Agencias Reguladoras
Fue un fin de semana polémico en la FDA, por los ataques que recibieron del presidente Donald Trump y sus aliados, quienes afirmaron que los empleados del “estado profundo” que están dentro de la agencia socavan su lucha contra la pandemia de COVID-19.
Vale la pena señalar que, desde un principio, exfuncionarios de la agencia han defendido el trabajo de la FDA, y la administración no ha ofrecido ninguna evidencia para respaldar su acusación. Pero la madrugada del sábado, después de algunos informes de prensa sobre la lentitud de las inscripciones en los ensayos de medicamentos y vacunas para la COVID-19, Trump tuiteó que ciertas personas en la FDA están “haciendo muy difícil que las compañías farmacéuticas consigan personas para participar en los ensayos clínicos de vacunas y terapias”.
El presidente afirmó además que la gente de la agencia “espera poder retrasar la respuesta hasta después del 3 de noviembre” [último día que se puede votar en las elecciones nacionales]. En su comunicación culpó a Stephen Han, comisionado de la FDA, y dijo a la agencia que se concentrara en “darse prisa y salvar vidas”.
La acusación no cayó bien entre los expertos y funcionarios. En Twitter, la senadora Patty Murray calificó al tuit del presidente como “peligroso” y dijo que el público “no debe tener ninguna duda de que la FDA basa sus decisiones en la ciencia, no en las teorías conspiratorias del presidente”. La senadora escribió que Trump en vez de escuchar a los expertos los está “atacando”.
Robert Califf, ex comisionado de la agencia tuiteó que las decisiones de la FDA las toman “funcionarios públicos que están dedicados de tiempo completo a la agencia”. El personal de la FDA “trabaja para la salud pública”, y agregó es “ingenuo creer que la política no es parte de esta realidad, tanto demócratas como republicanos”. Explicó que el comisionado es responsable de mantener la independencia de la agencia.
Scott Gottlieb, otro excomisionado, apoyó la independencia de la autoridad de la agencia, y en el programa de TV Face the Nation rechazó la idea de que los expertos de la FDA “ralentizaran o aceleraran cualquier cosa” en respuesta a intereses políticos.
BIO, un grupo comercial formado por muchas empresas que investigan vacunas y medicamentos para COVID-19, dijo en un comunicado al Washington Post y al blog Stat que “confía en que todos estén trabajando lo más rápidamente posible para garantizar que cualquier vacuna o nueva terapia sea segura y eficaz, y los pacientes las puedan usar”.
Según Axios, el tuit del presidente se produjo después de que el asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro emitiera una acusación similar. Se dice que la semana pasada, durante una reunión con funcionarios de la FDA, Navarro les acusó de haberse convertido un “estado profundo” y dijo que “necesitan adecuarse a los plazos que Trump ha establecido [en inglés “Trump Time”. Axios añadió que Navarro lleva semanas sintiéndose frustrado con la agencia, y dice que su supuesta lentitud en responder a la pandemia es responsable de muchas muertes.
El tono de las acusaciones de Trump cambió rápidamente con el anuncio de una decisión de la FDA. El domingo (25 de octubre), Trump elogió que la agencia hubiera autorizado por uso de emergencia el plasma de convalecientes de COVID y lo calificó de “avance histórico”, incluso cuando los expertos discreparon porque los datos eran limitados y Hahn hizo una caracterización errónea de la evidencia al afirmar que aunque el número no era exacto, el plasma de convalecientes se asoció con “una mejora de un 35% en la supervivencia”. Sus críticos dijeron que estos datos provienen de un ensayo de un solo brazo que no estaba controlado con placebo.