Miles de personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT) han tomado el fármaco prazosin para aliviar las pesadillas y las perturbaciones del sueño.

Numerosos estudios han demostrado que el medicamento es efectivo para controlar estos episodios. Pero un equipo de investigadores del Departamento de Asuntos de Veteranos, buscando obtener más evidencia, se dispuso a estudiar la efectividad a largo plazo del tratamiento. Organizaron un gran ensayo, de larga duración y en múltiples sitios, el tipo más riguroso de ensayo.

El medicamento no fue mejor que un placebo
El ensayo “pareció una buena idea, pero usted sabe, vive y aprende”, dijo el Dr. Murray Raskind, uno de los investigadores principales del ensayo, que el miércoles describía el New England Journal of Medicine.

Algunos investigadores que no participaron en el estudio se apresuraron a decir que los médicos deberían seguir recetando prazosin para algunos pacientes; Raskind, director del Centro de Investigación, Educación y Clínica de la Enfermedad Mental de VA Northwest Network, estuvo de acuerdo. Existen pocas otras opciones de tratamiento y hay evidencia que apoya el uso del medicamento, un genérico que fue aprobado originalmente para tratar la presión arterial alta, pero se prescribe fuera de etiqueta para controlar las pesadillas y mejorar la calidad del sueño en pacientes con TEPT.

“No creo que deba cambiar la práctica clínica: hay seis estudios positivos y uno negativo”, dijo Raskind, quien describió al equipo de investigación como “humillado” por los resultados. Estimó que del 15 al 20% de los veteranos en el VA con TEPT están recibiendo tratamiento con prazosin, y dijo que no esperaba que eso cambiara.

Pero el estudio ya tuvo algunas reverberaciones. El año pasado, citando los resultados inéditos del nuevo estudio, la VA y el Departamento de Defensa escribieron que no había “evidencia suficiente para manifestarse a favor o en contra del uso de prazosin como … terapia para pesadillas o trastornos del sueño asociados con el TEPT”.

Debería ser decisión de los médicos y sus pacientes decidir entre suspender o continuar el uso de prazosin, dijeron los funcionarios, señalando que los pacientes que dejan de tomarlo y cuyos síntomas regresan pueden necesitar reiniciar la terapia.

Para algunas personas con TEPT, el problema no es tanto dormirse, sino mantener el sueño. Las pesadillas y otras perturbaciones son síntomas comunes.

Se cree que el prazosin ayuda a bloquear el receptor alfa 1 de la norepinefrina, una sustancia química que aumenta la excitación del cuerpo en respuesta a los estímulos. Los receptores pueden volverse más sensibles en entornos de combate, que allí puede ayudar a salvar vidas, pero “esta regulación al alza del receptor alfa 1 no desaparece solo por volver a casa”, dijo Raskind.

El nuevo estudio se realizó durante seis meses en 12 centros médicos de VA con aproximadamente 300 participantes, la mitad de los cuales recibieron un placebo y la mitad de los cuales recibieron prazosin. Los pacientes en ambos brazos del estudio observaron mejorías leves en la calidad del sueño y en la frecuencia y severidad de las pesadillas, pero no hubo diferencias significativas en la mejoría en los diferentes grupos del estudio.

La inscripción se limitó a personas clínicamente estables, lo que significa que no estaban bebiendo demasiado, enfrentando conflictos familiares, o experimentando pensamientos suicidas o violentos, dijo Raskind. Debido a la larga duración del estudio, los investigadores no quisieron arriesgarse a exponer a esos pacientes a un placebo; algunos psiquiatras rechazaban que sus pacientes se inscribieran en el estudio por esa razón.

Pero al centrarse en pacientes estables, Raskind y sus colegas podrían haber sentado las bases para obtener un resultado negativo, dijo. Quizás, especularon, solo los pacientes que experimentan algo de angustia responden a prazosin.

Los participantes en el ensayo tenían, en promedio, presión arterial baja, lo que también podría ayudar a explicar por qué no observaron una mejoría significativa en su sueño. En un estudio separado de 2016, Raskind y sus colegas descubrieron que las personas con presión arterial alta tenían más probabilidades de responder al prazosin, tal vez porque la presión arterial más alta sirve como un indicador de la actividad del sistema de adrenalina y excitación.

A pesar de que fue un ensayo negativo, el estudio ofrece información, pues permite que los investigadores comprendan mejor la complejidad del TEPT, dijo el Dr. Matthew Friedman, quien dirigió el Centro Nacional de TEPT durante más de dos décadas y no participó en el nuevo estudio.

“Realmente creo que estamos comenzando a reconocer que poner todo bajo el diagnóstico de TEPT puede ser más de lo que una etiqueta puede, o debería cubrir”, dijo Friedman, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina Geisel de Dartmouth. “Al definir mejor el síndrome que estamos tratando, podemos identificar mejor los medicamentos que podrían ser útiles”.

Tradicionalmente, el TEPT se consideraba un trastorno de ansiedad, pero también puede manifestarse como depresión o disociación o comportamiento imprudente, dijeron los expertos. Diferentes presentaciones de la condición que probablemente requerirán diferentes tratamientos.

“Espero que este ensayo no evite necesariamente que los médicos utilicen prazosin como una de sus opciones terapéuticas”, dijo Anne Germain, directora del Equipo de Investigación de Tácticas y Resiliencia del Sueño entre los Militares de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, quien no estuvo involucrada en el estudio. “Sigo pensando que algunas personas se pueden beneficiar, pero tenemos que hacerlo mejor, diseñando algoritmos de tratamiento predictivos y personalizados para poder ayudar a la gente”.