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Ética

Investigaciones

Conducta profesional dolosa y las revistas médicas (Scientific misconduct and medical journals)
Howard Bauchner, Phil B. Fontanarosa, Annette Flanagin, et al
JAMA publicado en línea 19 de octubre de 2018 doi:10.1001/jama.2018.14350
Traducido por Salud y Fármacos

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE UU “Conducta dolosa en investigación se refiere a la fabricación, falsificación o plagio al proponer, realizar o revisar investigaciones, o al reportar resultados de investigaciones” [1]. Otras irregularidades importantes que involucran el proceso de investigación biomédica incluyen, pero no se limitan a cuestiones éticas (tales como no obtener el consentimiento informado, no obtener la aprobación adecuada de un comité de ética de investigación y maltratar a los participantes de la investigación), cuestiones relacionadas con responsabilidades de autoría y disputas, publicación duplicada y ocultar los conflictos de intereses. Cuando se descubre que los autores han estado involucrados en conducta dolosas al hacer investigaciones u en otras irregularidades graves relacionadas con artículos publicados en revistas científicas, los editores tienen la responsabilidad de garantizar la exactitud e integridad del documento científico [2, 3].

Aunque no se sabe mucho acerca de la prevalencia de la conducta dolosa en la ciencia, varios estudios con métodos limitados han estimado que la prevalencia de científicos involucrados en conducta científica dolosa oscila entre el 1% y el 2% [4, 5, 6]. Durante los últimos 5 años, JAMA y las revistas de la Red JAMA han publicado 12 avisos de Retracción sobre 15 artículos (incluyendo las Retracciones recientes de 6 artículos del mismo autor) [7] y 6 avisos de Expresión de Preocupación sobre 9 artículos. Estas notificaciones se publicaron principalmente porque se encontró que los estudios originales implicaban la fabricación o falsificación de datos que invalidaban la investigación y los artículos publicados; en algunos casos, las investigaciones posteriores a la publicación no pudieron proporcionar evidencia de que la investigación original fuera válida. Desde 2015, las revistas JAMA y JAMA Network también han retirado y reemplazado 12 artículos por errores generalizados involuntarios debidos a la codificación incorrecta de datos o a análisis incorrectos, sin que hubiera evidencia de conducta dolosa en la investigación [8]. Durante el mismo período, se han publicado 1021 avisos de corrección en estas revistas. Las políticas de la Red JAMA con respecto a las correcciones y la retractación con reemplazo se han publicado con anterioridad [8, 9]. En esta Editorial, el enfoque se centra en un tema más complejo y desafiante: conducta científica dolosa relacionada con la fabricación, la falsificación y el plagio al publicar la investigación [1].

El rol y las responsabilidades de los editores
Las revistas JAMA y JAMA Network reciben numerosas comunicaciones de los lectores, como cartas al editor y correos electrónicos, que critican el contenido de lo que se publica. La mayoría de las críticas son por cuestiones de interpretación, la necesidad de aclarar el contenido o diferencias de opinión; algunos abordan preocupaciones éticas, algunos no son más que quejas frívolas y algunos piden que se retracte. Sin embargo, por lo general, de 10 a 12 veces al año, estas revistas reciben denuncias de conducta científica dolosa. Todos los asuntos relacionados con estas denuncias sobre los artículos publicados en JAMA y las revistas de la Red JAMA son evaluados y administrados por trabajadores seniors de JAMA, incluyendo el editor jefe de JAMA, el editor ejecutivo, el editor ejecutivo responsable de gestión, y el consejo editorial. Esto nos permite tener proceso consistente para lidiar con una posible conducta científica dolosa. Si la acusación involucra un artículo publicado en una revista de la red, el editor jefe de esa revista se involucra y se mantiene informado sobre el avance de la investigación. Además, cuando es necesario, se obtiene peritaje adicional.

