Prescripción
Los suplementos y las dietas para la salud cardiaca muestran poca evidencia de beneficios (Supplements and diets for heart health show limited proof of Benefit)
Anahad O’Connor
New York Times, 8 de julio de 2019
https://www.nytimes.com/2019/07/08/well/eat/supplements-and-diets-for-heart-health-show-limited-proof-of-benefit.html
Traducido por Salud y Fármacos
Algunos suplementos pueden ser perjudiciales para la salud cardiovascular.
Millones de estadounidenses usan suplementos dietéticos y una variedad de dietas para proteger la salud de su corazón. Pero el análisis de una gran cantidad de información encontró que había muy pocos resultados de estudios rigurosos que demostraran que los suplementos y algunas dietas ampliamente recomendadas previenen las enfermedades cardiacas.
La nueva investigación, publicada en Annals of Internal Medicine, revisó los datos de cientos de ensayos clínicos que involucraron a casi un millón de personas y descubrió que solo unos pocos de los 16 suplementos de uso frecuente y solo una de las ocho dietas evaluadas tuvieron un efecto notable en la salud cardiovascular.
El ácido fólico, las dietas bajas en sal y los ácidos grasos omega-3, los que se encuentran en el aceite de pescado, mostraron algunos beneficios. Pero la evidencia es bastante débil. Y al menos uno mostró evidencia de que es perjudicial: tomar calcio con vitamina D aumentó el riesgo de accidente cerebrovascular, posiblemente porque aumenta la coagulación sanguínea y el endurecimiento de las arterias.
Es probable que los hallazgos provoquen controversia y siga el debate. Pero los investigadores dijeron que un mensaje claro de su análisis es que más de la mitad de los estadounidenses que usan suplementos dietéticos deben desconfiar de las afirmaciones de que las multivitaminas y otros suplementos mejorarán la salud de su corazón.
“Las personas que toman estos suplementos para mejorar su salud cardiovascular están desperdiciando su dinero”, dijo el Dr. Safi U. Khan, profesor asistente de la Facultad de Medicina de la Universidad de West Virginia y autor principal del nuevo estudio.
Los hallazgos con respecto a los suplementos coinciden con las conclusiones de un informe del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE UU, un grupo influyente de expertos en salud que revisó los suplementos de vitaminas y minerales en 2013 y encontró pocas pruebas de que promuevan la salud cardiovascular. “Esto se ha demostrado de manera muy consistente”, dijo el Dr. Khan.
El nuevo estudio fue exhaustivo. Los autores estudiaron 24 suplementos y dietas analizando datos de 277 ensayos de prevención cardiovascular que involucraron a un total de 992.000 personas. Para obtener respuestas concluyentes, seleccionaron solo ensayos controlados aleatorios, en los que se asigna aleatoriamente a las personas a diversas intervenciones durante un período de tiempo establecido, y es el método que se considera “estándar de oro” para probar tratamientos. Se excluyeron los datos más débiles de los estudios observacionales, que pueden mostrar solo correlaciones, y no causa y efecto.
Finalmente, los investigadores encontraron una sorprendente falta de beneficios tangibles para casi todo lo que analizaron, tanto los suplementos como las dietas.
Entre los suplementos que no mostraron evidencia de protección cardiovascular estaban las vitaminas A, B, C, D y E, así como el betacaroteno, calcio, hierro, antioxidantes y multivitaminas. Si bien se descubrió que dos suplementos tienen algún beneficio, el ácido fólico y los ácidos grasos omega-3, también hicieron advertencias importantes.
Se encontró que tomar ácido fólico reduce el riesgo de accidente cerebrovascular. Pero el hallazgo fue impulsado en gran medida por investigación en China, donde la deficiencia de esta vitamina es frecuente. Los investigadores dijeron que no estaba claro que las personas que toman ácido fólico en EE UU, donde los alimentos están fortificados con este producto, obtendrían el mismo beneficio.
