de hacerlo que con la última tecnología contra el cáncer de última generación en forma de esta compleja terapia celular.
Y bueno, la idea resultó tan popular que Celgene, en enero, hizo lo mismo con la biotecnológica rival de Kite, Juno, que tiene su propia terapia CAR-T un poco más adelantada (pero también con un poco más de historia) – con un acuerdo por US$9.000 millones.
Hay advertencias para Gilead: el precio es enorme; los datos de prueba han incluido a relativamente pocos pacientes; la fabricación no es fácil; los problemas de seguridad siguen siendo una preocupación; y, como con cualquier terapia nueva, habrá que ver cómo trabaja a largo plazo para establecer qué tan bien funciona el tratamiento en el mundo real. Pero Gilead hizo una apuesta muy buena, especialmente si en la próxima década CAR-T se convierte en la elección de los oncólogos para la mayoría de los cánceres de sangre.
Yescarta puede ser muy útil para muchas indicaciones relacionadas con problemas de la sangre, pero es probable que la ruptura de los tumores sólidos sea mucho más difícil.
En 2011, Gilead pagó una cantidad similar por una nueva forma de tratar la hepatitis C, y eso dio buenos resultados a corto y medio plazo; si acaso, lo hizo demasiado bien, ya que ganó decenas de miles de millones en los primeros años, luego perdió ventas porque las altas tasas de curación redujeron la cantidad de pacientes que necesitan tratamiento. Los analistas de Jefferies hicieron una profunda inmersión en la demanda CAR-T de Gilead en enero, y preguntaron: “¿Cuál es la demanda actual de los pacientes y cuánto hay que esperar para recibir tratamiento?”
“Nuestro análisis inicial sugiere que la ‘demanda’ de pacientes para Yescarta es alta, y los médicos tienen colas de pacientes que podrían recibir tratamiento. Ahora hay 22 centros certificados por Gilead para administrar Yescarta, y se estima que la población elegible anualmente en EE UU es de entre 7.000 y 10.000.
“Sin embargo, dados los matices de la terapia CAR-T, hay un debate sobre si el alto nivel de demanda de los pacientes realmente se está traduciendo en pacientes en tratamiento y qué cadencia es razonable para los próximos seis a 12 meses, ya que estos centros requieren mayor claridad sobre el reembolso”.
Pero mientras tanto, el acuerdo con Kite ha servido para darle a Gilead el impulso que necesitaba. Sus acciones estuvieron estancadas el verano pasado, rondando alrededor de los US$60; tras el acuerdo, en febrero se negociaba alrededor de US$81 por acción, lo que le dio a Gilead una capitalización de mercado de US$106.000 millones.
En general, Jefferies cree que Gilead está haciendo un cambio radical: “Gilead ha tenido dificultades desde 2015, pero creemos que lo peor generalmente se está quedando atrás”, dice el analista Michael Yee.
“El tratamiento del VHC representa menos del 20% de la compañía y las expectativas de los compradores y la confianza del mercado ya son bajas”, señaló Yee. “Vemos un mejor futuro: después de tres años de declive, el consenso EPS vuelve a crecer para 2020 y queremos que Gilead salga del declive y regrese al período de recuperación. “- Ben Adams
Fruta que madura: Juno Therapeutics
El año pasado fuimos bastante duros con Juno Therapeutics, ganador del premio inaugural Tomates Podridos, por la muerte de un grupo de jóvenes durante los ensayos clínicos con un nuevo medicamento CAR-T, una terapia que luego fue abandonada, aunque demasiado tarde para algunos.
En la ciencia experimental, puede haber muertes, por supuesto, ya sea por la enfermedad en sí o por los medicamentos para tratarla, pero cuando ocurrió la primera ronda de muertes bajo el control de Juno, la compañía parecía culpar a otros factores por las muertes y recibió una respuesta rápida de la FDA ordenando que interrumpieran los experimentos. Unos meses más tarde, varios pacientes más murieron, y con sensación de inevitabilidad, más tarde abandonaron el medicamento.
