“Algunas personas han ganado miles de millones con la vacuna Moderna, una tecnología que salva vidas, desarrollada casi en su totalidad con fondos de los contribuyentes”.

Este año, dos de los fundadores de Moderna ingresaron a la lista de las 400 personas más ricas de EE UU de Forbes, mientras el gigante farmacéutico con sede en Massachusetts continúa obteniendo importantes ganancias de su vacuna contra el coronavirus y se resiste a los llamados para compartir la receta con el resto del mundo.

El presidente y cofundador de Moderna, Noubar Afeyan, el miembro de la junta directiva y cofundador Robert Langer, y el primer inversor Timothy Springer aparecieron en la lista de Forbes por primera vez.

Como informó el Washington Post el miércoles, los tres nuevos multimillonarios “tienen acciones en la empresa de biotecnología, y el año pasado se disparó el precio de sus acciones, por lo que junto con el gigante farmacéutico estadounidense Pfizer y su socio alemán BioNTech, ingresaron miles de millones de dólares por las ventas de las vacunas, a medida que se propagaba el virus”.

Los activistas de salud pública han criticado a Moderna durante meses, el fabricante de una de las dos vacunas de ARNm disponibles, por rechazar los esfuerzos de transferencia de tecnología que ayudarían a impulsar el suministro mundial de vacunas e igualar su distribución, que hasta ahora se ha sesgado drásticamente hacia los países ricos.

Hasta la fecha, solo el 2,3% de las personas en países de bajos ingresos han recibido al menos una dosis de vacuna contra el coronavirus.

Los críticos han señalado repetidamente que el programa de desarrollo de la vacuna contra el coronavirus de Moderna fue financiado al 100% por los contribuyentes estadounidenses. Los expertos también han enfatizado que el gobierno de EE UU posee una patente que cubre la tecnología clave de proteína de punta que utiliza la vacuna de Moderna, lo que significa que la administración Biden puede obligar a la compañía a compartir su receta y conocimientos de manufactura.

Reacio a utilizar tal influencia, el presidente Joe Biden ha instado en privado a Moderna a otorgar la licencia de su tecnología a fabricantes calificados en países de bajos ingresos, pero la compañía se ha negado a cooperar.

Hasta ahora, Moderna ha vendido la inmensa mayoría de su suministro de vacunas a países ricos como EE UU, donde se han administrado más de 150 millones de inyecciones de vacunas de ARNm de la compañía.

En un informe publicado el mes pasado, Amnistía Internacional señaló que Moderna “aún no ha administrado una sola dosis de vacuna a un país de bajos ingresos, ha proporcionado solo el 12% de sus vacunas a países de ingresos medianos bajos y no entregará una parte importante de la mayoría de sus pedidos de COVAX hasta 2022”.

“Precios más altos generarán más de US$47.000 millones en ingresos para fines de 2022”, estimó Amnistía.