Políticas
EE UU y Canadá
Biden podría activar una ley de defensa nacional para vacunar al mundo
Salud y Fármacos
Boletín Fármacos; Agencias Reguladoras y Políticas 2021; 24(4)
Tags: aumentar la producción de vacunas, ley de defensa nacional, LPD, propiedad intelectual, derechos de pantente, ARNm, Novavax, AstraZeneca, Corea del Sur, ADPIC, BARDA
Zain Rizvi, Jishian Ravinthiran, Amy Kapczynski describen en un artículo publicado en Health Affairs Blog cómo Biden podría utilizar una ley de defensa nacional para lograr que se produzcan suficientes dosis de vacunas covid para vacunar al mundo entero [1]. A continuación, resumimos los puntos más importantes.
- La administración Biden ha dicho que quiere responder a la amenaza que covid representa para la salud global. La Ley de Producción de Defensa (LPD) permite compartir tecnología y aumentar la producción mundial de vacunas. Compartir ese conocimiento es la mejor forma de proteger a los estadounidenses.
- Ampliar la capacidad de fabricación mundial es fundamental porque las donaciones y los acuerdos bilaterales que se han establecido para entregar vacunas a los países de bajos y medianos ingresos no pueden satisfacer rápidamente la demanda mundial (se requieren 11.000 millones de dosis). Para ampliar la fabricación, las empresas tienen que compartir el conocimiento y la experiencia de fabricación, pero hasta ahora no han querido proporcionar conocimientos especializados a otras empresas que perciben como competidores, por lo que se requiere la intervención del gobierno.
- Según la Organización Mundial de la Salud, 19 fabricantes de más de una docena de países de África, Asia y América Latina han expresado interés en aumentar la producción de vacunas de ARNm. El gobierno de Corea del Sur, por ejemplo, ha dicho que tiene capacidad para producir mil millones de dosis de vacunas de ARNm de inmediato, pero hasta ahora no ha logrado asegurar la tecnología de ARNm.
- El presidente Biden puede utilizar las disposiciones de la ley de defensa nacional para exigir que las empresas farmacéuticas firmen contratos de transferencia de tecnología y compartan los conocimientos técnicos de fabricación a cambio de una compensación razonable. Esto, acompañado de la inversión necesaria, permitiría establecer centros regionales capaces de producir miles de millones de dosis.
- La transferencia de tecnología puede ser rápida. Según los datos de Knowledge Ecology International, los fabricantes de vacunas covid-19 suelen comenzar la producción a los seis meses de haber iniciado la transferencia de tecnología. Por ejemplo, BioNTech compró una fábrica de anticuerpos contra el cáncer en septiembre de 2020, y en marzo de 2021 ya había capacitado al personal, recibido autorizaciones regulatorias y había comenzado la producción comercial de vacunas de ARNm.
- Para transferir tecnología se requieren pocos recursos. Novavax logró hacerlo enviando a una docena de personas a diferentes partes del mundo. AstraZeneca pudo transferir tecnología a un socio argentino virtualmente, compartiendo experiencia exclusivamente a través de videollamadas y seminarios Zoom.
- El alcance de algunos acuerdos de transferencia de tecnología que han iniciado las propias empresas ha sido limitado. Novavax, por ejemplo, inicialmente solo permitió que el Serum Institute of India llenara y terminara los viales, en lugar de producir el antígeno.
- Para liberar todo el potencial de la fabricación mundial de vacunas covid-19 tiene que intervenir el gobierno: hay que superar los monopolios, actuando sobre la protección de la propiedad intelectual (incluyendo la exención de los ADPIC) y hay que diseñar una acción concertada para exigir el intercambio de información y datos. El gobierno de EE UU, siendo el mayor financiador de investigación y desarrollo relacionado con el coronavirus, está en una posición única para impulsar a las empresas a compartir el conocimiento necesario para poner fin a la pandemia.
