Una buena forma de saber si un paciente con diabetes tipo 2 está bien controlado es dando seguimiento a su nivel de A1c (que indica la media del nivel de azúcar en sangre durante tres meses). Sin embargo, una reciente investigación de Reuters advierte que las empresas farmacéuticas pueden manipular los objetivos de tratamiento, como el nivel de A1c.
A principios de la década de 2000, los grupos que abogan por los derechos de los diabéticos, los médicos, los funcionarios del gobierno y las organizaciones influyentes sin ánimo de lucro empezaron a divulgar el mismo mensaje: las personas con diabetes tipo 2 debían esforzarse por mantener los niveles de A1c por debajo del 7%. Reuters descubrió que esta campaña para reducir el objetivo de la A1c fue impulsada en gran medida por las empresas farmacéuticas, para crear un mercado más grande para sus nuevos hipoglucemiantes.
El artículo detalla cómo el fabricante de insulina Sanofi (entonces Aventis) lideró la campaña de la A1c. Gastaron millones en promover el nuevo objetivo en anuncios dirigidos al consumidor, y dieron cientos de miles en donaciones a la Asociación Americana de la Diabetes (en inglés ADA) y a los endocrinólogos que era “líderes de opinión”, para promover el mensaje. A través de sus contactos en la ADA, también presionaron al Comité Nacional para la Garantía de la Calidad (NCQA), que desarrolla indicadores para medir el desempeño de los médicos, para que juzgara a los médicos en base a la proporción de sus pacientes que alcanzan ese objetivo, A1c ≤7%. Otros fabricantes de medicamentos para la diabetes pronto siguieron el ejemplo de Sanofi.
¿El resultado? Las ventas de medicamentos para la diabetes se multiplicaron por diez, pasando de US$7.300 millones en 2000 a US$74.000 millones en 2020. Al mismo tiempo, aumentaron los peligrosos efectos secundarios de estos fármacos. Bajar demasiado el nivel de azúcar en la sangre puede causar hipoglucemia, que puede provocar desmayos, convulsiones e incluso el coma o la muerte. En la actualidad, las personas con diabetes tienen más probabilidades de ser hospitalizadas por una bajada de azúcar que por una subida. Entre los adultos mayores, que son más susceptibles a los efectos secundarios de los medicamentos, dos tercios de las urgencias diabéticas son por eventos hipoglucémicos.
Los investigadores han visto el impacto de los hipoglucemiantes, particularmente en los adultos mayores. Un estudio de 2019 realizado por Grace K. Mahoney, MS en la Escuela de Medicina de Harvard y sus colegas encontró que el tratamiento inapropiadamente intensivo de la diabetes tipo 2 resulta, anualmente, en miles de hospitalizaciones y visitas al departamento de emergencias por bajo nivel de azúcar en la sangre. Encontraron que entre 2011-2014, alrededor del 21% de los pacientes con niveles de azúcar en la sangre por debajo del promedio recibieron tratamiento con más medicamentos para reducir aún más sus niveles de glucemia, independientemente de su edad u otros problemas crónicos. Como resultado, en un período de dos años, hubo más de 9.500 hospitalizaciones y visitas a urgencias por hipoglucemia debida al tratamiento intensivo de la diabetes. Alrededor de 8.200 de estos eventos podrían haberse evitado si los médicos hubieran identificado al paciente como alguien con mayor riesgo de hipoglucemia y lo hubieran tratado con menos intensidad.
A finales de la década de 2000 y principios de 2010, la Asociación Americana de Diabetes y el Comité Nacional para la Garantía de la Calidad revisaron sus guías para que los objetivos de A1c fueran más individualizados, en lugar de un objetivo único del 7%. Sin embargo, los anuncios directos al consumidor han seguido impulsando el mensaje de una A1c del 7%. “En lo que va de año, siete de los diez anuncios televisivos sobre diabetes más caros promueven la idea de que el medicamento es capaz de reducir la A1c a menos del 7%”, informa Reuters.
La campaña para bajar la A1c liderada por Sanofi y otros fabricantes de medicamentos para la diabetes me recuerda a la campaña de Purdue Pharma para hacer del dolor “el quinto signo vital”. En ambos casos, los líderes médicos fueron influenciados por las donaciones de la industria para reformular el problema médico de manera que promovieran un mayor uso de medicamentos, y para codificar esta reformulación en las guías clínicas Tanto los médicos como los pacientes deben reconocer el enorme papel que desempeña el dinero de la industria en la elaboración de mensajes y guías sobre los objetivos del tratamiento.
El que no se haya conocido hasta ahora el papel que jugaron los fabricantes de medicamentos para la diabetes en la elaboración de un objetivo de tratamiento hace 20 años muestra que necesitamos más transparencia en las relaciones entre las farmacéuticas, las sociedades médicas y las organizaciones de defensa de los pacientes. Lo mejor sería una moratoria en los pagos de la industria a los médicos y las sociedades médicas, junto con un aumento de la financiación por parte de fuentes independientes.