Las acusaciones de conducta científica dolosa que se presentan a las revistas son un desafío y consumen mucho tiempo de los autores, editores y, potencialmente, de las instituciones. El primer paso es determinar la validez de la denuncia y evaluar si es compatible con la definición de conducta dolosa en la investigación. En algunos casos, cuando se acusa a los autores de conducta dolosa, la crítica es más bien una interpretación diferente de los datos o desacuerdo con el enfoque estadístico utilizado, que una conducta científica dolosa. Este paso inicial también implica determinar si las personas que alegan conducta dolosa tienen conflictos de interés relevantes. En algunos casos, parece que los intereses financieros y las opiniones vigorosamente sostenidas (conflicto de interés intelectual) pueden haber detonado la acusación. Esto no significa que los posibles conflictos de interés que puedan tener las personas que presentan las acusaciones impidan la presencia de conducta científica dolosa por parte de los autores, sino que la evaluación del conflicto de interés es parte del proceso de evaluación.

Si es posible que haya conducta científica dolosa u otras irregularidades importantes en la investigación, se comparten las denuncias con el autor correspondiente, quien, en nombre de todos los coautores, debe proporcionar una respuesta detallada. Dependiendo de la naturaleza de la acusación, algunos autores pueden tardar meses en responder. Después de recibir y evaluar la respuesta, se puede obtener una revisión adicional y la participación de expertos (por ej. revisores estadísticos). En la mayoría de los casos, las respuestas de los autores y la información adicional que proporcionan en respuesta a los cuestionamientos señalados son suficientes para determinar si las cuestiones planteadas pueden constituir conducta dolosa. Para los casos en los que es poco probable que haya habido conducta dolosa, las aclaraciones, los análisis adicionales o ambos, que suelen publicarse como cartas al editor, y que a menudo incluyen una notificación de corrección y la corrección del artículo publicado son suficientes. Hasta la fecha, JAMA ha tenido muy pocos desacuerdos con los individuos que hacen las acusaciones de conducta científica dolosa, aunque algunos han criticado el tiempo que han tardado JAMA y otras revistas en resolver un problema de presunta conducta científica dolosa [10, 11, 12].

Sin embargo, si las respuestas de los autores a las alegaciones planteadas son insatisfactorias o poco convincentes, o si existe alguna duda sobre si se ha habido conducta científica dolosa, generalmente se requiere información e investigación adicional, y se contacta a las instituciones apropiadas para solicitar una evaluación formal. En ese momento, y dependiendo de la naturaleza de las acusaciones, la revista puede publicar un aviso de Expresión de Preocupación sobre los informes publicados que están cuestionados, lo que indica que han surgido problemas de validez u otros problemas que están bajo investigación [2].

Cuando se involucra a las instituciones se hace con gran cuidado por varias razones. Primero, incluso solo una acusación de conducta dolosa puede dañar la reputación de una persona. Las personas involucradas en tales alegatos han expresado esta preocupación y al notificar a una institución aumenta el nivel de escrutinio al que se los somete. En estos casos, las instituciones son responsables de garantizar el debido proceso y la confidencialidad apropiada, según sus políticas y procedimientos. En segundo lugar, al igual que JAMA recibe denuncias de conducta científica dolosa e irregularidades en la investigación, también lo hacen las instituciones. Simplemente, no es posible que todas las instituciones realicen una investigación detallada de cada denuncia que reciben; por lo tanto, las revistas JAMA y JAMA Network se aseguran de que solo se solicite la participación de las instituciones cuando se haya determinado la posibilidad de que haya habido conducta científica dolosa y los autores no hayan respondido adecuadamente a los cuestionamientos planteados.

