Las empresas farmacéuticas están divulgando información sobre sus ganancias durante el segundo trimestre, y los fabricantes de medicamentos más grandes de EE UU muestran su poder. Los gigantes de los medicamentos, Bristol Myers Squibb, Merck, Novartis y Johnson & Johnson obtuvieron ganancias de miles de millones en el segundo trimestre. Esas empresas revelaron ganancias netas de US$1.100, US$1.200, US$2.900 y la friolera de US$6.300 millones, respectivamente. Si bien el observador financiero promedio podría asumir que esas enormes ganancias son el resultado de la innovación y de maniobras comerciales astutas, la verdadera fuerza impulsora detrás del éxito es el costo creciente de los medicamentos de venta con receta.

Durante décadas, las grandes empresas farmacéuticas han manipulado los mercados y las regulaciones gubernamentales para eludir la ley y limitar la competencia, todo mientras obtienen grandes ganancias a costa de los estadounidenses que buscan pagar sus medicamentos que salvan vidas.

Los medicamentos de venta con receta tienen un impacto descomunal en el sistema de salud estadounidense. En EE UU, dos de cada tres estadounidenses dependen de al menos una receta. Solo en 2019, se surtieron casi 3.792 millones de recetas, una cantidad que la Universidad de Georgetown estima que representa el 16% del gasto anual en atención médica, o unos US$1,200 al año por familia estadounidense. Y para la mayoría de los estadounidenses, sus recetas no son una opción. Esos medicamentos se utilizan para tratar el dolor crónico debilitante y problemas de salud que podrían ser mortales.

Las compañías farmacéuticas son muy conscientes de su papel en el sistema de salud estadounidense y han utilizado su inmensa influencia para jugar con ese sistema. Los ejecutivos farmacéuticos se han tornado soñadores y dicen que los altos precios de los medicamentos son una necesidad desafortunada: el lamentable costo de los negocios, que permiten que se haga la investigación necesaria para descubrir tratamientos novedosos, dicen. Sin embargo, la evidencia ha demostrado que simplemente no es cierto. En 2019, un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh publicó datos que demostraban que las compañías farmacéuticas obtuvieron US$8,6 billones en ganancias entre 2000 y 2018, simplemente aumentando los precios de los medicamentos de uso más frecuente sin realizar cambios importantes en sus métodos de producción o formulaciones.

Un análisis más cercano sobre cómo se utilizan las ganancias es aún más preocupante. Las grandes compañías farmacéuticas pueden usar el dinero que ganan para hacer “pagos por demora” (https://www.ftc.gov/news-events/media-resources/mergers-competition/pay-delay), una táctica sin escrúpulos utilizada por las grandes compañías farmacéuticas para reprimir la competencia y mantener los precios de los medicamentos por las nubes. A través de estos esquemas de pago por demora, que la FTC estima que cuestan a los estadounidenses US$3.500 millones adicionales por año, las compañías farmacéuticas pagan a los fabricantes de genéricos para que no produzcan la versión genérica de los medicamentos, aunque haya caducado la patente del medicamento. Esto significa que las compañías farmacéuticas más pequeñas no tienen ningún incentivo para fabricar los genéricos que reducen el costo de las recetas que necesitan los estadounidenses, y las grandes empresas farmacéuticas pueden seguir generando ganancias escandalosas sin tener que innovar.

A medida que se van publicando las ganancias del segundo trimestre, vemos que persiste el patrón de décadas: las grandes compañías farmacéuticas acumulan dinero y se benefician a costa de los estadounidenses enfermos. Si bien el presidente Joe Biden ha apuntado a los esquemas de pago por demora en su reciente orden ejecutiva sobre competencia, hay que hacer más. Necesitamos que nuestros líderes electos en el Congreso, como el líder de la mayoría del Senado Chuck Schumer (D-N.Y.) y la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (D-Calif), tomen medidas y trabajen en la búsqueda de soluciones lógicas para reducir los costos de los medicamentos de venta con receta. El pueblo estadounidense cuenta con ello.