- Las Leyes de poderes de guerra de la Segunda Guerra Mundial, especialmente la Ley de Producción de Defensa (LPD) otorga al presidente la autoridad necesaria para defender a la nación. La definición de “defensa nacional” incluye “asistencia militar o de infraestructura crítica a cualquier nación extranjera” y “asistencia y protección de infraestructura crítica” (que incluye sistemas y activos, cuya degradación tendría un impacto debilitante en la “salud pública nacional”), así como “actividades de preparación para emergencias”. Por lo que la capacidad para producir vacunas encaja perfectamente en esta definición.
- Los programas para lograr la vacunación global también preparan y minimizar la amenaza que representa una nueva variante para la población estadounidense, por lo que se puede considerar una “actividad de preparación para emergencias”.
- Según la LPD, el presidente puede exigir que las empresas farmacéuticas con sede en EE UU compartan los conocimientos técnicos para respaldar la producción de vacunas para todo el mundo. Los autores del artículo han descrito los aspectos pertinentes de la ley en otros artículos [2], y en este se centran en dos:
- el Título I de la LPD autoriza al presidente a “asignar materiales, servicios e instalaciones” para promover las necesidades de defensa nacional. La definición de “materiales” incluye “cualquier información técnica o servicios auxiliares para el uso de dichos materiales” (en este caso la información sobre el proceso de producción de la vacuna);
- el Título I de la LPD, la orden ejecutiva 13603 y las regulaciones de implementación aclaran que el gobierno federal puede exigir a las empresas que acepten y prioricen contratos que promuevan la defensa nacional. EE UU tiene capacidad para contratar a estas empresas para que transfieran su tecnología y con eso aumente la producción de vacunas. Por ejemplo, como parte de su contrato con el gobierno de EE UU, Pfizer acordó transferir el conocimiento y el proceso de producción de su socio BioNTech en Europa a EE UU. La LPD establece que el presidente puede dar un paso más y exigir la aceptación y priorización de estos contratos por parte de las empresas farmacéuticas estadounidenses para responder a las necesidades de defensa nacional.
- Basándose en la LPD, el gobierno de EE UU podría establecer un “centro tecnológico” para el intercambio de conocimientos sobre la producción de vacunas covid-19 con una entidad gubernamental de EE UU, como la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA). BARDA, a su vez, podría compartir esta información crítica con el resto de los países, ayudando a la construcción instalaciones de fabricación en el exterior y a la formación de personal de países extranjeros.
- El gobierno de EE UU también podría exigir directamente a las empresas que compartieran tecnología con otras organizaciones en el extranjero, estableciendo nuevas asociaciones con fabricantes extranjeros y la Organización Mundial de la Salud. Aunque el estatuto de la LPD parece limitar su aplicación a EE UU, desde al menos 2003 se ha utilizado para transferir tecnología al extranjero. En particular, la administración de Biden probablemente usó la LPD para redirigir las materias primas de la vacuna de AstraZeneca de EE UU al Serum Institute de India. En segundo lugar, la LPD se ha modificado explícitamente para incluir varios usos en el extranjero. En 2009, el Congreso enmendó la definición de “defensa nacional” bajo la LPD para incluir “asistencia militar o de infraestructura crítica a cualquier nación extranjera”. Esto demuestra que el Congreso visualizó claramente los usos del LPD que ayudan a fortalecer la infraestructura crítica de las naciones extranjeras.
- En cualquier caso, el gobierno federal debería compensar razonablemente a las empresas estadounidenses por transferir conocimientos técnicos para aumentar la producción mundial de vacunas, teniendo en cuenta el valor de los subsidios, las inversiones y las tecnologías federales.
- Es posible que surjan desafíos legales, pero es poco probable que tengan éxito.
- Esta pandemia no terminará sin mayor cooperación mundial. Al apoyar la transferencia de tecnología en el extranjero y la creación de centros regionales para producir suficientes dosis de vacunas para el mundo, EE UU no solo puede ayudar a poner fin a esta tragedia mundial, sino también a establecer la infraestructura necesaria para hacer frente a futuras pandemias.