Agencias Reguladoras
EE UU y Canadá
La vía de aprobación acelerada se ha convertido en rutina
Salud y Fármacos, 31 de octubre de 2019
En julio pasado, el Wall Street Journal publicó los resultados de su estudio sobre la aprobación acelerada de los medicamentos, especialmente los oncológicos [1].
En 2018, la FDA aprobó 43 medicamentos por la vía acelerada, que representa el 78% de todos los medicamentos aprobados. Hace una década por esta vía sólo había aprobado 10, o el 38% del total.
La vía acelerada se estableció para facilitar el acceso de pacientes, con enfermedades mortales o debilitantes con pocos o ningún tratamiento disponible, a medicamentos en vía de desarrollo que pudieran ofrecer alguna esperanza. Estas aprobaciones se otorgan en base a los resultados prometedores de estudios de corta duración, y el proceso que utiliza la FDA es más corto que el que utiliza en las revisiones rutinarias. A medida que se acelera el proceso de revisión, también es más probable que la FDA utilice criterios de aprobación más laxos, por ejemplo, medidas indirectas de impacto en lugar de evidencia de que el medicamento mejora la supervivencia. Por eso, cuando se utiliza la vía acelerada, la FDA exige que se hagan estudios de pos-comercialización, con la esperanza de que confirmen los beneficios del nuevo tratamiento y obtener mejor información de seguridad.
La mayoría de los medicamentos oncológicos se aprueban por la vía acelerada, sin que se haya demostrado que alargan la vida de los pacientes más que un placebo u otros medicamentos. En general estos medicamentos se utilizan en etapas avanzadas de enfermedades críticas. El problema es que cada vez se comercializan más medicamentos con menos evidencia de ser efectivos, a veces exponiendo a quiénes los consumen a riesgos innecesarios, y ocasionando grandes erogaciones financieras a los programas públicos, los seguros privados y a los propios pacientes.
Por ejemplo, en 2016, la FDA aprobó Latruvo por la vía acelerada, en base a los resultados de un pequeño estudio (n=133) en el que parecía que había alargado la vida de los pacientes en comparación con los que solo recibieron quimioterapia (26,5 meses versus 14,7 meses, respectivamente). Sin embargo, Eli lilly decidió en abril de este año retirarlo del mercado porque un nuevo estudio demostró que no alargaba la vida de pacientes con sarcoma avanzado. Pero, para entonces, solo en EE UU, 5.000 pacientes habían recibido el tratamiento que cuesta US$17.000 al mes.
Expertos en la enfermedad se oponían a la aprobación de Latruvo hasta tener más datos confirmatorios, y los mismos funcionarios de la FDA tenían dudas sobre la efectividad de Latruvo, pero reconocieron que en las aprobaciones por la vía acelerada es difícil tomar la decisión final y no esperan tener siempre la razón. Hay críticos que dicen que las empresas no deberían lucrar con los medicamentos que resulten ineficaces; y se ha propuesto que un tercero fije los precios de estos productos y que solo se pague a las empresas cuando se logran los objetivos prometidos.
Cabe destacar que algunos productos aprobados por la vía acelerada han resultado ser muy útiles, por ejemplo, el Gleevec para la leucemia, y otros medicamentos para el VIH/sida y la hepatitis. Además, los medicamentos aprobados por la vía tradicional tampoco ofrecen garantías a todos los pacientes y conllevan sus propios riesgos.
De todos los medicamentos oncológicos que la FDA aprobó por la vía acelerada entre 2015 y 2018, en el momento de la aprobación solo el 19% habían probado alargar la supervivencia general, mientras que entre los aprobados en el periodo 2011-2014, el 26% lo habían hecho. Es probable que, si la FDA fortaleciera los criterios de aprobación, la industria mejoraría sus productos.
Los estudios de pos-comercialización que solicita la FDA para conocer mejor los productos que aprueba por la vía acelerada utilizando criterios relativamente laxos, no se suelen concluir dentro de los plazos establecidos. Por ejemplo, el 88% de los medicamentos oncológicos que aprobó la FDA por la vía acelerada entre 2015 y 2018 sin demostrar que alargaban la supervivencia general todavía no han completado los estudios de pos-comercialización; y entre los que fueron aprobados entre 2011-2014, el 44% todavía no tiene pruebas.
Algunos estudios pos-comercialización han aportado mejores resultados que los estudios iniciales, por ejemplo, Kisqali, pera el cáncer de seno; pero en otros ha ocurrido lo contrario. En 2016, la FDA aprobó Tecentriq porque en un pequeño estudio, sin comparar con placebo u otro tratamiento, mostró que lograba reducir los tumores de pacientes con cáncer de vejiga avanzado; sin embargo, en 2017, en base a los resultados de un estudio más amplio, Roche dijo que no logró alargar la supervivencia general más allá que otros tratamientos, y en 2018 se documentó que, comparado con la quimioterapia, había reducido la supervivencia en un subgrupo de pacientes. Según Roche, 11.000 estadounidenses han sido tratados con Tecentriq, a un costo mensual de entre US$12.900 a US$13.500.
A pesar de todo, las entidades reguladoras piensan que mantener el sistema de aprobación por la vía acelerada es lo correcto, pues permite acceder a las nuevas terapias mientras se confirman sus beneficios con estudios de mayor muestra o duración. Con ello, los reguladores también responden a la presión de los médicos, fabricantes de medicamentos, grupos de pacientes y formuladores de políticas para que los medicamentos lleguen al mercado lo antes posible.