Varios tipos de antibióticos de uso frecuente, cuando se consumieron durante el primer trimestre del embarazo se asociaron con malformaciones congénitas graves y con malformaciones específicas de ciertos órganos, según reveló un estudio retrospectivo de una cohorte canadiense.

La exposición a antibióticos, como clindamicina, doxiciclina, quinolonas, macrólidos y fenoximetilpenicilina, aumentó el riesgo de estos defectos congénitos, informó Flory T. Muanda, MD, y sus colegas de la Universidad de Montreal,.

Sin embargo, no hubo un aumento en el riesgo de malformaciones congénitas graves tras la exposición a amoxicilina, cefalosporinas o nitrofurantoína, escribieron los autores en el British Journal of Clinical Pharmacology [1].

Agregaron que, si bien los estudios en animales mostraron una asociación entre la exposición a ciertos antibióticos, estos resultados no pudieron extrapolarse a los humanos, y caracterizaron la evidencia de los estudios en humanos como “inconclusa”, con resultados contradictorios en referencia al vínculo entre malformaciones congénitas graves en el feto y la seguridad de ciertos antibióticos.

Pero según lo que han llegado a conocer, los autores dijeron, “este es el mayor estudio de cohortes que investiga el riesgo de [defectos congénitos graves]… [y] de malformaciones específicas de los órganos asociado con el uso durante el embarazo de ciertas clases y tipos de antibióticos “.

Los investigadores examinaron los datos de una cohorte de embarazos de Quebec que comprendía el periodo de 1998 a 2008. Se trata de una cohorte activa que contiene datos sobre todos los embarazos cubiertos por el seguro público de medicamentos de venta con receta de Quebec, que representas aproximadamente 140,000 bebés.

La exposición a los antibióticos se definió como haber recibido al menos una receta para cualquier tipo de antibiótico durante el primer trimestre o una prescripción de antibióticos antes del embarazo, cuya administración se superpusiera con la primera parte del embarazo.

Las malformaciones congénitas graves se definieron de acuerdo con los códigos ICD-9 e ICD-10.

En general, 15,469 embarazos (11%) estuvieron expuestos a tratamiento con antibióticos durante el primer trimestre. Casi el 60% de los usuarios de antibióticos estuvieron expuestos solo a las penicilinas, seguidos por 15% expuestos solamente a los macrólidos, y el 6,5% solamente a las cefalosporinas.

Los autores encontraron que las usuarias de antibióticos eran más propensas a tener ayuda social/económica (welfare), tenían un nivel de educación inferior, vivían solas y tenían más comorbilidades e infecciones que las que no habían sido expuestas a los antibióticos.

La ofloxacina se asoció a un riesgo más de ocho veces superior de malformaciones congénitas graves (OR ajustada 8,30; IC del 95%: 1,60-43,00), aunque esto se basó en solo tres casos, de ahí el amplio intervalo de confianza.

La clindamicina se relacionó con un aumento del riesgo de estas malformaciones, con 60 casos observados (OR ajustado 1,34; IC del 95%: 1,02 a 1,77).

Las malformaciones de órganos varían según la exposición a antibióticos. Tanto la clindamicina como la doxiciclina se relacionaron con un mayor riesgo de defectos septales ventriculares / auriculares (OR ajustado 1.67, IC 95% 1.12-2.48, 29 casos expuestos y OR ajustado 3.19, IC 95% 1.57-6.48, ocho casos expuestos, respectivamente).

La doxiciclina se relacionó con un aumento en otras malformaciones cardiovasculares, como malformaciones del sistema circulatorio (OR ajustada 2,38; IC del 95%: 1,21 a 4,67; nueve casos expuestos) y malformaciones cardíacas (OR ajustado 2,46; IC del 95%: 1,21 a 4,99; ocho casos expuestos)

Los autores observaron que los hallazgos para la doxiciclina fueron consistentes con un estudio previo que sugiere un mayor riesgo de defectos cardíacos asociados con las tetraciclinas.

Sin embargo, sus hallazgos para la clindamicina fueron novedosos, ya que no hay estudios previos que hayan documentado el riesgo de malformaciones con el uso de este antibiótico, dijeron. Pero investigaciones previas encontraron que los fármacos nitrosables, como la clindamicina, se asociaron a un mayor riesgo de malformaciones congénitas, incluyendo malformaciones cardíacas.

Los autores también encontraron que la fenoximetilpenicilina se relacionó con un mayor riesgo de malformaciones del sistema nervioso (OR ajustado 1,85; IC del 95%: 1,01-3,39; 11 casos expuestos), mientras que la exposición a eritromicina se relacionó con un mayor riesgo de malformaciones del sistema urinario (OR ajustado , 95% CI 1.08-4.17), y la moxifloxacina se asoció con un mayor riesgo de malformaciones del sistema respiratorio (OR ajustado 5.48, IC 95% 1.32-22.76, dos casos expuestos).

Las limitaciones incluyen posibles factores de confusión no medidos, como el tabaquismo, el ácido fólico y la ingesta de alcohol, así como también que el estudio no tuvo suficiente poder para detectar asociaciones entre antibióticos individuales y malformaciones específicas debido al bajo número de casos.

Se llegó a la conclusión de que, a pesar de los pequeños riesgos absolutos asociados con estos defectos de nacimiento, “cuando sea posible, los médicos deberían considerar la prescripción de antibióticos más seguros para el tratamiento de las infecciones maternas”.