Juno había estado en la cumbre, con Novartis y Kite Pharma, en la lucha por obtener la aprobación de su primer medicamento CAR-T, pero la biotecnológica fue duramente golpeada por esas muertes, y por la decisión de abandonar su primer medicamento innovador. Tuvo que volver a revisar los productos que había investigado para identificar a un nuevo CAR-T que funcione de forma diferente al JCAR015 ahora abandonado. Sus acciones recibieron un gran golpe, y algunos pensaron que ese podría ser su final.
Pero en 2017, Juno se convirtió en el ave fénix que surge de las llamas, sacando un nuevo medicamento, JCAR017, que ha generado nuevos datos alentadores. Juno siguió adelante, no perdió su objetivo, y en enero de 2018, su socio de larga data, Celgene, lo compró por US$9.000 millones, con planes de obtener su primera aprobación el próximo año.
Muchas biotecnológicas podrían haberse marchitado y desaparecido después de estas muertes, después de las aprobaciones de sus rivales, y las insinuaciones sobre Juno que aparecieron en los medios. Pero Juno debe ser elogiado por su capacidad para seguir adelante, obtener esa compra y, con suerte, crear un medicamento mejor y más seguro para los pacientes con cáncer hematológico. Ben Adams
Osiris Therapeutics
Osiris es un nombre ominoso para cualquier industria, pero en biotecnología, tener al dios de los muertos como tu apodo es tal vez un poco extraño.
Pero, como con muchas deidades antiguas, Osiris también significa su opuesto: el dios de la resurrección y la fertilidad. En el caso de Osiris Therapeutics, sin embargo, después de las hazañas del año pasado, debería haber cambiado su nombre a Plutus.
¿Por qué? Bueno, el ex CFO Philip Jacoby, así como otros tres ejecutivos, el ex CEO Lode Debrabandere, el ex vicepresidente de finanzas Gregory Law y el ex CBO Bobby Montgomery de la compañía de medicina regenerativa con sede en Maryland, fueron declarados culpables de “priorizar el crecimiento de los ingresos sobre la contabilidad legal y en el proceso inducir a error a los inversionistas [y] rutinariamente exagerar el desempeño de la compañía y emitir estados financieros fraudulentos durante casi dos años”.
La Comisión Nacional del Mercado de Valores (SEC) dijo que los ejecutivos habían mentido a los auditores sobre los ingresos de la compañía, inflando el número en poco más de US$1 millón en 2015. Esa exageración ayudó a generar confianza en sus acciones, aunque artificialmente.
La cuestión de los ingresos se centra en las ventas de su producto de matriz ósea Ovation. El producto en realidad se le había entregado a un distribuidor en consigna en vez de venderlo. También se dijo que el fraude incluía la presentación de informes inflando los precios de venta e informando ingresos por ventas antes de que se firmaran los acuerdos.
Osiris acordó el año pasado resolver los cargos, aunque sin admitir ni negar las acusaciones, y recibió una multa de US$1,5 millones. Jacoby se declaró culpable en noviembre y se enfrentaba a la cárcel, pero en febrero se le conmutó la pena y se le impuso una multa de US$10.000.
Jacoby podría haber estado 10 meses tras las rejas y recibido una multa de hasta US$5 millones, pero la mala salud y una carrera de larga data parecieron ayudar al juez a ser clemente.
Cuando los tiempos eran buenos para la pequeña biotecnológica en verano de 2015, y sus números crecieron, se cotizaba a alrededor de US$22 por acción. En noviembre del año pasado, cayó por debajo de US$5. Desde entonces, las acciones subieron a US$9, lo que significa que a fines de febrero la compañía tenía una capitalización de mercado de alrededor de US$300 millones.
Julie Lutz, directora de la Oficina Regional de la SEC en Denver, lo resumió claramente en noviembre pasado: “Las culturas corporativas no pueden estar tan obsesionadas con mayores ingresos hasta el punto de utilizar trucos ilegales de contabilidad para alcanzar los números financieros que desean”. – Ben Adams