En los últimos años, el uso de suplementos de vitamina D se ha extendido entre la población general, incluso entre personas que no padecen deficiencia de esta vitamina. Sin embargo, la evidencia de un gran ensayo clínico aleatorizado, controlado con placebo, financiado por el gobierno federal de EE UU llamado VITAL no ha detectado beneficios del consumo diario de suplementos de vitamina D en adultos de mediana edad y mayores, generalmente sanos, para prevenir afecciones crónicas, principalmente enfermedades cardiovasculares, cáncer [1] y depresión [2], así como otros problemas clínicos, como las caídas [3].
Además, evidencias recientes de un estudio complementario del ensayo VITAL demostraron que el consumo diario de suplementos de vitamina D no reduce el riesgo de nuevas fracturas [4]. Estas evidencias se publicaron en la edición del 28 de julio de 2022 de la revista New England Journal of Medicine.
Acerca de la vitamina D
El cuerpo humano necesita pequeñas cantidades diarias de vitamina D: 600 unidades internacionales (UI) para adultos sanos de hasta 70 años y 800 UI para los mayores de 70 [5]. Estas cantidades pueden obtenerse de tres formas. En primer lugar, consumiendo alimentos naturalmente ricos en vitamina D, como pescados grasos (como la caballa, el salmón, la trucha y el atún), aceites de hígado de pescado y setas (el hígado de ternera y las yemas de huevo aportan cantidades pequeñas de vitamina D). En segundo lugar, consumiendo alimentos fortificados con vitamina D, como la leche, algunos zumos de naranja y los cereales para el desayuno. En tercer lugar, la vitamina D se produce de forma natural en la piel durante la exposición directa a la luz solar. Algunos expertos sugieren que hasta 30 minutos de exposición al sol en la cara, brazos, manos y piernas sin protección solar —especialmente entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, al menos dos veces por semana— suele generar cantidades suficientes de vitamina D.
Los suplementos alimenticios de vitamina D están disponibles principalmente en dos formas: colecalciferol (vitamina D3) y ergocalciferol (vitamina D2) [6].
Aunque no hay un consenso sobre el umbral de suficiencia de vitamina D, niveles de 25-hidroxivitamina D en sangre de 20 nanogramos (ng) por mililitro (mL), o más, se suelen considerar adecuados para la mayoría de las personas [7].
El estudio complementario VITAL [8]
Aproximadamente 25.900 hombres (de 50 años o más) y mujeres (de 55 años o más) generalmente sanos y no institucionalizados de los 50 estados —de los cuales, 20% eran de raza negra— sin antecedentes de enfermedades cardiovasculares (como ataque cardíaco o accidente cerebrovascular) o cáncer (excepto cáncer de piel no melanoma) se inscribieron en el ensayo clínico principal VITAL. La selección de estos sujetos no se basó en si tenían deficiencia de vitamina D, baja masa ósea u osteoporosis.
El personal del ensayo clínico asignó aleatoriamente a los sujetos a recibir o bien un gel blando de 2.000 UI de vitamina D3 una vez al día, o bien un placebo durante una mediana de cinco años [9]. El estudio no incluía suplementos de calcio; sin embargo, los sujetos que quisieron tomar un suplemento de calcio por su cuenta (20%) aceptaron no tomar más de 1.200 miligramos de dicho suplemento al día.
En este estudio complementario, los investigadores analizaron los efectos del suplemento de vitamina D en nuevas fracturas notificadas por los sujetos y verificadas mediante las revisiones de historiales médicos e imágenes radiológicas. Descubrieron que el suplemento de vitamina D no disminuía el riesgo de nuevas fracturas totales, fracturas de cadera o fracturas no vertebrales (fracturas que no se producen en la columna vertebral) —el criterio de valoración principal del estudio— en comparación con el placebo, incluso después de hacer los ajustes por edad, sexo, raza y etnia, y el consumo personal de suplementos de calcio.
Además, según los distintos niveles de 25-hidroxivitamina D en sangre, no hubo diferencias significativas en el riesgo de nuevas fracturas entre los grupos del ensayo clínico, ni siquiera entre los 400 sujetos (aproximadamente) que tenían niveles realmente bajos (menos de 12 ng/mL) al inicio del estudio.
Con respecto a los resultados de seguridad, no hubo diferencias considerables en los índices de hipercalcemia (niveles elevados de calcio en sangre) ni cálculos renales entre los grupos de vitamina D y placebo.
Basándose en sus hallazgos, los investigadores del estudio complementario recomendaron reducir el chequeo rutinario generalizado y la administración de suplementos de vitamina D en la población sana en general [10]. No obstante, no dejaron de recomendar la administración de suplementos de vitamina D en individuos con niveles muy bajos de vitamina D para evitar la osteomalacia (reblandecimiento óseo). También recomendaron una ingesta y suplementación suficientes de calcio y vitamina D en pacientes con baja masa ósea y osteoporosis.
Cabe destacar que en el ensayo VITAL participó un grupo de sujetos que fueron asignados aleatoriamente a recibir un suplemento oral de ácidos grasos omega-3 (además del de vitamina D o el de placebo). Sin embargo, el suplemento de ácidos grasos omega-3 no resultó beneficioso para reducir el riesgo de fracturas.
Qué hacer
Por lo general no necesita tomar suplementos de vitamina D para prevenir fracturas u otras afecciones, a menos que padezca osteoporosis u osteomalacia, o que corra el riesgo de tener deficiencia de vitamina D (por falta de exposición al sol, malabsorción u otros factores). En su lugar, intente obtener suficiente vitamina D de fuentes alimenticias y pasando tiempo al aire libre. Como norma general, no utilice ningún suplemento alimenticio como sustituto de una dieta sana y un estilo de vida activo.
Referencias