Innovación
El estado de Luisiana ha hecho un gran intento, pero los obstáculos federales dejan el plan para la hepatitis C a medias (Louisiana tries hard, but federal obstacles cause hepatitis C plan to fall short)
Sally Pipes
Forbes, 7 de agosto de 2019
https://www.forbes.com/sites/sallypipes/2019/08/07/louisiana-tries-hard-but-federal-obstacles-cause-hepatitis-c-plan-to-fall-short/#30c5efd06ec7
Traducido por Salud y Fármacos
Un estado y una compañía biofarmacéutica acordaron recientemente una nueva forma de pagar el tratamiento de pacientes con hepatitis C, la enfermedad infecciosa más mortal en EE UU.
En un momento en que los políticos y las compañías farmacéuticas están discutiendo los precios de los medicamentos, el acuerdo entre Louisiana y Asegua, una subsidiaria de Gilead Sciences, era prometedor y algo inusual. Aproximadamente 80.000 personas están infectadas con hepatitis C en ese estado, la mitad de ellos pertenecen al programa de Medicaid (seguro público para los pobres) o al sistema carcelario, que son los dos grupos objetivo del reciente acuerdo.
El acuerdo, sin embargo, no llegó a convertirse en la solución que Louisiana trabajó duro por implementar. Los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS), la agencia que establece y supervisa las normas de reembolso cuando se trata de fondos federales, en última instancia restringió el plan estatal.
Teniendo en cuenta que Louisiana tiene la segunda tasa de pobreza más alta de la nación, y se considera uno de los estados menos saludables, uno esperaría que los CMS apoyaran con entusiasmo a Louisiana para lograr su objetivo de eliminar la hepatitis C.
Neeraj Sood, profesor de política pública de la Universidad del Sur de California, describió el anticipado plan de esta manera: “Un solo fabricante de medicamentos [proporcionará] todas las píldoras contra la hepatitis que el estado necesite por una suma global, pagable anualmente durante un contrato de cinco años”. La compañía “estará lista para suministrar tantas píldoras como pida el estado. El modelo de precio por píldora desaparece, por lo que Louisiana puede tratar a tantos pacientes como quiera sin preocuparse por el número de pacientes que reciban tratamiento”.
Esta estructura generalmente se denomina “modelo de suscripción”. Los incentivos se alinean. Ambas partes tienen razones para encontrar y tratar al mayor número de personas enfermas, lo más rápidamente posible. Louisiana tiene una obligación de pago anual definida que sabe que puede cumplir (con ayuda federal), y la compañía farmacéutica obtiene un flujo fijo de dinero en efectivo durante cinco años.
En una reunión en diciembre, Rebekah Gee, la principal funcionaria de salud de Louisiana, respaldó enfáticamente el modelo de suscripción. “Podemos garantizar el gasto en medicamentos para tratar la hepatitis C durante unos años”. “La idea es hacer nuestro gasto ahora… Y la compañía nos garantiza el medicamento necesario”, sin importar cuántos pacientes reciban tratamiento.
Este plan fue elogiado por expertos en políticas de salud.
Scott Gottlieb, M.D., ex comisionado de la FDA, describió el plan de pago como “potencialmente innovador”. En el New York Times, Tina Rosenberg lo calificó de “una gran idea” y sugirió que el modelo se replicase “en otros lugares y para otros medicamentos”.
Desafortunadamente, cuando llegó el momento de presentar el contrato de licitación, Louisiana tuvo que reemplazar su plan con algo mucho más convencional: un límite de gastos.
Según el modelo aprobado, Asegua, que ganó la licitación, recibe un pago por los pacientes que trata. La única diferencia entre esto y un enfoque tradicional de “precio por píldora” es que, si Louisiana solicita más medicamentos, por encima del pago anual acordado, Asegua debe tratar a esos pacientes de forma gratuita.
Tal modelo claramente no es sostenible a largo plazo para otros estados y otros medicamentos.
Un verdadero modelo de suscripción (un contrato de varios años con pagos fijos) es obviamente atractivo. Sin tales garantías, la atracción se evapora rápidamente, y también lo hace la probabilidad de eliminar una enfermedad en un tiempo más corto.
Ciertamente, el acuerdo que Louisiana y la subsidiaria de Gilead alcanzaron el mes pasado, después de una licitación competitiva, es un buen primer paso, y los funcionarios del estado, desde el gobernador John Bel Edwards en adelante, merecen elogios. Pero no era el “gran plan” que Rosenberg y otros esperaban, o que Rebekah Gee había descrito anteriormente.
El modelo de subscripción tal como se debe hacer puede que no sea la respuesta para todos los estados y todas las enfermedades. Pero vale la pena considerarlo, especialmente porque ha obtenido el apoyo de expertos en políticas de todas las orientaciones políticas. Y sin duda, hoy, es el correcto para Louisiana. Es una pena que los funcionarios federales no estuvieran preparados y les faltara la visión y determinación que se necesitaba para implementarlo.