Las empresas farmacéuticas suelen pagar a los médicos, y a otros profesionales y organizaciones del sector salud, en concepto de honorarios por consultoría, participación en consejos asesores, ponencias en actos patrocinados o financiación de investigaciones, así como comidas y gastos de viaje. Sin embargo, en Canadá es difícil saber cuánto se pagó a quién.
En el sitio web de Innovative Medicines Canada (IMC) [1], la organización que representa a las empresas farmacéuticas dedicadas a la investigación que operan en Canadá, destaca la siguiente afirmación:
“Como parte de nuestro compromiso con altos estándares éticos y la mejora de la confianza, Innovative Medicines Canada ha desarrollado una Propuesta Voluntaria sobre la Divulgación de Pagos realizados a profesionales y organizaciones de la salud”.
En base a ese compromiso, a partir de 2016, 10 empresas [2] —menos de una cuarta parte de los miembros de IMC— han estado informando el total de lo que dieron a médicos y organizaciones.
Para mantener la fe en la integridad de los tratamientos que los médicos y otros profesionales y organizaciones de salud ofrecen a sus pacientes, es vital que el público sepa que la elección del tratamiento se basa en el interés del paciente y no en el interés de la empresa que fabrica el medicamento.
Falta de transparencia
Cuando comenzaron las divulgaciones, el presidente de IMC dijo que estas eran solo el primer paso para aumentar la transparencia [3], y que se esperaba que más empresas divulgaran sus pagos en los próximos años. Sin embargo, desde entonces no ha aumentado la cantidad de información divulgada ni el número de empresas participantes.
De hecho, dos empresas han dejado de divulgar información, por lo que ahora solo ocho empresas, de las 48 que pertenecen a IMC, divulgan esta información mínima. Otra empresa no ha divulgado sus pagos desde 2021. En el sitio web de IMC todavía figuran 10 empresas participantes.
IMC no recopila las declaraciones de forma centralizada; cualquier interesado tiene que buscar en los sitios web de cada empresa para encontrar los informes. Por supuesto, si no se revela la información no hay sanciones porque es voluntario.
¿Qué sabemos a partir de la información divulgada? A lo largo de siete años (2016-2022), las 10 empresas que divulgaron sus pagos dieron más de C$236 millones a médicos y casi C$213 millones a organizaciones.
¿Qué médicos y organizaciones han recibido estos pagos?, ¿Qué han hecho para ganar el dinero? No lo sabemos, porque las divulgaciones no dan nombres ni indican la finalidad específica de los pagos. Y como no se dan los nombres, tampoco están disponibles las cantidades que recibió cada médico u organización.
Transparencia en otros países
IMC es la única asociación de la industria farmacéutica de los países de ingresos altos que pide que se divulgue tan poca información. Los sistemas de divulgación en Australia, la mayoría de los países europeos, Japón [4], Nueva Zelanda [5] y el Reino Unido están dirigidos por sus respectivas asociaciones de la industria. En algunos casos, siguen siendo declaraciones voluntarias y también hay puntos débiles en lo que revelan: por ejemplo, cada médico puede optar por que no se mencione su nombre.
Pero todos ellos exigen también que las empresas proporcionen mucha más información que IMC. La Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA o European Federation of Pharmaceutical Industries and Associations) [6] exige a todas las empresas afiliadas que revelen los nombres de los profesionales y organizaciones a los que han dado pagos u otras transferencias de valor. Tienen que revelar los importes totales del valor transferido por tipo de actividad, como subvenciones, honorarios de consultoría, pagos de viajes y cuotas de inscripción para asistir a un congreso de formación médica.
Estas divulgaciones pueden decirnos mucho sobre cómo interactúan las empresas y los profesionales de la salud. En los cuatro años transcurridos hasta septiembre de 2015 [7], 42 empresas con sede en Australia patrocinaron 116.845 eventos para profesionales de salud, un promedio de 608 por semana con 30 participantes por evento. El gasto medio por evento fue de C$263, y más del 90% de los mismos incluyeron alimentos y bebidas.
Con la Ley Sunshine de Pago Médico (Physician Payments Sunshine Act [10]), Francia, Dinamarca, Grecia, Rumanía, Letonia, Italia, Corea del Sur y, sobre todo, EE UU, van aún más lejos y cuentan con una legislación que hace que la presentación de informes sea un requisito legal [8, 9].
La Ley Sunshine de EE UU obliga a que las empresas farmacéuticas y de productos médicos informen sobre los regalos o cualquier otra transferencia de valor igual o superior a US$10 que hayan hecho a médicos y hospitales universitarios. Los tipos de pagos que se deben notificar incluyen pagos por consultoría, honorarios, regalos, entretenimiento, comida y bebidas, viajes y alojamiento, educación, investigación, contribuciones benéficas, regalías o licencias, intereses de propiedad o inversión, honorarios por conferencias y becas.
Toda esta información está a disposición del público en la base de datos Open Payments (Pagos Abiertos) que gestionan los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (Centers for Medicare and Medicaid Services [CMS]) [11].
Una característica clave de la base de datos Open Payments es que se exige a las empresas que indiquen el producto o productos a los que están vinculados sus pagos. Esta característica ha permitido que los investigadores analicen los vínculos entre los pagos a los médicos y la prescripción de medicamentos. Como resultado, sabemos que una comida de C$20 —no mucho más que el precio de una hamburguesa, patatas fritas y una Coca Cola en McDonalds— es suficiente para que aumenten las prescripciones del medicamento o medicamentos fabricados por la empresa que proporciona la comida [12].
Ontario estaba a punto de ir incluso más allá de la Sunshine Act. Antes de las elecciones de 2019, el gobierno estaba finalizando las regulaciones para el Proyecto de Ley 160 [13], que habría requerido que todos los fabricantes de medicamentos y dispositivos que proporcionaron una “transferencia de valor” a profesionales de la salud particulares y organizaciones de servicios médicos (incluyendo a los grupos de pacientes) informaran esas transferencias en un registro público. La elección de un gobierno Conservador Progresista acabó con esa iniciativa [14].
Los canadienses merecen más transparencia sobre los pagos que hacen las empresas farmacéuticas a los profesionales de salud. Múltiples estudios, incluyendo uno en el que participé [15], han analizado lo que ocurre cuando los médicos aceptan pagos de las empresas farmacéuticas. Sus recetas casi nunca mejoran. O se mantienen igual o, lo que es más preocupante, empeoran. Los canadienses deben saber lo que pagan las grandes empresas farmacéuticas y a quién, ya que esos pagos pueden no beneficiar a los pacientes.
Referencias