El papel y las responsabilidades de las instituciones
Se espera que las instituciones realicen una investigación adecuada y exhaustiva de las denuncias de conducta científica dolosa. Algunas instituciones responden de inmediato, acusan recibo de la carta de la revista que describe los temas e inmediatamente comienzan la investigación. En otros casos, puede llevar tiempo identificar a las personas que se encargan de estos temas en las insituticiones, y aún así, pasan muchos meses para recibir una respuesta. Algunas instituciones parecen estar bien equipadas para llevar a cabo la investigación, mientras que otras parecen tener poca experiencia o no llevan a cabo una investigación adecuada [13]; estas instituciones pueden tardar meses o años en proporcionar a JAMA una respuesta adecuada. En los casos de conducta dolosa fuera de EE UU, las instituciones han indicado que una investigación adicional requiere que primero se resuelvan numerosos problemas legales, lo que retrasa aún más la respuesta.

El tipo de investigación que realiza una institución depende de las características específicas del problema y de las políticas y procedimientos institucionales. En algunos casos, la investigación ha involucrado la revisión de los datos, del artículo y de los artículos relacionados, y del análisis que se ha hecho de los datos. En otros casos, la investigación ha implicado un nuevo análisis por parte de los autores o un análisis estadístico por un tercero independiente que no participó en el estudio inicial. Otros casos han involucrado la investigación de problemas éticos relacionados con la investigación, como la revisión ética apropiada y la aprobación del estudio, el consentimiento informado de los participantes en el estudio y la notificación de los riestos de la investigación a los participantes. No hay un solo enfoque para todos los casos, sino que el acercamiento adecuado depende de la acusación. En 2017, un grupo de representantes que se ocupan de la conducta científica dolosa, incluyendo líderes universitarios e institucionales y directivos dedicados a la integridad de la investigación, funcionarios federales, investigadores, editores de revistas, periodistas y abogados que representan a los investigadores cuestionados, denunciantes e instituciones, examinaron las mejores y peores relacionadas con la investigación institucional de conducta científica dolosa [14]. El grupo desarrolló una lista de verificación que facilita cumplir con estándares razonables y puede ser utilizada por las instituciones cuando tienen que investigar una acusación de conducta científica dolosa y proporcionar un informe apropiado y completo después de la investigación [14].

Los editores de JAMA solicitan a las instituciones que proporcionen actualizaciones periódicas sobre el estado de una investigación, y una vez que se completa la investigación, se espera que las instituciones proporcionen a los editores un informe detallado de sus conclusiones. Para los casos en que se ha identificado conducta indebida, la institución y los autores pueden recomendar y solicitar la retractación del artículo publicado. En otros casos, basándose en el informe de la investigación de la institución, los editores de la revista determinan qué acciones son necesarias, por ejemplo, si se debe retractar un artículo; o cuando se ha puesto un aviso de Expresión de Preocupación, si debería posteriormente seguir un aviso de Retracción. En cada caso, los avisos están vinculados al y desde el artículo original, y los artículos retractados tienen una marca clara indeleble de que está retractado para que los lectores e investigadores reciban una alerta de que los artúculos originales no son válidos [2].

Conclusiones
Las denuncias de conducta científica dolosa son un reto. No todas las acusaciones justifican una investigación, pero algunas requieren una evaluación exhaustiva. JAMA revisa su acercamiento las denuncias de conducta científica dolosa con regularidad para garantizar que el proceso sea oportuno, objetivo y justo para los autores y sus instituciones, y aporte evidencia que responda directamente a las alegaciones de conducta dolosa. En última instancia, los autores, las revistas e las instituciones tienen la importante obligación de garantizar la exactitud del documento científico. Al responder apropiadamente a las inquietudes sobre conducta científica dolosa y tomar las medidas necesarias en respuesta a la evaluación de estas inquietudes, como correcciones, retracciones con cambios, avisos de expresión de preocupación y retractaciones, JAMA y las revistas de la Red JAMA continuarán cumpliendo con las responsabilidades de asegurar la validez e integridad de los archivos científicos.

Conflictos de interés
Todos los autores han llenado y entregado los las formas ICMJE para dar a conocer los conflictos potenciales de interés. Flanagin informó que ha sido miembro voluntario en la junta de STM: International Association of Scientific, Technical, and Medical Publishers.

Referencias

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creado el 4 de Diciembre de 2020