El aceite de pescado, uno de los suplementos más populares en EE UU, se usa ampliamente por sus ácidos grasos omega-3, que son antiinflamatorios. Un ensayo clínico reciente encontró que los pacientes de alto riesgo que tomaron dosis muy grandes de Vascepa, una forma purificada de omega-3 que está disponible solo con receta médica, experimentaron una reducción de los eventos cardiovasculares. Otro estudio encontró que suplementar con aceite de pescado podría beneficiar a las personas que comen muy poco pescado. Pero la mayoría de los ensayos con aceite de pescado han sido decepcionantes. El Dr. Khan y sus colegas concluyeron que solo había pruebas débiles, en el mejor de los casos, de que tomar aceite de pescado podría prevenir enfermedades del corazón.
“Esto simplemente refuerza que la narrativa sobre el suplemento es muy inestable”, dijo el Dr. Eric Topol, cardiólogo y fundador del Instituto Scripps Research Translational, quien escribió una editorial que acompañaba la nueva revisión. “No solo existe la posibilidad de daño, sino que tampoco hay pruebas contundentes de beneficio”.
Cuando el Dr. Khan y sus coautores analizaron varias dietas recomendadas para la prevención cardiovascular, encontraron una falta similar de evidencia sólida.
Ese fue ciertamente el caso de las dietas bajas en grasas, que las autoridades de salud han recomendado durante décadas como una forma de reducir el colesterol y el riesgo de enfermedades cardíacas. El Dr. Khan y sus colegas encontraron que los ensayos aleatorios más rigurosos no proporcionaron evidencia de que comer menos grasas, incluyendo grasas saturadas, tuviera un impacto en la mortalidad o en la salud cardiovascular. Durante los últimos años, las autoridades de salud ponen menos énfasis en las dietas bajas en grasas, aunque las pautas dietéticas del gobierno federal aún alientan a las personas a limitar su consumo de alimentos ricos en grasas saturadas, como mantequilla, carne y queso.
Una dieta que sigue siendo muy promocionada por las autoridades sanitarias es la dieta mediterránea, con su abundancia de granos enteros, legumbres (frijoles, lentejas…), nueces, frutas y verduras y aceite de oliva. Si bien los ensayos clínicos han encontrado que reduce el riesgo cardiovascular, algunos de los ensayos más importantes eran defectuosos, y los expertos que han analizado la evidencia de la dieta han pedido precaución.
Uno de los ensayos más grandes de dieta mediterránea y al que se ha hecho mucha propaganda, es el llamado Predimed, que se publicó en 2013, y descubrió que reducía los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares. Pero el año pasado fue retirado por problemas metodológicos. Los autores de Predimed publicaron un nuevo análisis de sus datos, alegando que sus conclusiones no habían cambiado. Pero otros ensayos sobre la dieta mediterránea se han visto envueltos en controversias similares. Después de analizar los datos de todos los ensayos relevantes, el Dr. Khan y sus colegas encontraron que “la totalidad de la evidencia no favoreció a la dieta mediterránea para la salud cardiovascular”.
“No es favorable ni perjudicial”, agregó. “Es solo una dieta neutral, desde la perspectiva cardiovascular”.
La única intervención dietética que parecía estar más apoyada por los ensayos aleatorios es reducir la ingesta de sal, aunque los investigadores calificaron la evidencia solo como de “certeza moderada”. Y hubo matices. Las dietas bajas en sal redujeron la mortalidad por todas las causas solo en las personas con presión arterial normal. Entre las personas con hipertensión, la disminución de la ingesta de sal redujo las muertes por enfermedad cardíaca pero no por otras causas.
El Dr. Topol dijo que en su propia clínica ve una amplia gama de respuestas a la ingesta de sal. Algunas personas son muy sensibles a la sal: un pequeño aumento en los alimentos salados puede tener un efecto pronunciado en su presión arterial. Pero otros pueden comer comidas cargadas de sal y su presión arterial difícilmente se ve afectada.
El Dr. Topol dijo que considera que los estudios de dieta son difíciles de interpretar porque rara vez tienen en cuenta que diferentes personas pueden tener respuestas marcadamente diferentes a los cambios en la dieta, ya sea reducir la sal o evitar las grasas o los carbohidratos.
“El problema que tenemos aquí es que todos estos estudios tratan esencialmente a todas las personas de la misma manera”, dijo. “Creo que todas estas cosas son bastante heterogéneas. Tal vez la restricción de sal realmente sea beneficiosa para algunas, pero desconocemos el tipo de personas que se beneficiarían”.