Moderna informó que ha llegado a un acuerdo por US$400 millones con los Institutos Nacionales de Salud (NIH) por los derechos de uso de tecnología financiada con fondos públicos que fue clave para el éxito de la vacuna covid de NIH-Moderna. Public Citizen reveló por primera vez en 2020 que Moderna y otros habían utilizado una solución diseñada por los NIH y financiada con fondos públicos para congelar las proteínas de la espiga de forma que mantuvieran su forma, un paso crucial para producir una respuesta inmune más fuerte en las vacunas covid. El profesor clínico de la Columbia Law School Christopher Morten demostró posteriormente la infracción de la patente por parte de Moderna [1].

Public Citizen, PrEP4All y otros grupos de defensa de los consumidores pidieron al gobierno estadounidense que en sus negociaciones de licencia garantizara precios accesibles y un acceso mundial equitativo. El mes que viene, Stéphane Bancel, consejero delegado de Moderna, comparecerá ante el Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado de EE UU, presidido por el senador Bernie Sanders (I-Vt.), para hablar de la subida de precios propuesta por Moderna para la vacuna. Peter Maybarduk, director del programa de Acceso a los Medicamentos de Public Citizen, hizo pública la siguiente declaración:

“Esta compensación por el uso por parte de Moderna de tecnología de propiedad pública clave para su éxito no es ni remotamente suficiente”.

“El pago compensatorio de Moderna a los NIH asciende a poco más del 1% de sus US$36.000 millones de en ventas a nivel mundial. Ese modesto retorno a los contribuyentes se verá empequeñecido, probablemente muchas veces, por el dañino y grotesco aumento de precios del 400% propuesto por Moderna”.

“Teniendo en cuenta la dependencia total de Moderna del apoyo del gobierno estadounidense, el público merece mucho mejor trato, incluyendo vacunas disponibles gratuitamente o a precio de coste”.

“El gobierno debería haber insistido en la asequibilidad desde el principio, y hoy debería insistir en vacunas esencialmente gratuitas. No habría vacuna NIH-Moderna sin los NIH.

“Afortunadamente, Moderna tendrá que rendir cuentas el 22 de marzo, cuando el consejero delegado Stephane Bancel comparezca ante el Senado y el pueblo en la audiencia del presidente Bernie Sanders sobre la escandalosa subida de precios de las vacunas de Moderna”.

Nota de Salud y Fármacos. Una nota publicada en el NYT (Benjamin Mueller. After Long Delay, Moderna Pays N.I.H. for Covid Vaccine Technique, 23 de marzo de 2023 https://www.nytimes.com/2023/02/23/science/moderna-covid-vaccine-patent-nih.html) añade:

Según los científicos, la técnica que descubrió el NIH fue utilizada por varias vacunas contra el coronavirus. A los expertos jurídicos les pareció indiscutible que los investigadores gubernamentales y académicos habían inventado la técnica. Científicos de Dartmouth, Scripps Research, en California, y el N.I.H. publicaron sus hallazgos en 2017 y solicitaron una patente, que se concedió en 2021.

A finales de 2021, siete empresas farmacéuticas habían acordado pagar a las tres instituciones por el uso de su técnica. Entre ellas estaba BioNTech, cuya vacuna contra el coronavirus fabricada con Pfizer se convirtió en la principal competidora de la de Moderna. Pero las negociaciones con Moderna fueron más lentas. El retraso en la concesión de licencias para la tecnología de la espiga se convirtió en otro punto delicado entre la empresa y el gobierno.

El gobierno compartirá los US$400 millones con Dartmouth y Scripps. Es probable que los científicos que ayudaron a inventar la técnica también reciban una parte del pago, según los expertos. Moderna dijo que el acuerdo también exigía el pago de cánones que representaran porcentajes bajos de un solo dígito de las ventas futuras de la vacuna covid-19.

Según los expertos, el NIH tiende a mostrarse reacio a reivindicar agresivamente los derechos legales sobre su trabajo, una postura que, en opinión de algunos activistas, perjudica a los contribuyentes, que deben hacer frente a los elevados precios de los medicamentos desarrollados con financiación e investigación públicas. En el caso de la disputa sobre la técnica de la proteína de la espiga, según los expertos, el NIH se encontraba en una posición especialmente delicada debido a su lucha paralela sobre quién inventó finalmente la vacuna. Esto hizo que Dartmouth y Scripps tuvieran más responsabilidad a la hora de animar al gobierno y a Moderna a llegar a un acuerdo.